Las escuelas, otra batalla con Trump
El presidente Donald Trump quiere que las escuelas normalicen el curso en otoño y se abran. Lo ha dicho verbalmente y como es habitual en mayúsculas en su cuenta de Twitter.
Es más, ayer comparó la situación con la de las aperturas de los centros de educación de los países nórdicos, cuyos sistemas sociales y económicos están a años luz de los estadounidenses y que con excepciones han controlado la pandemia a niveles manejables. En EEUU se ha batido el récord de nuevos casos, ya son tres millones de contagiados y se han registrado 131,857 fallecimientos, el mayor número en el mundo, según la Johns Hopkins University. Trump amenazó con retirar la financiación a los estados en caso de que no se abrieran las escuelas y ha pedido al Centro de Control de Enfermedades Infecciosas, (CDC) que elabore directivas nuevas que no sean tan duras o caras como las actuales para volver a reabrir los centros.
El vicepresidente Mike Pence dijo que la semana que viene se tendrían estas líneas nuevas de trabajo. “no queremos que las directrices del CDC sean la razón por la que las escuelas no abren”, dijo.
La apertura de la escuela es clave para la normalización social y económica. Sin ellas la vuelta al trabajo es muy complicada para los padres y se rompe parte de la red social ya que además de centros de enseñanza las escuelas proveen ayuda de alimentos y otras funciones de apoyo social.
Todos los responsables políticos quieren abrir pero a nivel estatal y municipal se ha puesto de manifiesto que no a cualquier precio. “La seguridad y la salud es lo primero”, reiteraron ayer Bill de Blasio y Richard Carranza. El gobernador Andrew Cuomo volvió a arremeter contra las declaraciones del presidente y le recordó que no tiene autoridad para abrir o cerrar las escuelas o para cortar la financiación de estas. Cuomo recordó al presidente que hay una Constitución y leyes que delimitan sus competencias y no está en su mano sino en la de los estados decidir la apertura y el cierre.
El presupuesto federal destinado a las escuelas no es elevado y se destina sobre todo a programas de asistencia a estudiantes de bajos ingresos y niños con discapacidades pero está decidido por el Congreso y el presidente no puede cambiarlo unilateralmente.l