Las remesas a Guatemala aumentaron un 15.1%
En el último mes con respecto a mayo, al sumar 963 millones de dólares en junio.
“En 2019 por primera vez México se convirtió en el primer socio comercial de Estados Unidos por primera vez desde que existen estadísticas y esto no fue resultado de un particular esfuerzo de las exportaciones mexicanas sino por el desplome de
las exportaciones chinas a EEUU”
que fluctúan entre China y México. “Se calcula que unas 70,000 empresas estadounidenses van a salir de China próximamente por esta tensión”.
Hace poco, una empresa se manufacturas china ‘Fuling Global’ se mudó a Monterrey, en el estado de Nuevo León, para dejar a un lado el pleito. El CEO de la compañía reconoció que el 85% de sus ingresos provenían de sus exportaciones a Estados Unidos y decidió rediseñarla a favor de los intereses de México amén de su propia supervivencia.
Esfuerzos condicionantes
La atracción de la inversión extranjera en México como opción desde China es una realidad aún mayor desde el 1 de julio pasado porque uno de los obstáculos que evitaba el incremento era la incertidumbre creada por la falta de ratificación del T-MEC; pero una vez que se echó a andar, las empresas del exterior comenzaron a mirar con mejores ojos al país.
Quedan pendientes algunos temas como la falta de Estado de Derecho en algunos sitios y ciertas decisiones del gobierno federal como la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México al principio del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, que golpeó el Índice de Confianza de Inversión Extranjera Directa.
El gobierno mexicano también ha cancelado algunos proyectos de energía eólica a China, un país que ya le reclamó, advierte el empresario Jácome.
“Las políticas actuales de México que van en reversa a la defensa del medio ambiente con el uso del carbón es algo que no gusta en todo el mundo”, dice.
Otro reto para la consolidación de México en las grandes ligas del comercio es la capacitación a sus pequeños productores, como lo planteó el ingeniero Mendoza en Guerrero, quien observa que la mayoría de los agricultores locales no tendría inconveniente en exportar si supieran hacerlo.
Coincide con esta opinión Miguel Suárez, propietario de la exportadora RUMEC, que desde hace año se enfoca en ayudar a pequeños agricultores a llevar sus productos al exterior.
“El problema que tiene el productor es que cuando tienen que sacar certificaciones de calidadad para exportar se desaniman porque son protocolos burocráticos, en idiomas que no conocen y se traban, se desesperan y terminan diciendo: mejor sólo siembro y que me paguen y ahí es cuando entran los coyotes a hacer dinero”,explica.
Suárez, un exmigrante en Estados Unidos que aprendió a hacer negocios internacionales, denuncia que de esta incultura de la exportación en México se han aprovechado muchos “brokers” estadounidenses que compran cosechahas en toda América Latina, principalmente en México, y las llevan a EEUU o las procesan en México para luego venderlas enlatadas a todo el mundo, incluyendo China.
Mendoza dice que con gente especializada en diversas áreas, los agricultores mexicanos podrían resolver el problema desde muchos ángulos y convertirse en asociaciones de exportadores.
Por ejemplo -dice- Guerrero tiene áreas para la agricultura de todo tipo y sin embargo la gente se empeña en sembrar lo mismo y no rota los cultivos.
“Se podría sembrar lo que se nos pida en cualquier parte del mundo, incluso con muy poca agua, pero los ayuntamientos no invierten en apoyar a sus campesionos para que gente especialista los guíe: en cultivos orgánicos, en acceder a los recursos federales o hasta ayudas internacionales”.
En pocas palabras: México tiene los recursos para hacerse de una tajada de dos gigantes. Sólo falta el conocimiento.