El Diario

Murales contra el olvido le ponen cara a la muerte

- Fernando Gimeno/EFE LIMA

Detrás de los fallecidos durante la cuarentena hay historias y rostros que en Perú, el quinto país del mundo con más contagios de COVID-19, han comenzado a emerger en forma de murales gracias a un artista empeñado en mantener vivo el recuerdo de sus vecinos para que no caigan en el olvido.

“Nadie muere en vano”, afirmó Daniel Manrique, muralista de 35 años que se ha propuesto poner cara a las víctimas de su humilde barriada en el cerro San Cristóbal, la montaña más icónica de Lima, cuyo perfil coronado por una gran cruz sobre un cúmulo de casas es símbolo de la capital peruana.

En sus estrechas calles y escaleras, el coronaviru­s se ha ensañado con su humilde gente y hasta el momento Manrique, que también es dirigente vecinal, ha podido contabiliz­ar al menos 45 personas fallecidas por COVID-19, la mayoría de ellas de la tercera edad.

Después de entregar a las familias retratos dibujados sobre papel de sus parientes fallecidos, este muralista tiene en mente decorar con sus caras las calles y parques del empinado cerro, ubicado en el histórico distrito limeño del Rímac, al margen derecho del río del mismo nombre que atraviesa la capital peruana.

“Mi objetivo es que queden vivos en el recuerdo. Creo que nos va a hacer sentir bien verlos cuando estén inmortaliz­ados en un mural”, dijo Manrique, que para esta labor cuenta con la inestimabl­e ayuda de su esposa, la también artista Carla Magán.

“No son números, son personas que han muerto en este espacio donde todos convivimos”, añadió el artista, brocha en mano mientras perfila las facciones de Eustacia Julca, una mujer de 72 años y de bajos recursos a la que la COVID-19 se la llevó de manera cruel solo un día después de hacer lo mismo con su sobrina.

Ahora esta humilde anciana volvió a San Cristóbal en forma de un colorido y floreado mural que Manrique pintó en una de las partes más altas del cerro.

A ‘Tachita’, como cariñosame­nte conocían a esta mujer en el barrio, el artista le reservó un sitio privilegia­do para retratarla con su mirada y sonrisa risueña en un pequeño parque que sirve de imponente mirador, donde se aprecia desde las alturas toda el vertiginos­o bullicio de esta gigantesca ciudad.

“Al llegar aquí a la cima uno se encuentra en paz. Creo que este espacio es ideal para recordar a nuestros vecinos, sentarnos y quizás hasta conversar con ellos”, comentó Manrique.

Con estos murales, Manrique y Magán, integrante­s del colectivo artístico Color Energía, avanzan en su gran proyecto llamado Apu Asharu-El Gran Telar, que consiste en pintar más de mil casas del cerro San Cristóbal para convertirl­as en un enorme mural, y que a su vez sean un atractivo turístico más de Lima.

La capital peruana es el epicentro de la pandemia de la COVID-19 en Perú, que acumula más de 300,000 contagios y más de 11,000 muertes, una cifra muy abultada y a la vez fría que esconde en la frontera del olvido rostros, dramas e historias como la de Eustacia.l

Epicentro de la pandemia

La capital peruana es el epicentro de la pandemia de la COVID-19 en Perú, que acumula más de 300,000 contagios y más de 11,000 muertes.

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/EFE El muralista peruano Daniel Manrique y su pareja Carla Magán pintan el retrato de Eustacia Julca, víctima de COVID-19.

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