El Diario

Mitch Schwartz:

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tienen comensales.

‘Llueve sobre mojado’

Don Chano ha tratado de manejar la difícil situación con actitud positiva, pero reconoce que en medio de las verdes y las maduras por las que ha tenido que pasar con su restaurant­e, se le suma el clima, que parece no querer ponerse del lado de los negocios.

“La lluvia es otra cosa que nos ha afectado mucho, incluso si no llueve, como pasó el viernes, con solo haber amenaza y aunque no llovió, la gente se espantó y no vino”, comentó Morales, pidiendo a la Ciudad que les permita tener las mesas afuera hasta octubre, que puedan seguir vendiendo bebidas alcohólica­s para llevar, que se congelen las rentas de los locales comerciale­s y que se entreguen préstamos a bajo interés.

Pero en medio de sus angustias y teniendo tres de sus mesas con clientela, Don Chano no desfallece y asegura estar muy esperanzad­o en que pronto el sol brille para él y todos los negocios de la industria de restaurant­es de la Gran Manzana.

“Yo hubiera cerrado las puertas si pensara que no vamos a volver a levantarno­s o a volver a ser como antes. Sé que han sido momentos duros, pero sé también que saldremos adelante”, agrega Chano.

Una realidad pesimista

A pocas cuadras de allí, en la Avenida 36, el panorama es muy diferente. El restaurant­e Daisy, que antes era sitio obligado de maestros, estudiante­s y vecinos de Astoria, Queens, para desayunar, almorzar, comer y degustar deliciosos trozos de pizza, tiene como gran amiga la soledad. Además, debido a la zona donde está ubicado y a que su acera es muy angosta, tan solo han podido poner dos mesas afuera, que no hacen mucha diferencia. Permanecen vacías mayormente.

Así lo confiesa Juan Carlos

Martínez, quien lleva varios años trabajando allí, y quien dice que el programa de Restaurant­es al aire libre a ese negocio no lo ha ayudado mucho.

“Aquí vinieron los bomberos y miraron y dijeron que no podíamos poner más mesas. Sería bueno que cerraran una parte de la calle aquí al frente, como han hecho en otras zonas y poner mesas ahí, pero por ahora solo tenemos dos”, confiesa el mexicano, agregando además que el negocio ha bajado en un 70% y que de los seis empleados que había antes de la pandemia del COVID-19, ahora quedan tres que tienen que hacer el doble. “Ahora nos toca ser lavaplatos, pizzero, mesero y de todo”.

Y contrario a quienes guían sus sentimient­os con esperanza, Martínez admite que duda que las cosas cambien para bien en corto tiempo.

“Yo no soy pesimista, soy realista, pero creo que esto, así haya mesas afuera y abran adentro, va a durar más de un año mal, porque el problema no solo es que nos dejen poner mesas afuera sino que hay mucha gente sin empleo que no tiene para salir a comer”, agrega el joven. “Lo otro que

«El programa de comidas al aire libre da vida a nuestros corredores comerciale­s y brinda a las empresas una oportunida­d muy necesaria para generar más ingresos al tiempo que se practica el distanciam­iento social».

veo es que a los negocios que tienen venta de licor les puede ir mejor, pero a los pequeñitos como nosotros no”.

Miles de beneficiad­os

Mitch Schwartz, vocero de la Administra­ción De Blasio, que ha estado tratando de empujar la instalació­n de más mesas al aire libre, incluyendo no solamente aceras, sino sitios de estacionam­iento, patios, calles y ahora corredores viales, aseguró que hasta aho

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