TRUMP PREMIA EL SILENCIO DE STONE
Dicen que entre los códigos de la mafia el no ser un delator tiene sus recompensas. Lo mismo en la administración Trump. La diferencia es que el premio a los mafiosos les llega después de la condena, pero cuando el jefe es el Presidente de la nación, el delincuente puede ser hallado culpable y condenado pero nunca pisar una prisión.
Eso es lo que ocurrió entre el operador político republicano Roger Stone y Donald Trump. El premio al silencio de Stone fue la conmutación de la condena pocos días antes de que él tuviera que presentarse en medio de la pandemia en una prisión de Georgia para cumplir 40 meses de encierro. Su delito fue mentir al Congreso y obstruir las acciones del FBI. En ambos casos entorpece la investigación legislativa y criminal.
El testimonio de Stone fue una pieza clave que faltó para ligar al presidente con las acciones de un grupo de inteligencia ruso que penetró las computadoras de las figuras más altas de la campaña de Hillary Clinton, como los servidores del Comité Nacional Demócrata. El era la prueba de que el candidato republicano estaba al tanto de las actividades para sabotear la campaña de su rival demócrata.
Stone es un personaje en la esfera republicana desde los años setenta cuando trabajó para Richard Nixon. De ahí hasta hoy fue un consultor responsable de la política de la destrucción del adversario por todos los medios que comenzó con Watergate para llegar hasta el 2016.
La esfera cercana de Trump en Nueva York la integraba el abogado Roy Cohn en lo legal y Stone en la maquinación política. Cada uno en su tema representó el estilo despiadado del presidente. Se sabe que Stone estuvo en contacto con Guccifer 2.0 un persona ficticia usada por los rusos para filtrar los mensajes hackeados de los servidores demócratas. Algunos de ellos detallando el favoritismo partidario hacia Clinton en detrimento de su rival, el senador progresista Bernie Sanders, con el fin desalentar el apoyo de los simpatizantes del legislador de Vermont a la ex secretaria de Estado.
Todo indica que Stone, tal como él anticipó en público durante la campaña que se iban a dar a conocer información perjudicial a la demócrata, le comunicó a Trump de la inminente revelación. Esa era la conexión que nunca se comprobó, la hilacha que no alcanzó la Oficina Oval de la Casa Blanca para mostrar que el presidente sabía, y aceptó por lo menos de hecho, la colaboración rusa para derrotar a su rival.
Por las dudas Stone había dicho en público que “(Trump) sabe que estaba bajo una enorme presión para volverme contra él. (Eso) habría aliviado mi situación considerablemente. Pero no lo hice”. Más claro hay que echarle agua.
La Cossa Nostra actúa en secreto. En la administración Trump el comportamiento mafioso es descarado, a todas voces, e impune.•
Perdón presidencial «Trump otorgó la libertad a su ex asesor ».