Gran red para ayudar a “curar” heridas del COVID-19
seguro médico, con miedo a acudir a centros asistenciales y ocupados en trabajos esenciales, fueron los combustibles que atizaban el fuego de los altos niveles de infección, en uno de los principales ejes de la inmigración latina en la Gran Manzana.
La activista de ECP reseña que la pandemia derrumbó la vida de miles de familias, quienes empezaron a enfermarse, a perder familiares y trabajos. Ese fue el momento, en medio de una especie de zona de guerra, que se activaron potentes lazos de solidaridad entre las organizaciones, con la energía de los más castigados, en su inmensa mayoría inmigrantes latinoamericanos.
Pandemia que sigue viva
Por su parte, la mexicana Martha Sánchez, con más de una década de trabajo comunitario en Queens, hoy es una embajadora de ECP que ayuda a enlazar a familias con programas disponibles en la Ciudad. La inmigrante ha sido testigo de primera línea, de cómo el miedo sigue siendo el primer enemigo a vencer en las comunidades, particularmente cuando son indocumentados.
“Hoy tenemos centenares de familias con tres meses atrasados de renta, que perdieron no solo sus fuentes de ingresos, también vieron morir a padres, hijos o abuelos por el COVID-19. La pandemia para ellos no ha pasado, sigue muy viva. Muchos de ellos, aún tienen pánico de buscar ayuda. Y en esta etapa de reconstrucción, es cuando la integración comunitaria y las coaliciones que hacen vida en Queens se siguen integran
Más de 50 organizaciones sin fines de lucro, con el soporte del Departamento de Salud de la ciudad de Nueva York, son los primeros “andamios de la reconstrucción” de vecindarios que continúan devastados anímica y económicamente