El coronavirus se ensaña con los políticos
Los funcionarios chavistas tienen acceso a tratamientos vedados al resto de la población
En un país que tiene uno de los índices más bajos de contagios por coronavirus, según cifras oficiales, la probabilidad de contraer la enfermedad es remota para cualquier ciudadano, excepto para los políticos, que se han vuelto un blanco de la COVID-19, justo cuando empieza a desatarse en Venezuela, tras varios meses de relativa contención.
Con el balance actual de poco más de 10,000 casos, la estadística diría que 1 de cada 3,000 venezolanos se ha infectado, pero para alcaldes, gobernadores, ministros o legisladores la proporción es cada día más arriesgada debido al afán de estos políticos por dejarse ver en la calle, donde campea el virus.
El número dos del chavismo
El presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Diosdado Cabello, anunció el día 9 que tenía el virus. Desde entonces, ha dado partes de su enfermedad a través de Twitter, en los que se ha referido a lo “duro” del tratamiento, sin dejar de asegurar que lo ha cumplido al pie de la letra.
Cabello preside un foro con poder incontestable, y es cabeza y motor del partido oficialista, el Partido Socialista Unido de Venezuela
Se propaga en la constituyente
Una semana antes de que Cabello confirmara su enfermedad, había presidido una sesión de la ANC, que agrupa a cerca de 500 miembros en un lugar cerrado, e incluso ofreció un discurso y moderó el debate haciendo un uso intermitente de la mascarilla.
Luego de que el poderoso dirigente chavista anunciara su infección, otros tres miembros de la ANC, un foro integrado solo por oficialistas y no reconocido por buena parte de la comunidad internacional, han pasado a la lista de casos positivos.
Se trata de la subsecretaria Carolys Hernández y los constituyentes Gerardo Márquez y Fidel Madroñero. Según información difundida por ellos mismos ninguno reviste gravedad y se encuentran aislados, aunque se desconoce si están internados en centros de salud, como ordenó Maduro, de manera obligatoria, al resto de los infectados. COVID-19 en el petróleo El vicepresidente económico y ministro de Energía y Petróleo, Tareck el Aissami,
comunicó el día 10 que también había dado positivo por coronavirus.
Maduro también ha informado del seguimiento personalizado que está haciendo al caso de El Aissami, acusado por narcotráfico en Estados Unidos y que desde abril dirige una reestructuración de la industria petrolera venezolana.
El vicepresidente económico ha recibido numerosas muestras de apoyo, entre ellas la del exfutbolista argentino Diego Maradona, quien a través de un vídeo le envió ánimos y le aseguró que organizaría “una cadena de rezos” para que se recupere “pronto”.
Casos en el epicentro
El estado de Zulia (limítrofe con Colombia) lidera las estadísticas nacionales de COVID-19 con una quinta parte del total de contagios y un tercio de los fallecidos. La probabilidad de infectarse en esta región rica en petróleo es más alta y de ella no escapó su gobernador, el chavista Omar Prieto.
El oficialista anunció su caso el mismo día que Cabello y, según Maduro, su contagio se debe en parte a que “él no para” y siempre
“está en las calles”.
El diputado opositor Hernán Alemán, representante de Zulia en el Parlamento, murió por coronavirus en Colombia, donde se encontraba en la “clandestinidad” debido a una orden de captura de la Justicia venezolana. Es, hasta ahora, el único político del país que ha fallecido debido a la pandemia, que en Venezuela ya deja 104 muertos.
El riesgo se multiplica
El legislador opositor José Antonio España, así como los alcaldes Jonny Acosta del estado Sucre y Amado Torres de Yaracuy son otros tres casos de esta decena de contagios dentro de la política nacional.
Informaciones no oficiales apuntan a una lista más larga en la que se incluyen, al menos, una viceministra, un exgobernador y trabajadores políticos del entorno de los positivos confirmados.
Cualquiera de ellos tiene acceso privilegiado a tratamientos mientras la mayoría de ciudadanos languidece en hospitales arruinados o prefiere encerrarse en su casa y automedicarse para evitar la hospitalización obligato ria ordenada por Maduro.