Clases al aire libre
Iniciativa de la Universidad Rice busca hacer frente al virus
Ante la incógnita de cómo lograr un ambiente sano y seguro para los miles de estudiantes de cientos de universidades en todo el país en un panorama poco predecible debido a la pandemia de COVID-19, la Universidad Rice en Houston (Texas) instalará en su campus grandes carpas para las clases en el otoño, como una de sus estrategias para reducir la propagación del virus aprovechando espacios exteriores.
Se trata de un proyecto que incluye cinco grandes carpas abiertas tipo circense expuestas al entorno y cuatro construcciones que serán semipermanentes en un campo abierto cerca a los dormitorios, habilitadas para mediados de agosto.
Esta iniciativa pretende motivar a la comunidad al uso de espacios en el exterior con más frecuencia de lo usual. Y es que, en el caso de las aulas de clase en universidades y escuelas, son espacios que pueden llegar a ser el caldo de cultivo perfecto para el virus.
Expertos y epidemiólogos han señalado las ventajas de realizar actividades al aire libre a diferencia de los espacios cerrados, ya que se reduce el riesgo de inhalar las partículas virales y más aun si se conserva un distanciamiento social.
“Afortunadamente un clima como el de Houston permite estar al aire libre la mayor parte del año académico, a diferencia de estudiar en lugares como Boston, por lo que estamos intentando aprovechar este ambiente cuanto más nos sea posible“, aseguró el vicepresidente administrativo de la Universidad Rice, Kevin Kirby.
Es así como las clases y conferencias se limitarán a 25 personas máximo dentro de las estructuras temporales, equipadas con energía eléctrica, ayudas audiovisuales, computadores y pantallas.
Mientras que las carpas estarán accesibles para reuniones de no más de 50 personas, con el “distanciamiento físico” de dos metros para ambos casos, como parte de las “reglas” que implementarán para minimizar el riesgo de contagio.
Diferentes tipos de mobiliarios diseñados para ser utilizados al aire libre serán puestos cerca de las residencias dentro del campus de la universidad, catalogada como una de las 20 mejores instituciones en el país y fundada en 1912.
“Le hemos pedido a los estudiantes que traigan sillas plegables de camping para usarlas cuando estén afuera”, indicó.
Kirby enfatizó que la universidad tendrá disponibles también varios miles de estas sillas en el campus y que todas las zonas comunes como cafeterías tendrán un “limite de ocupación”.
Otro de los “cambios” que ha hecho la institución para “adaptarse” ante la realidad de una pandemia que no tiene señales de terminar a corto plazo y que tiene a Texas como uno de los estados con más incidencia del virus, ha sido el de reducir las clases de 50 a 25 estudiantes.
A la vez, la institución habilitará la toma de temperatura diaria mediante una aplicación, así como el rastreo de contactos, y asignará uno de los edificios de dormitorios con 230 camas para la cuarentena de aquellos alumnos que resulten positivos y que no requieran de atención hospitalaria.
La Universidad Rice fue de las primeras instituciones en Texas que impuso a principios de marzo la suspensión de todas las clases presenciales luego de que uno de sus empleados diera positivo al coronavirus por un viaje en un crucero en el rio Nilo, y ordenó la cuarentena a 14 personas que tuvieron contacto directo con el trabajador.
Dentro del campus, los más de 6,000 estudiantes deberán cumplir con una “serie de reglas de comportamiento”, como el distanciamiento y el uso de cubrebocas, por lo que deberán firmar un acuerdo en que se comprometen a cumplir las reglas, pues de no hacerlo deberán salir del campus.
Mientras tanto, la universidad imparte la totalidad de sus clases de verano remotamente y para el otoño un tercio del total de las clases será en línea y dos tercios presenciales, sujeto a “cambios” dependiendo de la situación.l