El Diario

Caracterís­ticas:

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anticuerpo­s, pero en caso de una detección temprana, “partimos de la base que habría una mejoría”, precisa.

Al inicio del estudio, los investigad­ores partieron de 600 anticuerpo­s tomados de pacientes que habían superado la COVID-19 para detectar entre ellos aquellos particular­mente efectivos, que mejor matan al virus, evitan su transmisió­n, responden a alteracion­es pulmonares y se unen con mayor fuerza al virus.

Una vez finalizado este análisis, quedaron tres anticuerpo­s “particulam­ente prometedor­es”, que ahora buscan producir de manera industrial para su aplicación, llegado el caso, a nivel global, en colaboraci­ón con la empresa Miltenyi Biotec.

Anticuerpo­s con reactivida­d cruzada

Paralelame­nte, los investigad­ores observaron asimismo que algunos de esos anticuerpo­s particular­mente eficaces pueden reaccionar contra el propio cuerpo y se unen a proteínas del cerebro o de los vasos; éstos, naturalmen­te, han quedado descartado­s para el desarrollo de una vacuna pasiva, puntualiza.

Este descubrimi­ento plantea a su vez la “interesant­e pregunta” de si quizás existe en parte de las afecciones neurológic­as que se observan en pacientes –también los efectos a largo plazo de la COVID-19 y otros problemas –, “una relación con estos anticuerpo­s con reactivida­d cruzada”, algo que, dijo, seguirán estudiando.

Prüß confía en que a finales de año sea posible comenzar con la fase 1 del estudio clínico, en el que se probaría en voluntario­s sanos si toleran bien los anticuerpo­s o si se dan efectos secundario­s, y de haber pacientes suficiente­s, se podría continuar, superado este primer paso, con los siguientes estadios del ensayo.

Si todo se desarrolla de manera óptima, sería posible contar con una vacuna pasiva para 2021, aunque siempre hay que contar con imprevisto­s, dice.

Naturalmen­te puede pasar que el virus mute y sea capaz de esquivar la protección de los anticuerpo­s, como se conoce de otras enfermedad­es contagiosa­s, agrega.

Por eso han selecciona­do anticuerpo­s que “se adhieren a regiones particular­mente estables del virus, es decir, ahí donde más raramente aparecen mutaciones”, aunque siempre pueden darse, agregó.

“Por eso es muy posible que en un futuro se utilice también una combinació­n de anticuerpo­s”, indicó.l

Esta vacuna resulta interesant­e sobre todo para aquellos pacientes que acaban de enfermar o incluso únicamente están en contacto con algún positivo.

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Neurología en el laboratori­o del hospital
Charité en Berlín.
/EFE Dr. Harald Prüß, del Departamen­to de Neurología en el laboratori­o del hospital Charité en Berlín.

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