UNA CUARENTENA A LA MEDIDA DEL PRESIDENTE
Desde que la comunidad científica empezó a desentrañar las características y devastadores efectos del COVID-19, uno de los aspectos claves en los que se ha insistido es que cuando una persona da positivo tiene que aislarse por un periodo de 15 días.
Esta recomendación médica es prioritaria por lo variable de los síntomas y para evitar que la persona afectada se convierta en foco de contagio para los demás.
En varios estados se han aplicado protocolos para que la gente cumpla al pie de la letra con el aislamiento. A los viajeros que dan positivo se los obliga a encerrarse en un hotel hasta que den negativo.
Pero tal parece que al presidente Donald Trump todo eso lo tiene sin cuidado. El mandatario en su afán de demostrar que “es un hombre fuerte” y que sigue ejerciendo sus funciones burló la cuarentena para salir a dar un corto paseo en vehículo el domingo pasado. Lo vimos usando una máscara mientras saludaba a sus seguidores.
Coincidimos con la opinión de varios expertos médicos que calificaron este recorrido de Trump fuera del hospital como imprudente. La arrogancia del mandatario no tiene límites. Su capricho puso innecesariamente a los miembros del personal del hospital y a los agentes del Servicio Secreto en riesgo.
Es una locura que por mostrar un teatro político se juegue con la vida de otras personas. Pero a estas alturas ya nada debe sorprendernos del comportamiento de Trump. Es más, en un video dijo que se había reunido con soldados mientras estuvo hospitalizado en el Walter Reed.
Trump se cree invencible y no puede dar la mínima señal de debilidad. Es lamentable que use su condición de presidente para forzar este tipo de situaciones donde se impone el privilegio.
Se ve que pese a estar enfermo no ha aprendido nada del COVID-19. Para él es sólo una “cosa interesante” de la que ya nos contará “más detalles”.
Si de verdad entendiera los devastadores efectos de esta pandemia no se empeñaría en crear una cuarentena a su medida para andar exponiendo a la gente a su alrededor. Y peor aún presionar para que le den cuanto antes el alta médica. Se sabe que ha recibido un tratamiento destinado a pacientes con síntomas severos.
Pero al final todo se resume en su afán de hacer creer que las cosas siguen igual. Que nada se interpone en su camino de cara a la reelección presidencial. El presidente es un irresponsable. Tiene que medir las consecuencias de sus actos.•
Un peligro «Trump no tiene reparos para valerse de su enfermedad con fines políticos».