Los desafíos
Organizadores hablan de los cambios causados por la pandemia
que nunca habíamos visto”, ahonda San. “Había como mucha incertidumbre por parte de las novias, y por parte de nosotros. Pero a nosotros creo que nos tocó jugar un papel importante, como de eje central, aunque tampoco tuviéramos nada de información”.
Y es que los wedding planners representan a varios proveedores, desde los floristas hasta los banqueteros.
“Entonces era ver cómo estaba reaccionando cada quién”, explica San. “Creo que eso tomó como un tiempito, un par de semanas en decir ‘a ver, ¿cómo vamos a movernos?, ¿cómo vamos a organizarnos?’”
San opina que esta pandemia fue un reto importante en sus carreras, pues se puso a prueba el concepto de wedding planner y por qué vale la pena tener uno.
“Conforme fueron pasando los meses, creo que también le dieron tiempo a la industria de que se organizara”, ahonda San. “Porque obviamente fue un golpe fuerte el desempleo que hubo”.
Actualmente ya se pueden hacer bodas, siguiendo varios lineamientos, y debido a esto, si alguien desea mover su evento a otro día resultará más complicado.
Según comparten San y Kike, al inicio del verano ya se sentía la presión de la industria de salir a trabajar, y cuando se empezó a reactivar el tema paulatinamente, todos los involucrados se pusieron las pilas para ver cómo podían adaptarse a la nueva normalidad.
La mayoría de los salones ya cuenta con señalamientos para promover la distancia.
Hasta el momento solo puede haber ocho personas por mesa en el evento, lo que significa que se requiere más mobiliario del que originalmente se contempló para que haya más distancia entre las mesas y los invitados.