María Guadalupe
Inmigrante de Guatemala
El tiempo apremia porque han pasado casi dos años desde que el entonces presidente Donald Trump, quien dejó este miércoles el poder, impulsó los Protocolos de Protección a Migrantes (MPP, en inglés), también conocido como "Remain in México" (Permanecer en México).
Este programa obligó a cerca de 70,000 migrantes a quedarse en México, muchos durante meses, mientras esperan la resolución de su solicitud de asilo por parte de una corte estadounidense.
En su primer día de presidente, Biden anunció la suspensión de este protocolo, aunque pidió a los migrantes que ya forman parte de él quedarse "donde están" y a la "espera de más información oficial".
Vientos de cambio
En el campamento, que cuenta hoy con unas 700 personas pero llegó a albergar más de 2,000, resuenan las noticias acerca de las medidas migratorias de Biden.
“Hay que tener paciencia, no hay que ceder, la fe y Dios lo van ayudar a uno. Sí, escasea la comida, pero nunca nos ha faltado” del todo, declaro ayer la guatemalteca María Guadalupe.
Desde hace un año y nueves meses ella habita en una casa de campaña a un lado del río Bravo junto con su esposo, que usa muletas para caminar. Ellos no tienen como alternativa cruzar ilegalmente a territorio estadounidense a través del río, y tampoco piensan regresar al país del que les costó tanto salir.
María, que ha visto el florecimiento y la decadencia del asentamiento de solicitantes de asilo en Matamoros, espera paciente que haya más noticias a favor de los que aguardan en México encapsulados todavía bajo el programa estadounidense. Un protocolo que ha sido fallido, según han denunciado en multitud de ocasiones los activistas.
“Aquí todos están contentos, los cubanos oyen las noticias, brincan, hacen de todo. Primeramente Dios vamos a estar adentro, hay que tener paciencia”, señala la mujer.
Biden envió este miércoles al Congreso un proyecto de ley de inmigración con la que aspira ofrecer una vía hacia la ciudadanía a 11 millones de indocumentados que residen en el país.
La luz de Biden
Los migrantes que no viven en el campamento y deben ganarse cada día su sustento han tenido que enfrentar el abuso de patrones, que a veces han incumplido con pagarles por su labor.
700 inmigrantes se encuentran en un campamento en Matamoros «Hay que tener paciencia, no hay que ceder, la fe y Dios lo van ayudar a uno. Sí, escasea la comida, pero nunca nos ha faltado».