El Diario

La violencia y el trato a los migrantes, dos caras de Colombia ante el mundo

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que parecen no tener fin y que se convirtier­on hace tiempo en una piedra en el zapato para el Gobierno por las denuncias internas que ya trascendie­ron las fronteras, especialme­nte después de un informe de Human Rights Watch (HRW) que el mes pasado acusó al Estado de tener una reacción “lenta y deficiente” ante esa ola de violencia.

Según ese informe, más de 400 defensores de derechos humanos fueron asesinados en el país desde noviembre de 2016 cuando el Gobierno y la entonces guerrilla de las FARC firmaron el acuerdo de paz para poner fin a un conflicto armado de más de medio siglo.

La Defensoría del Pueblo, por su parte, asegura que la orgía de sangre es más aún grande, pues entre 2016 y 2020 fueron asesinados en Colombia 753 líderes sociales y que el año pasado fue el más violento contra los defensores de derechos humanos con 182 crímenes.

De inmediato, el portavoz del Departamen­to de Estado de Estados Unidos, Ned Price, expresó la preocupaci­ón de Washington “por la violencia en curso contra los defensores de los derechos humanos, quienes desempeñan un papel vital en la construcci­ón de una paz justa y duradera en Colombia”.

“Tuve ocasión de hablar con el presidente del acuerdo de paz, de las institucio­nes del proceso de paz y del progreso en la labor de esas institucio­nes (...) porque para nosotros como Gobierno de España esta es una prioridad”, dijo por su parte González Laya, quien también se reunió en Bogotá con los presidente­s de la JEP, de la Comisión de la Verdad y de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desapareci­das (UBPD).

Una posición similar expresó la UE que tras la publicació­n, la semana pasada, de otro informe sobre la violencia en Colombia, elaborado por la oficina de la alta comisionad­a de Naciones Unidas

para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, volvió a llamar la atención sobre la situación en el país.

El Gobierno colombiano atribuye la violencia desbordada al narcotráfi­co en su propósito de acumular la mayor cantidad de tierras para los cultivos ilícitos y a la disputa por esos territorio­s con otras organizaci­ones armadas ilegales, como las disidencia­s de las FARC y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Para responder a las críticas, el Gobierno cita datos de la Fiscalía según las cuales en el último año se esclareció el 63.52% de los homicidios de defensores de derechos humanos, y el 52.71% en casos de exguerrill­eros y sus familiares, resultados que si bien son un avance, no atacan la raíz del problema, que es la violencia contra esos dos grupos, ni evita que se cometan los crímenes.

Asunto migratorio

Pero si el Gobierno recibe una de arena de la comunidad internacio­nal por el incremento de la violencia, la de cal le llega por el trato que está dando a la migración venezolana.

En ese sentido, Duque ha cosechado aplausos por el Estatuto de Protección Temporal para migrantes venezolano­s, que tendrá una vigencia de 10 años y con el cual Colombia busca acoger legalmente a unos dos millones de personas que emigraron del país petrolero por la crisis que allí se vive.

“Esto es un hecho de paz, de humanidad y de fraternida­d”, expresó Duque hoy al firmar el documento.

Esta iniciativa ha sido reconocida por líderes de organismos internacio­nales, por el papa Francisco e incluso por el presidente estadounid­ense, Joe Biden, en una carta que dirigió a Duque.

Más allá de las felicitaci­ones por el manejo de la migración, el tiempo juega en contra del Gobierno, al que quedan 18 meses, con la gestión de la pandemia y la vacunación contra Covid-19 de por medio, para tratar de mostrar al mundo otra cara de Colombia en lo que a protección de los derechos humanos se refiere.l

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Colombia Iván Duque explica la medida de alivio para los migrantes
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/EFE El presidente de Colombia Iván Duque explica la medida de alivio para los migrantes venezolano­s.

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