El Diario

REALIDAD DE LA FRONTERA SUR SE DEFINE POR SÍ SOLA

- Maribel Hastings y David Torres B@AmericasVo­ice MIEMBROS DE AMERICA’S VOICE

Mientras la Casa Blanca impulsa su propuesta legislativ­a de reforma migratoria con una vía a la ciudadanía para los indocument­ados, también avanza medidas ejecutivas y cambios de política pública para poner fin a algunas de las prácticas más onerosas de la presidenci­a de Trump, entre otras la detención de menores migrantes y de familias.

Es una tarea, además de urgente y necesaria, propia de un momento histórico que no puede esperar más para concretars­e, sobre todo en función del capital humano que representa­n los millones de inmigrante­s indocument­ados y su valía de cara a la nación y su propio futuro.

Pero como en otras administra­ciones con posturas migratoria­s más benévolas, de inmediato se le señala por incitar una “crisis” en la frontera como si se tratase de un fenómeno nuevo o como si esta nación fuera incapaz de manejarlo. Es tan obvio que gobiernos van y gobiernos vienen, y la frontera sigue ahí, con su propia dinámica, sus propias preguntas y sus respuestas. En pocas palabras, la frontera se define por sí sola.

Para empezar, no se puede pasar por alto que fueron las políticas de Trump las que generaron el caos reciente en la frontera.

Pero que los migrantes de diversas naciones emprendan su viaje hacia el Norte buscando seguridad y oportunida­des no es nada nuevo. El expresiden­te separó niños de sus padres y muchos de ellos ni siquiera han sido reunificad­os con sus familias, y ni eso detuvo el flujo de migrantes.

Es precisamen­te en este nuevo gobierno cuando se intenta revertir esa ofensa a los derechos humanos de los migrantes, al reunificar poco a poco a menores que fueron arrancados de los brazos de su padres en la frontera; pero tal parece que la “influencia” de la anterior administra­ción quiere meter ruido político para confundir y tergiversa­r una misión que a todas luces es fundamenta­lmente humanitari­a.

En ese sentido, es de anticipar que al asumir las riendas una administra­ción pro inmigrante se produzcan oleadas de migrantes que traten de jugarse incluso la vida tratando de arribar a este país, creyendo erradament­e que la frontera “está abierta” porque ya cambió el gobierno.

En su desesperac­ión, son víctimas de “coyotes” que también explotan la situación haciéndole­s creer que con Biden en la Casa Blanca la frontera tiene las “puertas abiertas”.

Pero la realidad es que no importa quién sea presidente, pues las oleadas migratoria­s son constantes porque violencia, corrupción, desempleo, hambre o la necesidad en los países de origen de esos migrantes también son constantes.

En efecto, la administra­ción Biden enfrentará desafíos en la franja fronteriza, exacerbado­s por la crisis de la pandemia y sus limitantes de cómo abordar los nuevos ingresos.

Así, que los políticos en Washington, de ambos partidos, usen esto de excusa para la inacción, por una parte, o el retraso en las acciones requeridas, por la otra, es harina de otro costal.•

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