ES TIEMPO DE PASAR DE LOS DISCURSOS A LA ACCIÓN
De la declaración del presidente Joe Biden sobre inmigración en su primer discurso ante el Congreso resalta cuando dijo que “pongamos fin a nuestra exhausta guerra sobre inmigración”. Y agregó: “Discutamos, debatamos al respecto, pero actuemos”.
Y esa es la palabra clave: actuar.
Es decir, más allá de las palabras, lo importante son las acciones que su administración tome de aquí en adelante para impulsar una reforma migratoria por la que se ha aguardado por casi cuatro décadas.
Así, cuando un presidente da un discurso, los diferentes grupos de presión siempre esperan que haga mención del tema que defienden porque eso supone que es prioritario para la administración de turno. Pero no siempre es el caso. Un presidente puede dedicar párrafos a un tema para darle por su lado a los grupos de presión, pero a la hora de la hora todo se hace sal y agua.
En ese sentido, es importante hoy no cejar en el esfuerzo de señalar que este es ya el momento indicado para hacer algo que trascienda en el terreno migratorio, por principio ético y por sobrevivencia política.
En el caso de Biden y la inmigración, quizá un sector esperaba que se comprometiera a lograr esa reforma migratoria a toda costa, incluso sin apoyo bipartidista y a través del llamado proceso de reconciliación, que permite que el Senado apruebe medidas con una mayoría simple de 51 votos, eliminando además medidas dilatorias (filibuster). De cualquier modo, la nueva administración y sus consejeros en el tema migratorio deben buscar las mejores avenidas para sortear obstáculos políticos y avanzar en ese y en muchos sentido como parte de su misión pública, si es que realmente quieren sentar las bases de una nueva era en la historia del país.
Biden fue más parco y podemos concluir que dijo lo que tenía que decir: pidió apoyo para su plan de reforma migratoria que legalice a los 11 millones, pero al mismo tiempo fijó prioridades entre los grupos: Dreamers, beneficiarios de TPS y trabajadores agrícolas. Y retó además a los republicanos a que si no les gusta lo que propone, que presenten sus ideas para buscar algún tipo de consenso. l menos Biden dio ese paso desafiante con valor, no a manera de confrontación, sino como un mensaje de que, ahora sí, las cosas pueden resolverse de otro modo.
No es sorprendente que la mención de legalizar a los Dreamers fuera la que más aplausos arrancó. No la mención de los 11 millones, aunque la realidad es que la regularización de indocumentados tiene el apoyo de una mayoría de los estadounidenses. Aun así, ambos temas, dentro de su discurso, adquieren un significado más allá de lo retórico, y por lo tanto adquieren también el nivel de compromiso, más de promesa. Y eso, en el ámbito de la ética, pesa mucho más.
Y esas dos razones deben guiar los esfuerzos de esta administración para lograr lo que otros no han podido.l
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