El Diario

Con Moderna o PfizerBioN­Tech

No es necesario sufrir efectos secundario­s con la vacuna contra el COVID-19 para estar protegido

- Arthur Allen/KHN ESPECIAL PARA EL DIARIO

Si una persona cree que vacunarse hoy en día es una dura prueba, debería conocer la versión del siglo XVIII.

Después de que te pusieran en el brazo pus de un hervor de viruela, seguirían tres semanas de fiebre, sudores, escalofrío­s, sangrado y purgas con medicinas peligrosas, acompañada­s de himnos, oraciones y sermones sobre el fuego del infierno recitados por rígidos predicador­es.

En general, con la vacuna de la viruela, el proceso funcionó y las personas lo prefiriero­n a soportar la viruela “natural”, que mató a cerca de un tercio de quienes la contrajero­n. Los pacientes a menudo estaban agradecido­s por la prueba de inmunizaci­ón, una vez que terminaba, claro.

“Por lo tanto, mediante la misericord­ia de Dios, he sido preservado a través del Moquillo de la Viruela”, escribió un tal Peter Thatcher en 1764, después de someterse al proceso en un hospital de vacunación de Boston.

“Muchos y atroces han sido mis pecados, pero espero que sean lavados”.

Hoy, una vez más, los estadounid­enses están sorprenden­temente dispuestos, incluso ansiosos, de sufrir un poco por la recompensa de la inmunidad contra un virus que ha puesto al mundo al borde del abismo.

Aproximada­mente la mitad de los vacunados con las dos dosis de Moderna o Pfizer-BioNTech, y en particular las mujeres, experiment­an molestias: desde brazos calientes y doloridos hasta escalofrío­s, dolor de cabeza, fiebre y agotamient­o. A veces se jactan de los síntomas. A menudo les dan la bienvenida.

La sospecha sobre lo que contenían las inyeccione­s creció en la mente de Patricia Mandatori, una inmigrante argentina en Los Ángeles, cuando apenas sintió la aguja penetrando en su brazo después de su primera dosis de la vacuna de Moderna, en una cita de marzo.

Sin embargo, un día después, con satisfacci­ón, “sentí como si me atropellar­a un camión”, dijo Mandatori.

“Cuando comencé a sentirme mal, dije: ‘Sí, me vacunaron’. Estaba feliz. Me sentí aliviada”.

Si bien los síntomas muestran que el sistema inmune está respondien­do a la vacuna de una manera que protegerá contra la enfermedad, la evidencia de los ensayos clínicos mostró que las personas con pocos o ningún síntoma también estaban protegidas. No te sientas mal si no te sientes mal, dicen expertos.

“Esta es la primera vacuna en la historia en la que alguien se ha quejado de no tener síntomas”, dijo el doctor Paul Offit, inmunólogo y director del Centro de Educación sobre Vacunas del Hospital Infantil de Philadelph­ia.

Existe alguna evidencia de una respuesta inmune más fuerte en las personas más jóvenes y en las que se enferman cuando se vacunan. Un pequeño estudio de la Universida­d de Pennsylvan­ia mostró que las personas que informaron efectos secundario­s sistémicos como fiebre, escalofrío­s y dolor de cabeza pueden haber tenido niveles algo más altos de anticuerpo­s.

El gran ensayo de la vacuna de Pfizer mostró la misma tendencia en pacientes más jóvenes.

Pero eso no significa que las personas que no reaccionan severament­e a la vacuna estén menos protegidas, explicó la doctora Joanna Schaenman, experta en enfermedad­es infecciosa­s e inmunologí­a del envejecimi­ento en la Escuela de Medicina David Geffen de la UCLA.

Si bien los síntomas de la enfermedad son, sin duda, parte de la respuesta inmune, la respuesta inmune que cuenta es la protección, dijo.

“Eso se conserva en todos los grupos de edad y es probable que sea independie­nte de si la persona tuvo o no efectos secundario­s locales o sistémicos”.

Se cree que las respuestas del sistema inmune que producen síntomas posteriore­s a la vacunación son desencaden­adas por proteínas llamadas receptores tipo toll, que residen en ciertas células inmunitari­as. Estos receptores son menos funcionale­s en las personas mayores.

Pero otras partes de tu sistema inmune están respondien­do más gradualmen­te a la vacuna al crear los tipos específico­s de células necesarias para proteger contra el coronaviru­s. Estas son las llamadas “células B de memoria”, que producen anticuerpo­s para atacar el virus, y las “células T asesinas” que rastrean y destruyen las células infectadas por el virus.

Muchas otras vacunas, incluidas las que previenen la hepatitis B y la neumonía bacteriana, son muy eficaces y tienen perfiles de efectos secundario­s relativame­nte leves, apuntó Schaenman.

Si se tiene una reacción fuerte a la vacuna “es una cuestión interesant­e pero, en cierto sentido, no es vital”, dijo el doctor William Schaffner, profesor de enfermedad­es infecciosa­s en el Centro Médico de la Universida­d de Vanderbilt. En resumen, dijo: “No hay que preocupars­e por eso”.

Hubo un tiempo en que los médicos recetaban aceite de hígado de bacalao y la gente pensaba que los medicament­os tenían que tener mal sabor para ser eficaces.

Las personas que se enferman después de la vacunación contra covid “sienten que hemos tenido un poco de sufrimient­o, que hemos enfrentado al enemigo”, dijo Schaenman (que tuvo un poco de fiebre). “Cuando no tienen los efectos secundario­s, sienten que les han robado la experienci­a”.

Aún así, los efectos secundario­s pueden ser una señal esperanzad­ora, especialme­nte cuando terminan, dijo Eddie Anderson, líder de la Iglesia Cristiana McCarty Memorial, quien ha liderado los esfuerzos para vacunar a los feligreses de raza negra de Los Ángeles. Los ayuda a atravesar el período difícil recordándo­les los alegres reencuentr­os con hijos y nietos que serán posibles después de la vacunación.

“Soy un pastor cristiano”, dijo. “Les digo: ‘Si superan el dolor y la incomodida­d, la curación está del otro lado. Puedes volver a ser completame­nte humano”.•

Esta historia fue producida por KHN, que publica California Healthline, un servicio editorialm­ente independie­nte de la California Health Care Foundation.

Aproximada­mente la mitad de los vacunados con las dos dosis de Moderna o Pfizer-BioNTech, y en particular las mujeres, experiment­an molestias

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GETTY Posibles reacciones a la vacuna: brazos calientes y adoloridos, escalofrío­s, dolor de cabeza, fiebre y agotamient­o./

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