El Diario

La falta de gol condena al Barça

Su mejor juego de la campaña es insuficien­te al no plasmarlo en el marcador

- EFE BARCELONA

El FC Barcelona ofreció ayer su mejor versión de la temporada ante Benfica, pero no fue suficiente para pasar del 0-0 en el Camp Nou y se jugará el pase a octavos de final de la Liga de Campeones en la última jornada, en la que deberá vencer al Bayern Múnich o esperar que Benfica no sea capaz de batir al Dínamo de Kiev.

El nuevo entrenador, Xavi Hernández, le pidió cuatro cosas a su equipo: orgullo, espíritu de revancha, optimismo y tener presente que es el Barça. Nada de eso faltó, pero sí la de efectivida­d de cara a gol.

Xavi completó la delantera de su esquema 3-4-3 con el austríaco Yusuf Demir, quien no jugaba de inicio desde el 23 de septiembre ante Cádiz, pero que fue uno de los mejores sobre el mojado césped a causa de la lluvia y tuvo la primera ocasión de gol con un disparo fuerte y raso que obligó a estirarse al portero visitante Odisseas Vlachodimo­s.

Lo más positivo para el Barça fue su intensidad, encarnada especialme­nte en Ronald Araujo y Nico González, y su efectivo juego de combinació­n, capitanead­o por Sergio Busquets, que ahogaron a un Benfica que tardó en conectar con el gigante Roman Yaremchuk.

Barcelona se acercaba una y otra vez al área del conjunto lisboeta, pero las dudas de Memphis Depay, la falta de puntería de ‘Gavi’ y el acierto de Vlachodimo­s ante Jordi Alba mantuviero­n las tablas.

Ante tal ofensiva, el argentino Nicolás Otamendi pidió una reacción a sus compañeros al borde de la media hora y a punto estuvo de ejercerla él mismo poniendo por delante al Benfica al minuto 34 con un disparo dentro del área que rebasó la línea de gol después de golpear en el larguero, pero el árbitro Sergei Karasev anuló el tanto porque el balón había salido al ser cobrado el tiro de esquina previo.

La réplica azulgrana fue contundent­e. Partiendo desde la derecha, Demir ejecutó una parábola que se estrelló en la cruceta derecha de un vencido Vlachodimo­s.

El segundo tiempo se encaprichó en ser una réplica del primero y el Barça siguió hurgando en las flaquezas del Benfica sin suerte, sobre todo, porque un imperial Otamendi y su escudero Jan Verthongen destruyero­n varios avances peligrosos.

A falta de 25 minutos, Xavi miró al banquillo para apostar por el renqueante Ousmane Dembélé, de quien nació la mejor oportunida­d azulgrana cuando acababa de suplir a Demir, ya que un centro suyo desde la banda izquierda lo remató de cabeza Frenkie de Jong y otra vez Vlachodimo­s evitó el tanto.

Pese a que el Barça empezó a notar el cansancio del esfuerzo acumulado hasta entonces, al 84’ una volea imparable de Araujo a centro de Jordi Alba pareció ser la recompensa, pero el árbitro anuló el gol por presunto fuera de juego del uruguayo.

Así, el Barça se tuvo que conformar con un empate sin goles que estuvo a punto de ser una derrota cuando en la penúltima jugada Haris Seferovic falló un gol prácticame­nte a puerta vacía.

Ahora Barcelona necesita un ‘milagro’ para avanzar a octavos, pues debe empatar o ganar en Múnich y espe

rar que Dínamo de Kiev le saque al menos el empate al Benfica en Lisboa.

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