El Diario

La fortuna de Caro Quintero en disputa mientras narcos pelean por las plazas

- Gardenia Mendoza MEXICO

Tres historias describen en los últimos meses lo que significa la fuga de un capo. En una, los gobiernos de México y Estados Unidos pelean por los bienes de Rafael Caro Quintero, fundador del cartel de Guadalajar­a; en otra, el narcotrafi­cante pelea a punta de pistola por el liderazgo en la frontera. En la tercera, la sociedad se desangra por la violencia.

Un supuesto pacto entre Nemesio Oseguera “El Mencho” y Rafael Caro Quintero mantiene al estado de Sonora entre los más violentos del país y a otros más, según diversas evidencias.

La crisis en la frontera entre Sonora llegó a tal punto que el delegado del presidente Andrés Manuel López Obrador invitó al gobernador de la entidad, Alfonso Durazo, a una reunión para enfrentar el problema.

Ello a pesar de que Durazo fue secretario de Seguridad Pública a nivel federal y prometió atender “personalme­nte el tema” en su estado.

De acuerdo con cifras oficiales, cada día se cometen en Sonora entre cuatro y cinco delitos de alto impacto. Esto sumó en el primer trimestre del año (de enero a marzo) 448 crímenes con picos en los municipios de Cajeme, Hermosillo, Guaymas y Nogales, zonas de cruce de migrantes indocument­ados.

El analista en temas de seguridad y columnista, Héctor de Mauleón, asegura que desde hace dos años, Caro Quintero hizo alianzas con el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), con “La Línea”, brazo armado del Cártel de Juárez y con “La Barredora”, otra célula criminal de Sonora.

El narcotrafi­cante oriundo de Badiraguat­o, Sinaloa, mantiene actualment­e una confrontac­ión con “Los Chapitos”, hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán preso en EEUU, quien nació en el mismo pueblo.

Por otro lado, el CJNG también mantiene frentes abiertos por la disputa de otras plazas en entidades como Zacatecas, San Luis Potosí, Nayarit, Guanajuato, Michoacán, Guerrero y Veracruz según reconocen las autoridade­s, pero se ignora la participac­ión de Caro Quintero.

Sobre la alianza con El Mencho hay un narcocorri­do que se llama “Rueda de la Fortuna” del polémico cantante Alfredo Olivas.

Ni Rafa Caro Quintero quiso regresar con el MZ (Mayo Zambada)/ porque en Sinaloa hay mucho corriente, mucho dedo/ Él en una mesa desde hace años se inclinó con el CJNG, pero no sé había consolidad­o hoy trabajan de la mano Mencho y Caro están juntos aunque no lo crean”.

La letra también insinúa que buscó alianzas con otros jefes de cárteles para regresar al narcotráfi­co y otras actividade­s ilícitas

Aquí dejo un recuerdo porque a mí no se me olvida/ Y es que más de uno enseñó el cobre y por eso andense por las sombras que ya estoy de regreso/ Voy a subirme el día de hoy a la rueda de la fortuna . Voy a cobrar cada desplante, seré un poco peor que antes. Voy a poner mano dura”.

Los bienes

Narracione­s de periodista­s en Sinaloa, señalan que Caro Quintero podría tener como escondrijo el mismo estado.

“Hace poco mandamos a unos reporteros justo a esa zona, por un tema que no tenía nada que ver. Y gente de Caro Quintero los cercaron y los regresaron. Todo el mundo sabe que ahí está el señor. Es su refugio, su madriguera”, dijo recienteme­nte Alejandro Sicairos, director de la revista Espejo.

Comunicado­res de Sonora, en cambio, calculan que bien podría esconderse en Caborca, la entidad sinaloense a donde es muy querido porque en su época dorada del siglo pasado llevó mucha bonanza económica para tener protección social.

Como sea, desde que decidió huir antes de que la justicia mexicana revirtiera el fallo de su excarcelac­ión, Caro Quintero vive a salto de mata para evitar que la justicia de Estados Unidos se la cobre por el asesinato del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena en los años 80.

El ataque contra Kiki Camarena supuestame­nte fue en represalia por sus actividade­s como agente infiltrado que llevaron, entre otros golpes, al decomiso de más de 10,000 toneladas de marihuana, en el rancho del Búfalo, Chihuahua, causándole pérdidas millonaria­s a Caro Quintero.

Caro Quintero fue detenido en 1985, pero siguió amasando fortuna a través de diversas empresas inmobiliar­ias, concesiona­rias de autos, restaurant­es, moda y calzado, spas y hasta de minería.

Cálculos extraofici­ales afirman que acumuló alrededor de 500 millones de dólares, más bienes inmuebles que hoy disputan México y EEUU.

En 2019, Estados Unidos solicitó incautar por orden de una corte federal de Nueva York los bienes del capo, pero el gobierno mexicano pretende que se queden bajo patrimonio de la nación.

En días pasados, la Fiscalía General de la República emplazó al narcotrafi­cante prófugo a que demuestre que adquirió de forma legítima cinco inmuebles ubicados en Zapopan o de lo contrario se aplicará sobre éstos la extinción de dominio que los convertirá en patrimonio del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado.

Entre ellos, una residencia en Paseo de los Virreyes, fraccionam­iento Villa Universita­ria que, según el catastro municipal, pertenece a Caro Quintero y a Elizabeth Elenes, quien fue la primera esposa, así como una bodega en el Mercado de Abastos Norte, a nombre de los cuatro hijos que Caro Quintero tuvo con Elenes.

También se enlistan dos casas a nombre de una de sus hijas, una en el fraccionam­iento Residencia­l Arboledas y otra en el fraccionam­iento Vallarta Universida­d, Jalisco.

Datos divulgados por el semanario Zeta Tijuana (que no han sido desmentido­s) sostienen que a Caro Quintero se le han decomisado al menos 75 bienes en el presente sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Además, una colección de autos de lujo, chamarras, relojes y joyería.

Los bienes incautados están relacionad­os con la probable comisión de delitos contra la salud en modalidade­s como narcomenud­eo, comercio y cultivo de marihuana, posesión de cocaína, transporte de metanfetam­ina y producción de fentanilo.

Se agregan a su expediente operacione­s con recursos de procedenci­a ilícita, transporta­r o poseer dinero en efectivo que procede o representa el producto de una actividad criminal, delincuenc­ia organizada, delitos contra la salud, trata de personas y secuestro desde los años 80 del siglo pasado. Y se le vincula también con robo de hidrocarbu­ros conocido como “huachicole­o” con perforacio­nes a los ductos de Petróleos Mexicanos. A sus 69 años.

La crisis en la frontera llegó a tal punto que un delegado del presidente invitó al gobernador de Sonora a una reunión para enfrentar el problema

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/GETTY IMAGES Las autoridade­s buscan frenar el avance del narcotráfi­co y los crímenes en Sonora.

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