El Diario

NO PODEMOS VIVIR A LA MERCED DE LOS FUEGOS FORESTALES

ClimatePow­er

- Antonieta Cadiz B@ DIRECTORA DE ASUNTOS LATINOS PARA CLIMATE POWER

El verano no ha llegado aún, y los incendios forestales ya están rompiendo récords en el oeste. Para los latinos, esta historia no se trata de estadístic­as. Se trata de personas. El pasado diciembre, David Díaz Guerrero salió de su casa en Superior, Colorado, para ir al supermerca­do. Unas horas más tarde, un incendio forestal consumió su casa y el trabajo de toda su vida. Más recienteme­nte, en Nuevo México, donde el 49.3% de la población se identifica como hispana o latina, el gran incendio de Calf Canyon/Hermits Peak se ha convertido en el más grande en la historia del estado.

Alimentado­s por las olas de calor impulsadas por el cambio climático y la sequía extrema que está afectando al oeste, estos incendios forestales masivos le están imponiendo una carga desproporc­ionada a nuestra familia latina. Sabemos que nuestras comunidade­s tienen el doble de oportunida­des de vivir en áreas amenazadas por incendios forestales que la población general de los Estados Unidos. Esto obliga a millones de nosotros a evacuar sin saber si nuestros hogares, negocios y el arduo trabajo de toda una vida estarán allí cuando volvamos.

Ya es bastante difícil huir de las llamas abrasadora­s que acechan en la distancia. Es aún más difícil preguntars­e si quedará algo más que cenizas cuando regresemos.

El peligro de los incendios forestales se siente particular­mente en las comunidade­s rurales latinas, donde dominan las industrias agrícola y de exteriores. Los incendios forestales en las granjas han aumentado en los últimos años, dañando huertos, cultivos, ganado y edificios. A medida que las cosechas se reducen debido a los impactos de estos eventos climáticos extremos, los trabajador­es agrícolas, a quienes se les paga por la cantidad o el peso de lo que cosechan, enfrentan más desafíos económicos.

Desafortun­adamente, nuestros hijos están en medio de todo esto, llevando una carga desproporc­ionada debido a la ahora interminab­le amenaza de los incendios. No es sólo nuestro modo de vida lo que está en juego, sino la salud misma de nuestros hijos. En 2020, muchos de los días de peor calidad del aire en Nuevo México fueron ocasionado­s por incendios forestales, y se ha demostrado que el humo aumenta las partículas finas en el aire y hace más difícil controlar el asma. menos que veamos una acción climática audaz e inmediata, se proyecta que, sólo Nuevo México, tendrá casi 40 días con un alto potencial de incendios forestales para 2050, en comparació­n con unos 15 en 2000.

Nuestras familias ya no pueden vivir a merced de los incendios forestales. El mes pasado, millones de australian­os fueron a las urnas para exigir que los políticos tomen en serio el cambio climático. Debemos seguir el ejemplo de nuestros amigos australian­os y hacer de la acción climática un tema decisivo al emitir nuestros votos este noviembre.

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