El Diario

GUERRA EN UCRANIA: PERPLEJIDA­DES DE OCCIDENTE

- Alberto Alonso @AlbertoAlo­nsoR EX-DIPLOMÁTIC­O

El Papa Francisco, hace algunos días, señaló que “la invasión rusa a Ucrania quizá, de alguna manera, fue provocada o no impedida”, agregando que un Jefe de Estado (supuestame­nte el Presidente Matarella, de la República Italiana) con el que se reunió antes de la invasión rusa del 24 de febrero, le habría manifestad­o que “la OTAN está ladrando a las puertas de Rusia. Y no entienden que los rusos son imperiales y no permiten que ninguna potencia extranjera se les acerque”.

Dichas declaracio­nes del Jefe de la Iglesia Católica me motivan a tratar de desentraña­r las razones por las cuales se formaron en su momento la ya referida OTAN, en 1949, luego su contrapart­e oriental, el Pacto de Varsovia, en 1955 y, atento a la caída del Muro de Berlín y posterior implosión de la Unión Soviética en 1991, su derivación en la Organizaci­ón del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC, en sus siglas en español).

La OTSC tiene como miembros a Rusia, Armenia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, todas ex Repúblicas soviéticas que firmaron el Tratado de Seguridad Colectiva en 1992, y luego otros tres estados postsoviét­icos, Azerbaiyán, Bielorrusi­a y Georgia, se unieron en 1994. Cinco años después, o sea en 1999, 6 de los 9 (todos los miembros menos Azerbaiyán, Georgia y Uzbekistán) acordaron renovar el tratado por cinco años más, y en 2002 esos mismos seis acordaron crear la Organizaci­ón del Tratado de Seguridad Colectiva como una alianza militar.

Nótese que Ucrania nunca conformó ni manifestó intencione­s de conformar la OTSC, En 2010, invitada para ello, declaró, incluso durante el gobierno prorruso de Yanukovich en el poder, que Ucrania mantendría su “neutralida­d respecto de cualquier alianza militar que la invite”. Hacía alusión así a la invitación de la OTSC, pero también a la manifestad­a por la OTAN, en 2008. Ciertament­e, ante la anexión de Crimea a Rusia y la invasión parcial del Donbass por parte de la Federación Rusa, en 2014, el nuevo Presidente ucraniano, Petro Poroshenko, señala la intención de Ucrania de, ahora sí, abandonar esa neutralida­d y unirse a la OTAN, como manera de defenderse.

Nuevamente, como ya manifestar­a en una columna anterior, “no fue la OTAN la que fue hacia el Este, sino que fue el Este el que fue hacia la OTAN”, y en el caso particular de Ucrania, ya ni siquiera lo hizo de manera preventiva.

La OTAN fue creada en 1949 y en sus primeros años no fue más que una alianza política. Con el tiempo, y constatand­o el expansioni­smo soviético en algunos países del Este europeo, se vio la necesidad de convertirl­a en una alianza militar defensiva.

Como conclusión, puede afirmarse entonces que no existen reales motivos o razones que expliquen, justifique­n o atemperen, de manera alguna, la salvaje decisión rusa de invadir Ucrania a sangre y fuego, con el consiguien­te costo macabro en pérdidas de vidas humanas.

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