Una mexicana lleva sus tamales al Super Bowl
La inmigrante Imelda Hartley se posiciona como la vendedora oficial del tradicional alimento de su país en el juego por el trofeo Lombardi
Con tamales mexicanos, pero adaptados a sabores hasta japoneses e indios, la inmigrante Imelda Hartley llega este año al Super Bowl como vendedora oficial para los eventos de la gran final del fútbol americano profesional, que se celebra el próximo domingo en Arizona.
“Estoy muy orgullosa de que mis tamales vayan a estar presentes en tan importante evento”, dice la originaria de Culiacán, Sinaloa, quien luego de ser víctima de la violencia tanto en su país como en Estados Unidos ahora es dueña de ‘Happy Tamales’, una pequeña empresa que llevará sus productos al partido más importante del país en materia deportiva.
De vender tamales en la calle frente a una lavandería en Phoenix, ahora la empresaria es conocida por su variedad de sabores con más de una veintena de variedades internacionales. Cuenta que sus amasijos, hechos artesanalmente, no son los “tradicionales” mexicanos sino combinaciones de sabores latinoamericanos y de otras culturas como la india y la japonesa. “Tengo 22 variedades de tamales, muchos de ellos de mi propia inspiración, como son los tamales de camarón con curri y leche de coco”, explica.
Recuerda que la inspiración le llegó respondiendo a la demanda de sus propios clientes. Algunos le decían que eran vegetarianos, por lo que ideó los tamales de nopal, así como otros que combinan espinacas y queso crema. “Tengo tamales inspirados con sabores guatemaltecos y de Honduras. También los hago de diferentes tipos de masa, como es la masa de arroz”, asegura la empresaria, de 52 años.
Imelda aclara, sin embargo, que no puede faltar el típico tamal mexicano, ‘El Sinaloense’, el cual lleva carne, papa, zanahoria y calabaza, el cual también estará en el Super Bowl, que este año se disputan los Eagles de Filadelfia y los Chiefs de Kansas City.
Mensaje positivo
Hartley fue seleccionada como una de las proveedoras para el Super Bowl como parte de ‘Business Connect’, programa de la NFL que ayuda a pequeños empresarios, particularmente mujeres y personas de grupos minoritarios. La mexicana dice que cada uno de sus tamales tiene nombres alentadores y empoderadores como ‘Esperanza’, ‘Amistad’, ‘Nuevo comienzo’ y ‘Ganador’. Inclusive el nombre de su empresa, ‘Happy Tamales’, busca enviar ese mismo mensaje positivo.
Asegura que la vida de una mujer que sufre violencia es muy “triste” y siempre está amargada. Por eso, con sus tamales busca brindar un mensaje de cambio y felicidad.
Para el Super Bowl la mexicana se encuentra preparando 5,000 tamales y para ello rentó un espacio en una cocina industrial al este de la ciudad de Mesa, Arizona, donde otras mujeres y sus hijos la ayudan. Hartley estableció su negocio en 2015 después de inscribirse en programas empresariales en busca de ayuda y herramientas para crecer comercialmente. Después consiguió formar parte del Programa Consular de Emprendimiento para Mexicanas en el Exterior del gobierno de su país.
5,000 tamales estarán a la venta en el estadio de la Universidad de Phoenix, sede del Super Bowl LVII
“Estoy muy orgullosa de que mis tamales vayan a estar presentes en tan importante evento. Tengo 22 variedades de tamales, muchos de ellos de mi propia inspiración” Imelda Hartley, Dueña de ‘Happy Tamales
Ayuda a víctimas
La mexicana también apoya a mujeres que como ella sufrieron la violencia doméstica. “Les ayudo pagando un taxi para que vayan a un lugar seguro, a veces pagando el cuarto de hotel. En otros casos inclusive las he tenido viviendo conmigo en mi casa o ayudándolas a buscar empleo”, relata.
Imelda sueña establecer una cocina industrial y dar empleo a mujeres en dificultades. “Pero no solo quiero darles trabajo, quiero un lugar donde podamos tener una guardería para sus hijos, podamos darles terapia para superar la violencia doméstica. Realmente espero que esta oportunidad que me está dando la NFL sirva para lograrlo”, desea.
Recuerda que a los 12 años de edad sufrió abusos sexuales de una persona cercana a la familia y dos años después huyó y terminó en Estados Unidos prácticamente por accidente. “Llegué a la frontera en Baja California. Caminaba por la playa cuando vi a mucha gente buscando comprar agua de coco. Me dirigí hacia allá y de pronto alguien me dijo que ya estaba en Estados Unidos. Claro que en ese entonces no había muro, eran otros tiempos”, cuenta sonriendo.
En San Diego, sin embargo, sufrió durante dos décadas el abuso de su pareja, con quien tuvo cinco hijos. “Por 20 años viví violencia intrafamiliar. Fueron las experiencias más traumáticas y dolorosas de mi vida”, recuerda. Su nueva vida como empresaria comenzó en Phoenix, a donde se mudó con sus hijos y donde comenzó a hacer tamales para alimentarlos y después para sobrevivir, vendiéndolos en la calle.