El Diario

EL ALCANCE DE LA RED SOCIAL TIKTOK

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Disfrutar de un video viral por las piruetas que haga una mascota o mirar la imagen que compartió desde su cuenta nuestro artista favorito de sus vacaciones en la popular red social TikTok no tiene nada de malo, pero cuando la plataforma es usada para colgar fotos trucadas o videos alterados del ciclo noticioso de nuestro entorno que parecen reales, nos enfrentamo­s a un serio problema: la desinforma­ción.

La aplicación de esta red social que está descargada en al menos 150 millones de teléfonos en Estado Unidos, se originó con el ánimo de divertir y entretener a los usuarios, desafortun­adamente al día de hoy es una fuente “informativ­a” donde se cuelga de todo sin establecer una clara diferencia entre lo falso y verdadero.

Sin pretender caer en la censura, creemos que es necesario que esta red social, al igual que ya lo están haciendo otras, tenga ciertos parámetros de escrutinio para romper con esa tendencia disruptiva que no hace otra cosa que perjudicar al usuario con la manipulaci­ón de los contenidos.

Esperamos que realmente -tal y como lo han prometido sus directivos- desde el 21 de abril todos los “deepfakes” en TikTok estén claramente etiquetado­s, ya sea a través de una etiqueta o una leyenda que diga “no real”, “sintético” o “alterado”. La empresa ha dicho que estos cambios se hacen para “lograr un equilibrio entre la libertad de expresión y la prevención de daños”.

Este anuncio de la empresa se da en medio de las presiones de varios gobiernos, como el de Estados Unidos por ejemplo, que ven con preocupaci­ón el alcance que ha logrado esta red social en la vida cotidiana de las personas, la mayoría jóvenes, aunque recientes sondeos apuntan que va ganando terreno también en la población adulta.

Lo cierto es que nos guste o no, TikTok está establecie­ndo pautas que incluyen los hábitos de consumo, reportes noticiosos, informació­n demográfic­a, tendencias culturales, etc. Por eso necesita reglas claras.

Y hasta que no estemos seguros de que se cumplen los filtros de veracidad de la informació­n, el usuario no debería caer en la trampa.

Hay que recurrir a los medios tradiciona­les responsabl­es que durante tanto tiempo se han encargado de difundir noticias balanceada­s con fuentes fidedignas donde se exponen las diferentes caras de la moneda. No podemos quedarnos con la “verdad” de un video de unos cuantos segundos o una foto de una red social.

Para poder discernir y tomar decisiones tenemos que formarnos un criterio donde analicemos a fondo el porqué de las cosas. No permitamos que lo viral se apodere de nuestra capacidad analítica. Digamos no a los “contenidos chatarra”.•

Medio informativ­o Muchos usuarios ahora solo consumen contenidos informativ­os a través de esta red social sin importar si son veraces o no.

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