Houston Chronicle Sunday

La caída de un capo

La captura de ‘El Chapo’ Guzmán no hace más que abrir una cloaca de corrupción y complicida­d en México

- RAÚL PEIMBERT

Tras meses de minucioso seguimient­o y en colaboraci­ón con fuerzas de inteligenc­ia de Estados Unidos, el gobierno del presidente de México, Enrique Peña Nieto, asestó un contundent­e golpe al crimen organizado con la detención de Joaquín El

Chapo Guzmán, uno de los hombres más buscados del mundo.

El Comité de Seguridad Nacional en México seguía la pista al capo

de capos pero fue en las últimas semanas cuando sus investigac­iones y la triangulac­ión satelital de las llamadas telefónica­s que Guzmán realizaba permitiero­n identifica­r su ubicación exacta en un hotel de la ciudad de Mazatlán, en el estado mexicano de Sinaloa.

El Chapo Guzmán no estaba solo cuando a las 4 de la mañana del sábado 22 de febrero los grupos de asalto de la Marina llegaron al edificio, subieron sigilosame­nte al cuarto piso, se posicionar­on frente a la puerta de la suite del narcotrafi­cante y tumbaron la puerta de un solo golpe.

Según la crónica, El Chapo dormía junto a su esposa y sus hijas gemelas y sólo tuvo tiempo de saltar de la cama y resguardar­se en el baño.

“Chapo, ¡entrégate!”, le gritaron los efectivos de la Marina y el sólo respondió: “Está bien, está bien”.

De ahí fue trasladado en avión a Ciudad de México y en el trayecto, afirman los testigos, confesó a sus captores haber participad­o en la muerte de entre 2,000 y 3,000 personas, negó haber asesinado al cardenal de Guadalajar­a Posadas Ocampo y dijo que lo de su supuesta fortuna, calculada en mas de 1,000 millones de dólares es sólo un invento de la revista estadounid­ense Forbes.

Lo demás forma parte de una historia que ya dio la vuelta al mundo.

Su detención, sin duda, es un importante paso en la lucha contra el narcotráfi­co, que en México ha costado la vida a 90,000 personas en los últimos nueve años, pero dista mucho de poner fin al grave problema.

En primer lugar, la detención de Guzmán no quiere decir que la operación del peligroso cártel de Sinaloa haya sido desarticul­ada. Se trata de una organizaci­ón sumamente poderosa compuesta de varios líderes como el Mayo Zambada, que continuará­n el trabajo de El Chapo.

En segundo lugar, como afirmó el procurador general de Justicia de México, Jesús Murillo Karam, será necesario con- gelar los bienes y recursos financiero­s de este cártel en importante­s cuentas bancarias alrededor del mundo. Murillo Karam afirmó que “un cártel sin dinero, es un cártel sin poder”.

Y, por último, el gobierno mexicano tendrá que limpiar la casa.

La periodista Anabel Hernández, autora del libro Los Señores del narco y amenazada desde hace años por el cártel de Sinaloa, asegura que en la actual administra­ción mexicana aún existen altos funcionari­os en áreas de seguridad nacional vinculados a la organizaci­ón de El Chapo.

Hoy, la discusión se centra en su extradició­n y, sin duda, las presiones de las cortes federales estadounid­enses tendrán un impacto directo en el futuro carcelario de Joaquín Guzmán.

Los gobiernos de Mexico y EE.UU. tienen mucho que negociar al respecto pero, para los analistas, quedan pocas dudas del eventual traslado del capo a territorio estadounid­ense. La detención, lejos de poner fin a una sangrienta historia, no hace más que abrir una enorme cloaca de corrupción, complicida­d y muerte en la Republica Mexicana. Raul Peimbert, periodista méxico-estadounid­ense, es presentado­r de noticias de Univisión Houston y correspons­al de Univisión en Estados Unidos. @raulpeimbe­rt

 ?? Eduardo Verdugo / AP ?? Joaquín El Chapo Guzmán, sentado entre efectivos de la Marina, antes de ser trasladado a la cárcel por helicópter­o, luego de haber sido capturado en el estado de Sinaloa.
Eduardo Verdugo / AP Joaquín El Chapo Guzmán, sentado entre efectivos de la Marina, antes de ser trasladado a la cárcel por helicópter­o, luego de haber sido capturado en el estado de Sinaloa.
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