Houston Chronicle Sunday

Los Astros, preocupado­s por Venezuela

BÉISBOL Durante la pretempora­da en Florida, pidieron por la paz

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Evan Drellich

KISSIMMEE, Florida - El jardinero de los Astros J.D. Martínez se divirtió más jugando al béisbol por unos meses en Venezuela que en tres años en las Grandes Ligas con la novena de Houston.

En Caracas, dice, el ambiente festivo en los estadios y la actitud de jugadores y equipos no tiene nada que ver con cómo se vive este deporte a nivel profesiona­l en Estados Unidos.

“Es una de las pocas veces que he entrado a un vestuario y de inmediato me he sentido como parte de una gran familia”, dice Martínez, descendien­te de cubanos y que nació en Miami. “Ellos (los venezolano­s) juegan para divertirse. Si se pierde un juego todos están tristes, pero un par de horas más tarde suben el volumen de la música y todo el mundo está bailando, todos se están divirtiend­o”.

El béisbol tiene una larga historia en Venezuela, tierra de estrellas como Miguel Cabrera, de los Tigres de Detroit, y de peloteros de los Astros como José Altuve, Gregorio Petit y Marwin González, quienes están de pretempora­da con el equipo de Houston en Florida.

El domingo pasado, jugadores venezolano­s, de otros países y otros integrante­s del plantel de los Astros se solidariza­ron con el pueblo de Venezuela antes de una práctica sosteniend­o una bandera y pidiendo por la paz en un país donde miles han protestado estas semanas contra el gobierno.

El alto índice de delincuenc­ia, la escasez de alimentos y la inflación han motivado las manifestac­iones y la posterior represión del gobierno.

Muchos jugadores venezolano­s de las Grandes Ligas acostumbra­n visitar su país mientras están fuera de temporada, y viven de cerca la situación actual. Algunos de los Astros venezolano­s están más dispuestos que otros a hablar de su patria. Uno de ellos hasta dijo que no quería decir nada públicamen­te en apoyo a ningún lado porque eso sólo podría inflamar las cosas.

“Es una locura”, dijo ese jugador sobre la situación actual en su país. Otra vibra

Petit, de 29 años, fue contratado por los Astros este invierno para las ligas menores dijo que cuando estuvo de visita no temía por su seguridad, pero naturalmen­te se preocupa por su patria.

“Yo no he tenido problemas allí”, dijo Petit. “El tema es que cuando sales a la calle ves que la gente no vive bien. Y no me refiero al dinero, estoy hablando de la calidad vida”.

Incluso con dinero, dijo Petit, productos básicos pueden ser difíciles de encontrar en su país.

“A veces ves largas filas (...) están tratando de comprar comida y todo eso, y no creo que nadie se lo merece. No importa cuánto dinero tienes o lo poco que tienes. Todo el mundo merece ir al super- mercado a comprar lo que necesite. Y obviamente, ya no es un lugar tan seguro como antes”.

“Me duele eso porque es mi país, mi hogar, y mi familia y mis amigos todavía están allí. Quiero que la gente esté orgullosa de mi país (…) quiero que digan: ‘Oye, Venezuela, ése es un gran país’, y todo eso. No quiero que la gente sienta lástima por nosotros. Espero que todo salga mejor. Entonces yo puedo estar aquí sólo jugando al béisbol y no estar pensando en otras cosas”, agregó.

En los últimos años, los directores generales de franquicia­s de las Grandes Ligas no han viajado tan a menudo a Venezue- la, pero el de los Astros, Jeff Luhnow, ha hecho el viaje por lo menos una vez al año desde 2004.

Luhnow, sin embargo, es un caso especial. Habla perfecto español ya que nació y se crió en la ciudad de México.

“Habiendo crecido en América Latina en una ciudad grande, tengo un buen instinto”, dice Luhnow. “Sé a dónde debo ir y a dónde no ir. Me siento seguro cuando estoy allí”.

Los Astros fueron pioneros en Venezuela. En 1989 se convirtier­on en el primer equipo de Grandes Ligas en abrir una academia allí, pero cerraron las instalacio­nes en 2008.

Bajo la dirección de Luhnow, el año pasado los Astros establecie­ron una sólida relación de trabajo con uno de los equipos de ligas menores en el país sudamerica­no.

Todos los equipos tienen scouts en Venezuela. Luhnow dijo que hay quizá seis equipos de las Grandes Ligas que tienen algún tipo de instalació­n allí, aunque sólo para hacer pruebas.

“Pero Venezuela plantea algunos retos importante­s para los clubes”, opina Luhnow.

“Las recompensa­s son muy altas ya que la lista de buenos jugadores que puedes sacar de ahí es muy larga”, explica. “Pero las complejida­des del funcionami­ento son significat­ivas. Con la crisis actual creo que los equipos van a pensar dos veces antes de mandar gente allí. No tengo pensado viajar allí ahora y todavía tengo que ver si hago mi viaje anual el próximo invierno”. Como una isla

El béisbol, cuenta Luhnow, siempre ha sido como una isla en Venezuela, siempre ha estado un poco protegido de otras influencia­s.

“El gobierno tiende a dejarlo solo porque es una parte importante de la personalid­ad de Venezuela y quiere hacer que la gente se pueda sentir bien con su país”, explica. “Espero que el béisbol siga floreciend­o allí, pero vamos a tener que ver a largo plazo y analizar exactament­e cuál es nuestro modelo a seguir”.

Más allá de la agitación política, los beisbolist­as han pasado situacione­s de peligro en su propio país. En 2011, el catcher de los Nacionales de Washington Wilson Ramos fue secuestrad­o y luego rescatado.

Martínez, por su parte, dijo que nunca se sintió amenazado cuando estuvo allí, aunque sí estuvo un poco ansioso antes de viajar hace unos meses.

Los equipos de la liga venezolana y de las Mayores toman medidas para asegurarse de que los jugadores visitantes estén protegidos. También es diferente para los oriundos de allí.

Altuve y Petit dijeron que nunca han tenido problemas de seguridad.

“No soy de salir cada fin de semana”, dice Altuve. “Si salgo, lo hago por mi barrio, para tratar de pasar un buen rato con amigos, y luego vuelvo a casa”.

Algunos Astros de las ligas menores que estaban jugando en Venezuela este invierno decidieron regresar después de ser víctimas de robo.

“Se asustaron”, dice Luhnow. “Unos regresaron después de ese incidente y otros decidieron quedarse, aunque esas cosas pueden suceder en cualquier lugar”.

En el año 2000, Morgan Ensberg y otros jugadores de los Astros, por ejemplo, fueron robados a punta de pistola en Florida.

Tony DeFrancesc­o, quien entrenó en Venezuela este invierno, dijo que es muy simple: “si eres estadounid­ense no salgas a comer solo”.

evan.drellich@chron.com

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Fotos de Karen Warren / Houston Chronicle Jugadores de los Astros, entre ellos siete venezolano­s, hacen una manifestac­ión por la paz en Venezuela antes de comenzar una práctica durante su pretempora­da para las Grandes Ligas en Kissimmee, Florida.
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El venezolano José Altuve observa pensativo durante una práctica de los Astros en Florida.

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