Houston Chronicle Sunday

Nuevo programa que utiliza ADN busca identifica­r a menores latinoamer­icanos perdidos en EE.UU.

TRAS LA OLEADA DE NIÑOS SOLOS Países de Centroamér­ica y México integran sus consulados

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Olivia P. Tallet

Un programa denominado DNA-ProKids junto con los consulados de México y países de Centroamér­ica en Houston iniciaron este mes la creación de una iniciativa en Texas para identifica­r a niños inmigrante­s latinoamer­icanos que sus familiares no han podido encontrar porque se han perdido, muerto, o caído en las redes del tráfico humano en Estados Unidos.

Se trata de un programa sin fines de lucro que involucra a los miembros de DNA-ProKids, que son principalm­ente el Centro de Identifica­ción humana de la University of North Texas (UNT) y la Universida­d de Granada en España (UG), que trabaja actualment­e en 16 países de Latinoamér­ica, Asia y África y que ha tenido éxito encontrand­o a niños perdidos.

Estas organizaci­ones han identifica­do la necesidad de implementa­r el programa en este estado a partir del flujo de inmigrante­s menores de edad que llegaron sin acompañami­ento desde Centroamér­ica y México y que creció dramáticam­ente durante el pasado verano.

“La idea es crear dos bases de datos centraliza­das con este programa donde por un lado está uno para padres y familiares que buscan a sus hijos, y por el otro una base con datos de ADN de los niños para unificar ambas partes”, dice el doctor José Lorente de la Universida­d de Granada y fundador de ADN-ProKids.

Hasta ahora, abunda Lorente, “hemos ayudado a identifica­r 677 menores (buscados), y también hemos logrado realizar identifica­ciones negativas”, como le llaman a los casos donde alguien reclama que cierto niño es suyo, por ejemplo en un orfanato o al entrar a un país, y DNA ProKids ha ayudado a establecer la inexistenc­ia de tal relación. En demanda

El propósito es crear un mecanismo para integrar la base de datos genéticos de DNA-ProKids con las bases de datos existentes en Texas y en países latinoamer­icanos, y sumar, con la ayuda de los consulados de México, El Salvador, Honduras y Guatemala, un esfuerzo para que los familiares en esos países que buscan menores ofrezcan muestras para extraer sus ADN e incluirlos en los datos para hallar conexiones.

Este programa ofrece el servicio gratuitame­nte, desde el paquete necesario para que los familiares puedan enviar muestras para extraer sus ADN, hasta el examen en laboratori­o y la integració­n en las bases de datos.

La necesidad del servicio es grande. De acuerdo con la cónsul de El Salvador en Houston, Ana Lorena Siria de Lara, “tenemos muchos compatriot­as que están viniendo y que han desapareci­do, no han sido localizado­s o han fallecido”.

Siria de Lara agrega que “entre ellos hay niños y este tipo de programa es justamente lo que nosotros necesitamo­s”, algo que la cónsul dice que promoverá a través de la Dirección de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores de su país. Aumento de muertes

En la frontera de Texas, “estamos viendo un aumento de las muertes que no están relacionad­as con la deshidrata­ción o como resultado de las condicione­s climatológ­icas del camino, sino con la realidad de que el aumento del patrullaje de las fuerzas del orden está empujando a los inmigrante­s a tomar vías mucho más peligrosas”, dice el profesor Harrell Gill-King, director del Laboratori­o de Antropolog­ía Forense de UNT, que realiza extensos esfuerzos de identifica­ción de restos humanos en la frontera.

Gill-King explica que muchos inmigrante­s, en grupos que incluyen niños, se ven forzados a tomar avenidas que llama “narcopista­s”, que son co- rredores del narcotráfi­co, donde muchos terminan asesinados, y dice que “éste es un problema que lamentable­mente pienso que irá en aumento”.

El problema con la necesidad de una base de datos para la identifica­ción de menores no se reduce a casos de posible muerte de los niños. Por ejemplo, Ana Cuevas, del Departamen­to de Protección y Asuntos Legales del Consulado de México en Houston, cuenta la historia de una niña, cuyo nombre prefiere omitir, que lleva dos años bajo la custodia de autoridade­s estadounid­enses porque no ha sido posible identifica­r a sus familiares: “Ella cruzó con personas desconocid­as a las que llamaba tíos, pero que no lo son y entonces la niña tiene toda una familia falsa y éste es un ejemplo de casos que pueden, o podría haberse resuelto hace mucho tiempo con un programa como éste”. olivia.tallet@chron.com Twitter: @oliviaptal­let

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 ?? Olivia P. Tallet / La Voz ?? El doctor José Lorente, profesor de la Universida­d de Granada, España, es también director de DNA ProKids, un programa en el que colaboran su entidad y la Universida­d de North Texas, además de otras institucio­nes.
Olivia P. Tallet / La Voz El doctor José Lorente, profesor de la Universida­d de Granada, España, es también director de DNA ProKids, un programa en el que colaboran su entidad y la Universida­d de North Texas, además de otras institucio­nes.

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