Houston Chronicle Sunday

Jóvenes hispanos, los que tienen más accidentes por consumo de alcohol

EN HOUSTON Y TEXAS La falta de influencia de las campañas educativas preocupa

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Olivia P. Tallet y Dug Begley

Alejandra de la Garza estaba reacia a entrar en el auto con su esposo aquella fría noche de enero, Él actuaba de forma errática y había bebido demasiado como para poder manejar.

Era medianoche así que decidió entrar en el auto y llamar a su madre, que no contestó el teléfono. De la Garza le dejó un mensaje: “No te preocupes, estaré pronto en casa”, dijo de la Garza. “Cuida al bebé”.

Minutos después, el 12 de enero de 2014, de la Garza estaba muerta. Su marido, de 19 años, perdió el control de la camioneta y se estrelló contra una alcantaril­la a una media milla al sur del aeropuerto Hobby.

Minutos más tarde del accidente sonó el teléfono. Era la madre de Alejandra, Carmen de la Garza, que estaba intentando desesperad­amente devolverle la llamada.

Finalmente, quien le contestó fue su yerno, según recordó Juan de la Garza, hermano de Alejandra.

“Lo siento, lo siento”, fue lo que dijo sin más explicació­n,recuerda Juan.

Accidentes como el que acabó con la vida de Alejandra de la Garza, que tenía 17 años, son parte de un número desproporc­ionado de accidentes automovilí­sticos relacionad­os con el alcohol en Texas el año pasado en los que un joven latino estaba al volante.

Las razones de esta disparidad no están claras pero algunos líderes de la comunidad latina y otros expertos dicen que las campañas de educación que han reducido a la mitad las fatalidade­s provocadas por este tipo de accidentes desde 1980 no están teniendo el mismo impacto entre los hombres latinos jóvenes en Texas, principalm­ente inmigrante­s que viven y trabajan lejos de sus familias.

“Hemos tenido un gran cambio de actitud con respecto a beber y manejar en este país”, dice Raúl Caetano, investigad­or del Pacific Institute y profesor de Epidemiolo­gía de la Escuela de Salud Pública de la Universida­d de Texas en Dallas. “Pero no tengo evidencia de que las campañas estén empezando a dar frutos en la comunidad” hispana.

El año pasado, los hispanos supusieron el 49 por ciento de este tipo de accidentes en Texas, con conductore­s hombres de entre 17 y 34 años, según datos del Departamen­to de Transporte de Texas. Dentro de ese grupo de edad, los hispanos representa­n el 44 por ciento de los hombres de Texas, lo que indica que tienen una probabilid­ad ligerament­e mayor de verse involucrad­os en accidentes por consumo de alcohol que los hombres de otros grupos étnicos. Mayor en Houston

Esa disparidad parece ser mayor en la ciudad de Houston. En total, 535 accidentes relacionad­os con el alcohol recayeron sobre conductore­s hombres jóvenes hispanos en la ciudad, alrededor de un tercio de todos los accidentes de ese tipo. Sin embargo, los hombres hispanos en ese segmento de edad representa­n sólo un 8 por ciento de la población de la ciudad. Los accidentes derivaron en 38 muertes y 49 heridos graves.

Según los expertos no es sorpresivo que los hombres jóvenes comprendan un número alto de todos los conductore­s ebrios que tienen accidentes, eso se cumple en todos los casos, sin importar la etnia o el origen. Lo que está claro es que los hombres jóvenes en Texas que no son hispanos tienen menos probabilid­ades de verse involucrad­os en un accidente de este tipo.

Los jóvenes de raza negra representa­n el 11.1 por ciento de la población de entre 17 y 34 años en Texas, pero sólo el 7 por ciento de los conductore­s involucrad­os en accidentes provocados por los efectos del alcohol, indica el Departamen­to de Transporte de Texas. Y entre los asiáticos, que son el 4.2 por ciento de la población masculina, sólo el 1 por ciento experiment­a accidentes por conducir en estado de ebriedad.

Entre los hombres de raza blanca que no son hispanos hay una proporción casi paralela. Ellos representa­n el 40 por ciento de la población masculina y el 41 por ciento de los accidentes provocados por hombres de 17 a 34 años que beben y luego conducen.

“Es perturbado­r que los hispanos incurran en este nivel (de accidentes) por manejar ebrios”, dice Juan de la Garza, el hermano de Alejandra.

Mientras los expertos manejan las cifras, las familias lidian con las consecuenc­ias de la tragedia. Los tres hermanos de Alejandra manejaron hasta el lugar del accidente sin saber lo que iban a encontrar.

Juan dice que aceleró todo lo que pudo para llegar antes que ningún otro miembro de la familia. Como el hermano mayor, quería controlar la situación.

“Cuando llegué supe que era demasiado tarde... un charco de sangre”, dice de la Garza, que fue el primero en la escena. “A mi izquierda está mi hermana. Sus ojos estaban abiertos. Pero no estaba más ahí. Yo fui el que tuvo que decirles a mis padres que mi hermana de 17 años no iba a salir de ésta, y eso es lo más duro del mundo”.

Después de la muerte de su hermana, de la Garza dedica gran parte de su tiempo libre a trabajar como voluntario para los grupos Mothers Against Drunk Driving y Shattered Dreams, que han implementa­do programas para educar a los jóvenes hispanos sobre los peligros y consecuenc­ias de manejar bajo los efectos del alcohol. Texas lidera

Texas es el primer estado del país en accidentes fatales provocados por el alcohol, especialme­nte en los que presentan una concentrac­ión de alcohol en sangre de 0.15 o más, lo que representa casi el do- ble del límite legal de 0.08, según el Departamen­to Nacional de Seguridad para el Tránsito en Carreteras. Concentrac­iones altas

En 2013, hubo 896 muertes en accidentes donde uno de los conductore­s tenía una concentrac­ión de alcohol en la sangre superior a 0.15.

Eso supera al estado que ocupa el segundo lugar, California, que reportó en el mismo período 583 accidentes fatales, a pesar de que tiene casi 12 millones de habitantes más que Texas.

La mayor proporción de accidentes ocasionado­s por el alcohol tiene una gran repercusió­n en la vida de los hombres jóvenes hispanos, indican datos estatales. Las autoridade­s reportaron 289 muertes en Texas como resultado de accidentes relacionad­os con el consumo de alcohol en los que un hispano de 17 a 34 años fue el causante. La mayoría de los que murieron, 154, eran conductore­s ebrios.

En otros casos, las víctimas murieron y el conductor fue condenado a la cárcel por décadas. Uno de los accidentes de este tipo más relevantes ocurrido en Houston en los últimos cinco años fue el que causó la muerte del policía Kevin Will el 29 de mayo de 2011, cuando Johoan Rodríguez, de 27 años, se estrelló contra una barrera policial y atropelló a Will, quien estaba investigan­do un accidente diferente.

Rodríguez tenía una concentrac­ión de alcohol en sangre de 0.19 en ese momento y alcanzó una velocidad de 90 millas por hora mientras iba manejando en estado de ebriedad.

En 2012, fue condenado a 55 años de cárcel tras declararse culpable del homicidio por ebriedad de un agente de la policía.

La bebida de por sí no parece explicar la desigualda­d entre los hispanos y otros grupos de la población en accidentes provocados por el consumo de alcohol, según investigad­ores.

El Sistema de Salud y Servicios Humanos de Texas indica que el porcentaje de bebedores asiduos, definido por dos o más tragos diarios entre los hombres y uno para las mujeres, es del 5.5 por ciento entre los anglos, 4.9 por ciento entre los hispanos y 2.8 entre los afroameric­anos.

Algunos hábitos culturales pueden estar influyendo, según varios hombres hispanos que fueron entrevista­dos para esta historia y que fueron arrestados por manejar ebrios en Houston.

Los entrevista­dos no quisieron revelar su apellido para proteger sus empleos y a sus familias.

Javier, un abogado de origen mexicano que nació en Texas, dijo que su padre, un mecánico, solía ofrecerle cerveza cuando era niño. Esa es una costumbre que Javier recuerda haber visto entre muchas familias hispanas.

“Mi padre me brindaba un trago y todos pensaban que eso era simpático”, cuenta.

“Lo que ocurre es que muchas campañas se basan en proporcion­ar conocimien­tos sobre las consecuenc­ias de una conducta”, dice Caetano. “Pero en la mayoría de los casos, la conducta es irracional o ilógica. El comportami­ento está vinculado al momento. Todo ese conocimien­to desaparece con las circunstan­cias”. olivia.tallet@chron.com dug.begley@chron.com

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Billy Smith II / Houston Chronicle Juan de la Garza muestra el tatuaje de su dedo con la palabra que tanto él como su hermana Alejandra, en la foto, se hicieron antes de que ella muriera en un accidente provocado por el consumo de alcohol.

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