Las Chicas de Troya, una nueva orquesta de salsa que se formó en Miami y está integrada exclusivamente por mujeres
NUEVOS TALENTOS La orquesta de Miami está integrada sólo por mujeres
VARIEDAD: Conjuga talento musical, buenas letras y chicas guapas en un rango de música afrocaribeña que va de la placidez de un bolero al frenesí de una guaracha, pasando por cumbia, reggae, son, salsa, merengue y toques de latin-jazz.
Las orquestas de salsa integradas sólo por mujeres son una rareza en la historia de ese género. Por eso cuando Las Chicas de Troya irrumpieron en la escena de la música afroantillana de Miami el mundo de la música volteó a verlas.
Apenas tienen cuatro meses de haberse formado y las chicas han causado tanta expectación por su fina calidad como instrumentistas precisas e imaginativas que ya han sido llamadas para emprender sus primeras giras por México y Puerto Rico. Nada mal para una banda que ni siquiera tiene su primer disco todavía.
“Nosotras sí tocamos, todas (…) somos músicos estudiados, ninguna es empírica, aquí hay muchos años de dedicarse profesionalmente a la música en cada una. A veces hay un prejuicio machista de que las orquestas sólo de mujeres no tienen mucha calidad, nosotras no aceptamos eso, nosotras somos tan músicos como cualquier varón”, explica de manera contundente la pianista cubana Alaina Martín, la directora musical de Las Chicas de Troya, en una entrevista telefónica desde Miami.
Martín explica que Las Chicas de Troya son una creación del empresario musical y compositor cubano José Miguel Díaz, fundador de US Factory Music Records, quien la invitó para que se sumara como directora de la orquesta.
Lo que Díaz quería crear, según explica Martín, era una orquesta que conjugara talentos probados en la música, buenas letras y chicas guapas, en ese orden, tocando un rango de música afrocaribeña que fuera desde la placidez de un bolero hasta el frenesí de una guaracha pasando por cumbia, reggae, son, salsa, merengue y toques de latin-jazz.
La orquesta tiene como carta de presentación la canción No hay un mañana, en donde da muestra de su calidad con una vibrante canción sobre una mujer que decide seguir su camino dejando atrás una mala relación. El arreglo de tema es extraordinario, lleno de detalles delicados y elegantes, en los cuales destaca sobre todo el preciso oficio de la sección de metales desarrollando líneas melódicas sobrepuestas entre saxofones y trompetas.
El primer reto que tuvo Martín fue aceptar. La pianista explicó que lo pensó mucho.
“Yo caí de fly”, dice Marín con una expresión muy cubana de béisbol para explicar que llegó al grupo casi por un accidente de la vida. “La verdad, yo no quería aceptar entrar a la orquesta como directora porque muchas mujeres juntas podemos ser (…) muy complicadas y bullangueras (…) no estaba interesada en entrar en el grupo y (Díaz) me dijo que lo hiciera como un favor personal”.
Luego de los meses de audiciones el año pasado, la orquesta quedó con- formada por mujeres que llegaron a Estados Unidos provenientes de Cuba, Venezuela y Puerto Rico.
“Fueron muchas muchachas a probarse, y requisito principal es que puedan tocar su instrumento lo mismo en salsa, que en cumbia, que en reggae, que en bolero o un latin-jazz. Si la muchacha que llegaba era bonita qué bueno, eso nunca estorba, pero ése no era el principal requisito. Luego yo me fijo mucho en la disciplina, la dedicación, los recursos de cada chica. La que llega, tiene que pasar por mis manos”, detalla Martín sobre cómo fue el proceso de las audiciones.
En febrero comenzaron sus primeros conciertos, que calaron fuerte en los seguidores de salsa a tal punto que recibieron una invitación para presentarse en el festival Mérida Salsa Fest 2016, en la ciudad mexicana del estado de Yucatán, compartiendo escenario con otros salseros de gran calibre como los cubanos Aymee Nuviola, Isaac Delgado y Willy Chirino y el puertorriqueño Tito Nieves, el sábado 2 de julio.
Martín, quien estudió Música en el Conservatorio Amadeo Roldán de La Habana y tocó en Cuba con la mítica Orquesta Dan Den, quiere que todas las chicas exploren su creatividad.
“Cuando llega el papel (partitura) lo analizamos, lo tocamos, y si vemos que hay algo que cambiar o darle otro concepto lo hacemos, hablándolo entre nosotras (…) por ejemplo, hemos transformado una cumbia en un reggaetón o a una salsa le metemos un latin-jazz. En la orquesta hay mucha comunicación, hay opiniones, se prueban las cosas. Aquí se conversa, hay comunicación, hay buena vibra. Eso es importante conservarlo porque no se da con mucha frecuencia”, detalla Martín. @HDaviddorantes