Minorías están mal representadas
Según un análisis basado en información demográfica a nivel nacional
David A. Lieb
Alfonso López, el único legislador estatal hispano de Virginia, se propuso impulsar un proyecto de ley que permitiera a los inmigrantes que viven en el país sin autorización desde niños pagar las mismas matrículas universitarias que los nativos y no las de extranjeros, que son mucho más caras.
El proyecto no pasó de la comisión correspondiente.
López insistió al año siguiente, con el mismo resultado. Y al siguiente.
Ahora, en su quinto año en la legislatura, se prepara para volver a presentarlo en 2017.
“Si tuviésemos una legislatura más diversa, con más hispanos en la Cámara de Delegados”, afirma, aludiendo a la cámara baja, “no sería tan difícil”.
El gobierno estadounidense es mucho más blanco que el país, y no sólo en Virginia.
Si bien las minorías han logrado progresos en las últimas décadas, siguen estando mal representados en el Congreso nacional y en las legislaturas estatales a pesar de que constituyen un porcentaje cada vez más grande de la población, según un análisis de información demográfica hecho por Associated Press. La disparidad es particularmente grande para los hispanos, que son hoy la minoría étnica más grande de la nación.
Una representación política inadecuada puede tener fuertes repercusiones, y no sólo en relación con el tema de la inmigración ilegal. Los gastos del estado en escuelas públicas, viviendas y programas sociales tienen gran impacto en las comunidades minoritarias. Lo mismo que las decisiones en torno a las reformas a los sistemas judiciales, las leyes electorales o la impresión de documentos públicos en otros idiomas, además del inglés.
Cuando los funcionarios elegidos no se ven, hablan, piensan y actúan como las personas que representan, se pueden aumentar las divisiones que existen naturalmente en Estados Unidos.
Golpeando puertas en busca de votos en un barrio hispano del sur de Omaha, en Nebraska, Tony Vargas, quien se postula por primera vez a la legislatura estatal, habló con mucha gente que tiene miedo de participar en el ejercicio democrático. Algunos se sintieron confundidos o marginados cuando trataron de votar alguna vez. Otros están mal informados acerca de lo que se necesita para votar. Y también están los que piensan que su voto no cuenta.
“Puedes percibir el temor en la voz de la gente, y te das cuenta de que se no se sienten parte de la sociedad, no se sienten estadounidenses”, expresó Vargas, cuyos padres son oriundos de Perú.
Los hispanos representan el 10 por ciento de la población de Nebraska, pero no hay un solo legislador de esa comunidad.
La AP analizó información de la Oficina del Censo, del Congreso y de la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales para comprobar hasta qué punto los miles de legisladores reflejan la composición demográfica de cientos de millones de residentes. Y determinó que los blancos no hispanos, que representan el 60 por ciento de la población, ocupan el 80% de las bancas nacionales y estatales.
Algunos hallazgos
La raza negra es la que mejor representada está, pero hay grandes brechas en algunos sitios. En Mississippi y Louisiana, un tercio de la población es de raza negra. Sin embargo, en ambos estados esa comunidad tiene un solo representante en el Congreso nacional y su presencia en las legislaturas estatales es desproporcionadamente baja.
En más de la mitad de las legislaturas estatales no hay figuras de ascendencia asiática o de las islas del Pacífico y hay apenas cuatro legisladores de ese origen en el Congreso nacional.
Los hispanos constituyen el 17 por ciento de la población, pero tienen menos del 7 por ciento de las bancas en el Congreso nacional y su participación en las legislaturas estata- les no llega al 4 por ciento. La representación es baja incluso en California, Nuevo Mexico y Texas, los estados con mayor presencia hispana.
Las razones de estas disparidades son variadas.
La población hispana es generalmente joven y no tiene edad para votar. Muchos no van a las urnas. La participación hispana bajó al 27 por ciento en 2014, comparada con 41 por ciento de los negros y 46 por ciento de los blancos, según el Pew Research Center. La escasa participación afecta a su vez las posibilidades de que haya candidatos hispanos y hace que esas comunidades no atraigan el interés de los candidatos.
“Es un círculo vicioso: No votan, por lo tanto no son tomados en cuenta; y como no son tomados en cuenta, no votan”, declaró el consultor político Roger Salazar, que tiene entre sus clientes al bloque hispano de la legislatura de California.
La ventaja que tienen los políticos que ya ocupan cargos públicos, por otro lado, dificulta la irrupción de candidatos nuevos. Abundan los políticos blancos que son muy conocidos porque llevan años en sus cargos y que siguen siendo reelegidos en comunidades donde las minorías son hoy mayoría.
Otro factor es la forma en que se establecieron los distritos electorales. Se pueden generar manipulaciones raciales repartiendo las minorías entre varios distritos para diluir su fuerza o concentrándolas todas en un mismo distrito para evitar que ganen varias bancas.
Los legisladores de grupos minoritarios le han dicho a la AP que a menudo no tienen apoyo para sacar adelante sus propuestas.
Durante 22 años, la senadora Margaret Rose Henry ha sido la única representante negra en la legislatura de Delaware, un estado donde los negros constituyen más de una quinta parte de la población. Henry dice que por años ha tratado de mejorar las oportunidades educativas de los niños negros pero que las recomendaciones de que se estudie el tema han sido ignoradas.
“Si hubiera más funcionarios electos negros, tendríamos mejores oportunidades de hacer cosas”, concluyó.