Latinos crecen con empresas
HOUSTON
La creciente población de inmigrantes latinomericanos en el área de Houston y sus alrededores, especialmente la que proviene de Colombia, Cuba y Venezuela, está brindando grandes oportunidades a pequeñas compañías privadas de carga que atienden a esos países en específico y que han visto cómo ha aumentado su volumen de negocios en los últimos años.
Los envíos de encomiendas en la temporada de las fiestas impulsaron el desempeño de la industria de cargas a fines del año pasado, y no sólo para los gustos de las empresas gigantes de ese mercado, como FedEx y UPS.
Naida Gibbon, propietaria de NCVEN, una pequeña empresa privada de cargas basada en Katy, registró un aumento de casi 50 por ciento en los paquetes que su negocio envió a países latinoamericanos durante la temporada navideña.
Los paquetes van desde regalos navideños a ropa de marca y otros productos disponibles en tiendas de Estados Unidos a otros de necesidades básicas que pueden ser difíciles de encontrar o que son casi prohibitivamente caros en los países de origen de sus clientes.
“Houston es un mercado bendecido para este tipo de negocio”, dijo Gibbon.
La creciente población de inmigrantes latinomericanos en el área de Houston y sus alrededores (que incluye a unos 24.000 colombianos, entre 20.000 y 30.000 cubanos y un número creciente de venezolanos) está brindando oportunidades a las compañías privadas de carga que atienden a esos países en específico.
Las empresas que abastecen a Colombia y Cuba, por ejemplo, han reportado por lo menos tres veces más clientes en los últimos cuatro años. En los últimos 10 años, dijo Gibbon, su clientela venezolana ha crecido un 80 por ciento.
Una temporada clave para estas pequeñas empresas independientes comienza alrededor del llamado Black Friday (la noche especial para ventas especiales posterior al Día de Acción de Gracias) y se extiende hasta fines de diciembre, ya que muchos residentes de esta zona envían regalos a sus familiares en Latinoamérica.
Otro gran mes para lugares como Cuba, por ejemplo, es agosto, cuando el año escolar está por comenzar en la isla caribeña y los útiles para los estudiantes se envían a granel.
Mientras tanto, en lugares como Venezuela, los problemas políticos y económicos han llevado a que la comida, el papel higiénico, medicinas y otros elementos básicos sean enviados a lo largo de todo el año.
Al igual que las empresas nacionales de transporte de mercancías, las empresas privadas más pequeñas tienen que asegurarse de que sus papeles y certificación estén en orden tanto para las aduanas estadounidenses como para las extranjeras.
Si llegan a surgir problemas, Gibbon y otros dijeron que lo más probable sea con oficinas en el extranjero, donde a veces para ellos es necesario conocer a ciertos funcionarios de aduanas con el fin de enviar los paquetes con más facilidad.
Estas compañías más pequeñas envían su carga por vía aérea y/o marítima y normalmente tienen conexiones con servicios de entrega basados en los países extranjeros, donde otra opción es contratar a sus propios camiones.
Las compañías privadas de carga generalmente tienen plazos de entrega más largos, pero ofrecen una ventaja de precio considerable sobre los competidores más grandes y más conocidos.
NCVEN, por ejemplo, publica un precio promedio que va de 65 a 90 dólares para entregar un paquete de 18 por 18 por 24 pulgadas que pesa 100 libras a una residencia en Caracas, Venezuela, dentro de dos semanas.
En FedEx, el mismo paquete llegaría en sólo 10 días, pero costaría más de 1.200 dólares enviarlo, según el sitio web de la compañía, con un precio de prioridad internacional de más de 1.800 dólares.
En UPS, el paquete llegaría en apenas tres días, aunque por cerca de 1.900 dólares.
Un representante de UPS señaló que la región de las Américas, que incluye las exportaciones de Estados Unidos, Canadá y América Latina, representa sólo el 30 por ciento de sus ingresos mundiales. La región europea es mucho más grande, dice, con el 50 por ciento de sus ingresos.
FedEx, por su parte, se negó a comentar al respecto.
Damián Estevez, dueño de ACuba Voy, una agencia local de viajes a Cuba y que también tiene servicios de carga, dijo que con menores gastos operativos los servicios de entrega más pequeños pueden ofrecer precios competitivos.
También, asegura, ofrecen un toque personal.
Cuando Estevez empezó su negocio en 2011, tenía una oficina en la calle Westheimer de Houston. En 2013 cerró esa oficina y continuó operando el negocio desde su casa, cerca de Chinatown, y se dedicó a ampliar su red de servicios por medio de internet.
Aunque el número de clientes que lo visitan en persona por su negocio de cargas aumentó en última instancia al mismo tiempo que fue creciendo la población cubana en el área de Houston, él prefiere mantener el trabajo en su casa.
Eso le permite, por ejemplo, compartir un café con sus clientes en el sofá de su casa y, una vez que todo el papeleo está terminado y en orden, ofrecerles un almuerzo casero.
En lugar de proporcionar números de seguimiento digital, Estevez llama personalmente a los receptores de las encomiendas en Cuba para actualizarlos sobre dónde está el paquete que deben recibir y cuándo llegará.
“Es la calidez del servicio que no se puede superar”, dijo Estevez.
Jorge Herrera, propietario de la empresa Colombian Cargo, dijo que el servicio personalizado es clave para la comercialización, ya que obtiene la mayoría de sus clientes a través del boca a boca de clientes que han quedado satisfechos con sus servicios.
También ofrece otro servicio de ahorro para los extranjeros, el envío a hogares en Colombia de las compras hechas por internet en tiendas de Estados Unidos. Los clientes colocan la oficina de Herrera como la dirección de entrega en Estados Unidos al ordenar productos de tiendas como Macy’s o Amazon, por ejemplo, y él se encarga del resto.
Diva Herazo, de Katy, utiliza regularmente Colombian Cargo para sus envíos en la temporada de las fiestas de fin de año. Ella envía principalmente regalos de Navidad y suministros tradicionales para las fiestas a varios miembros de su familia que todavía viven en Colombia.
Herazo dijo que prefiere hacer sus envíos a través de pequeñas empresas dirigidas por personas que comparten su herencia porque a menudo son capaces de entregarlos en lugares remotos que las empresas más grandes ni siquiera conocen.
“Es muy personalizado, y saben a dónde van”, expresó Herazo.
“Houston es un mercado bendecido para este negocio”. Naida Gibbon, dueña de NCVEN