Religiosos dicen que hay un enorme temor entre los inmigrantes
Por las deportaciones y la separación de las familias
MIEDO: en Texas, y a nivel nacional, algunas parroquias y comunidades con gran cantidad de inmigrantes sin papeles dicen que menos gente acude a las misas dominicales y menos todavía asiste a las clases y programas que ofrecen, por temor a las redadas.
En una de sus recientes visitas a la casa de una familia de inmigrantes, Julio Barquero pidió a todos que se levantasen de sus asientos y se tomasen de las manos. Formaron un círculo, cerraron sus ojos y comenzaron a rezar.
“Ayúdanos en nombre de Dios”, dijo en español Barquero, un pastor laico de la iglesia cristiana Discípulos de Cristo. “Y ayuda a la comunidad latina y al estado de Texas”.
Barquero es uno de varios pastores que atienden a 1,5 millones de personas que viven en Texas sin permiso de residencia en Estados Unidos y que con frecuencia visitan a los fieles en sus casas ya que tienen miedo de salir ante las amenazas del gobierno de deportar a los extranjeros sin autorización para estar en el país.
En Texas, y a nivel nacional, algunas parroquias y comunidades con gran cantidad de inmigrantes sin papeles dicen que menos gente acude a las misas dominicales y menos todavía a las clases y programas que ofrecen. Otras señalan que cada vez más inmigrantes van a las iglesias en busca de ayuda y consejos.
“Visité a mucha gente en sus departamentos, les ofrecí la ceremonia de la comunión y los traté como si estuviesen enfermos o se estuviesen por volver” a sus países, expresó Sam Dunning, director de la Oficina para la Justicia y la Paz de la arquidiócesis católica de Houston.
El gobernador republicano Greg Abbott sancionó en mayo una ley contra las ‘ciudades santuario’ que entrará en vigor el septiembre y que permite a la policía preguntar a la gente por su estatus inmigratorio durante cualquier intervención de rutina. La policía, por otro lado, debe acatar los pedidos de que retenga a sospechosos de haber cometido delitos con miras a su deportación. Si no lo hacen, los agentes se exponen a ser detenidos.
Texas es el estado conservador más grande del país, que postula mano dura hacia la inmigración ilegal, y uno de los que más refugiados e inmigrantes con y sin permiso de residencia recibe. Es muy religioso, con miles de iglesias, mezquitas y templos que sirven a gente de numerosas razas y creencias políticas.
Abbott apoya plenamente la campaña del presidente Donald Trump contra la inmigración ilegal, que ha producido un aumento en las detenciones de extranjeros sin permiso de residencia. Se amenaza además con acelerar las deportaciones. Dallas y Houston son dos de las tres ciudades de Estados Unidos donde hubo más arrestos de inmigrantes entre enero y abril. Las redadas y la vigilancia de determinados sitios han sembrado pánico entre los inmigrantes sin papeles y un puñado de iglesias alojan a familias para protegerlas de la deportación.
El portavoz de Abbott, John Wittman, dice que la nueva ley “responde a los valores cristianos del gobernador al proteger vidas inocentes” facilitando la detención de “delincuentes reconocidos”.
“La ley deja bien en claro que nadie que vaya a misa los domingos tiene nada que temer”, agregó, aludiendo al hecho de que las autoridades no van a ingresar a los templos.
La Catholic Legal Immigration Network, una organización sin fines de lucro, alienta a sus afiliados a que identifiquen a las personas que pueden pedir una visa o protección legal de deportación. Calcula que 1,6 millones de 11 millones de personas que se cree viven en el país sin permiso podrían legalizar su estatus.
World Relief, que trabaja con iglesias evangélicas, dice que un 35% de sus líderes regionales reportaron en un reciente estudio que los pastores que supervisan expresan preocupación por un descenso en la cantidad de gente que va a misa. Un vocero de la agrupación, Matthew Soerens, dijo que se alentaba a los pastores a que preparasen a los fieles para enfrentar “cualquier circunstancia”, aunque acotó que la mayoría de los inmigrantes difícilmente enfrenten procesos de deportación.
Barquero y su esposa Lucy se comunican por teléfono con gente que tiene miedo de ir a la iglesia o no puede hacerlo. También tratan de ir a sus viviendas.
“Mi mensaje es que sigan haciendo sus vidas normales”, declaró. “Que defiendan sus derechos, aunque sin correr riesgos innecesarios”.
Guillermo Peña, pastor de Living Word, iglesia de Houston que ofrece servicios en español e inglés, dijo que la mayoría de sus fieles hispanoparlantes están en el país ilegalmente.
“Los inmigrantes están solos”, dijo. “Considero que la iglesia tiene que comprender que somos una iglesia de inmigrantes y que más vale que entendamos el problema”.