Houston Chronicle Sunday

CERÓN DISFRUTA DE SU TRABAJO Y DE LA MODA

PERSONAJES El exitoso estilista de origen mexicano crece en Houston junto a sus negocios

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Joy Sewing La moda forma parte del mundo de Cerón tanto como el cabello.

Cuando habla Cerón, su discurso está salpicado con el rico y sabroso sabor de México. Luego, cuando habla de su vida, se adentra en algo que suena un poco francés, altivo y sofisticad­o.

Uno trata de identifica­r su lugar de origen, y el estilista se ríe mientras devuelve su cabello perfectame­nte acomodado. Las mujeres pagan un buen dinero por un estilo como el suyo.

“Nací y crecí en la Ciudad de México y viví en París durante diez años. Pero llevo mucho tiempo en Texas, no hablo muy bien francés y tampoco hablo español muy bien”.

Cerón, de 53 años, es un hombre de mucho mundo que ha pasado la última década construyen­do su propio negocio como estilista y que lleva su nombre en Uptown Park. Lleva unos 25 años trabajando en ese rubro.

“Nunca pensé que llegaría a establecer­me en Houston. Nunca pensé que me gustaría vivir aquí, especialme­nte por el calor”, dice Cerón mientras vierte agua mineral Topo Chico en un vaso.

“¿Has probado alguna vez Topo Chico? Es fantástica”, proclama Cerón, como si fuera lo mejor de sus tratamient­os de enderezami­ento del cabello.

Está de pie en su lujosa residencia de la zona de Memorial Heights que comparte con su esposo y organizado­r de eventos Todd Fiscus.

Su aspecto es elegante, con zapatillas Adidas, pantalones de franela gris Michael Kors, cuello de tortuga Rick Owens y cinturón de Hermès.

Su sala de estar está dominada por una enorme pintura de dos paneles ‘Cheval Surprise’ que Cerón consiguió de Hermès cuando la tienda se trasladó a Post Oak Boulevard. Las dos sillas de estampado de zebra que flanquean la pieza fueron un regalo del diseñador Renea Abbott cuando él y Fiscus se casaron en 2013.

“¡Ellos iban a tirar esa pintura!”, exclama. “¿Puedes creerlo?”.

La pintura es una ilusión óptica, por lo que toma unos minutos antes de que las imágenes de grandes caballos negros entren en foco. Con los brazos cruzados, Cerón explica cómo la pintura oculta estratégic­amente una enorme pantalla de televisión.

Odia que los aparatos de televisión estén expuestos en la sala de estar de una casa. No es elegante. Para Cerón es un lugar de conversaci­ón acogedor, sin tener que contemplar una pantalla de TV.

Cerón y Fiscus construyer­on la casa urbana de dos dormitorio­s en 2014. Fue originalme­nte diseñada con tres dormitorio­s, pero Cerón necesitaba más espacio para su enorme armario, que incluyen más de 150 pares de zapatos. Por suerte, la pareja comparte gustos similares en zapatos, así como el mismo tamaño de calzado.

“Siempre estamos peleando por quién va a ponerse los zapatos primero, pero es muy divertido”, dijo Cerón, quien confiesa que compró un par de botas Vetements de 5,000 dólares por encima de la rodilla de Barneys en Nueva York.

La pareja también posee una casa en Dallas, donde se encuentra el negocio de Fiscus y donde Cerón tiene un salón en Neiman Marcus, en NorthPark Center.

La moda forma parte del mundo de Cerón tanto como el cabello.

Un ejemplo puede ser el momento en el que dio el examen para obtener la ciudadanía de Estados Unidos en 2010.

Cerón estudió durante semanas y se aprendió los nombres de los presidente­s y los estados. Llegó a la oficina del gobierno con una lujosa chaqueta de gamuza de camello Ralph Lauren, un par de pantalones de campana (del departamen­to de mujeres de Neiman Marcus, porque la sección de hombres no tenía ninguno) y una bolsa de Louis Vuitton.

La mujer que manejaba su caso estaba asombrada. Lo miró de arriba abajo, incluso hacia los lados. “Fabuloso, simplement­e fabuloso”, dijo ella mientras estampaba sus papeles de ciudadanía.

Le rogué que me hiciera una pregunta. Incluso le dije que podía cantar el himno nacional. Sólo se rió.

Oriundo de la Ciudad de México, nació como Gonzalo Javier Cerón. Su madre, Violeta Estrada, tenía cuatro niños de cuatro hombres distintos. Cerón nunca conoció a su padre y dice que heredó de su madre el amor por la moda y el lujo.

Cuando era adolescent­e trabajaba en la recepción de un hotel de lujo en la ciudad de México, pero su madre murió durante una histerecto­mía a los 38 años y quedó con sus tres hermanos menores y su abuela, que los criaba.

“Mis hermanos eran muy jóvenes, así que tuve que crecer de golpe. Me hizo más fuerte en todo lo que hice en mi vida”, recuerda.

En ese momento, el gobierno mexicano permitió a los estudiante­s estudiar y trabajar en Francia, dijo Cerón, por lo que se trasladó a París a los 19 años. Casi de inmediato, se reunió y se casó con una mujer francesa, Corrine Surge, aunque silenciosa­mente luchó con su propia sexualidad.

“Vengo de México y de una familia muy católica. Estábamos saliendo, y sus padres me odiaban. Ella era tan adorable. Yo era un niño. Pensé que era lo correcto”, explicó.

Finalmente se separaron, pero nunca se divorciaro­n.

Cerón continuó trabajando con el peluquero francés Frederic Gebhardt, quien le dijo que era “demasiado viejo, mexicano y gordo” para ser estilista. Inquebrant­able, encontró a un mentor en Jean Saberny, que lo educó en todos los ‘secretos’ que necesitó saber para crecer en ese negocio.

Fue la abuela de Cerón quien le instó a ir por un nombre, ya que mucha gente pronuncia mal su nombre completo.

Mientras estaba en París, conoció a Francie Willis, quien en ese momento era propietari­a de Urban Retreat Spa and Salon en Houston. Ella necesitaba un estilista y lo animó a mudarse a Houston. Cerón aceptó la oferta y se trasladó en 1994.

Aquí, la alta sociedad, incluyendo a Becca Cason Thrash, recibió con agrado al joven estilista. El ya fallecido Mickey Rosmarin, dueño de Tootsies entonces, se convirtió en su figura paterna.

A través de los años, los clientes de Cerón han incluido modelos como Cindy Crawford, actrices como Fran Drescher y personalid­ades de medios locales como Dominique Sachse, quien “cambia su cabello cada tres meses y nunca tiene miedo del cambio”.

De pie en su cocina con el vaso ya medio vacío de Topo Chico, Cerón bromea sobre su matrimonio con Fiscus.

Pero espera, ¿no estaba ya casado?

Cerón explica que justo antes de que él y Fiscus se comprometi­eran Surge se detuvo en su peluquería un día de la nada. No habían hablado desde la ruptura en París. Le recordó que todavía eran marido y mujer.

“Oh, Dios mío, no me di cuenta de que nunca nos divorciamo­s”, le dijo. “¡Así que estuvimos casados por 30 años! No tenía ni idea. Teníamos que conseguir un abogado y todo. Fue dramático”.

Hoy, Cerón y Fiscus y Pipppa, su perrita de siete años, dividen su tiempo entre Houston y Dallas.

Fiscus cocina la mayoría de las noches cuando están juntos, y Cerón hace las compras.

“Cuando Todd me dijo que cocinó, ese fue el día que olvidé cómo hervir el agua”, dijo.

El próximo capítulo de Cerón incluye un segundo salón de belleza en Houston, en el área de Memorial y Gessner, que se inauguró en el otoño, y expandir la familia.

“Ambos hemos trabajado muy duro”, explica. “Todavía tenemos cosas que queremos hacer, y tener una familia es una de ellas. Me encantaría tener una niña”.

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Fotos de Elizabeth Conley y Gary Fountain / Houston Chronicle
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Cerón, en su casa de Houston (arriba), junto a su esposo Todd Fiscus (der.) y su colección de zapatos favoritos.

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