Candidatos independientes enfrentan obstáculos para elecciones
MÉXICO
QUEJAS: dicen que la aplicación utilizada para juntar las firmas necesarias para estar en la boleta es, en el mejor de los casos, defectuosa, y en el peor, discriminatoria y racista.
Se suponía que la primera elección presidencial con candidatos independientes iba a ser un avance para el costoso y engorroso sistema electoral de México, el cual ha estado dominado por partidos políticos sumamente impopulares.
Pero a los candidatos independientes se les está obligando a usar una aplicación de celular para juntar 866.000 firmas que necesitan para que sus nombres sean incluidos en la boleta electoral, a pesar de que el servicio de telefonía móvil no llega a todas las regiones y sólo una minoría puede costear un smartphone.
Candidatos independientes de todo el espectro político dicen que la aplicación es, en el mejor de los casos, defectuosa, y en el peor, discriminatoria y racista.
Los partidos que ya cuentan con registro aparecen en las papeletas automáticamente y sus gastos son pagados en su totalidad por los contribuyentes.
El Instituto Nacional Electoral, que diseñó la aplicación, gastará 1.300 millones de dólares en las elecciones presidenciales del 1 de julio, además de otras contiendas del año próximo.
Los críticos dicen que el INE está alejado de la realidad, en su burbuja y sólo sirve a los grandes intereses políticos.
La app está diseñada para que la persona pueda tomar una foto de su credencial para votar y la envíe, junto con los demás datos, a la base de datos. Pero es tan defectuosa que Margarita Zavala, candidata independiente y esposa del ex presidente Felipe Calderón, publicó un video en el que se burla de la misma al enseñale a la gente cómo usarla.
“Te voy a enseñar en dos sencillos pasos como registrar una firma”, dice Zavala en el video, pero tras varios intentos fallidos, mensajes de error y media hora invertida, se da por vencida: “Bueno luego te lo explico porque todavía no jala (funciona) bien la aplicación”.
Eso fue grabado en la Ciudad de México. Imagine la situación en las aisladas montañas del estado sureño de Chiapas, donde muchas viviendas todavía usan velas para la iluminación y queman leña para calefacción.
Eso es lo que le molesta a María de Jesús Patricio, mejor conocida por su apodo MariChuy, la primera candidata indígena independiente.
Es grande el apoyo a ella entre militantes zapatistas de Chiapas, que en 1994 protagonizaron un breve alzamiento en defensa de los derechos de los indígenas. Muchas de las comunidades no tienen siquiera líneas fijas de telefonía, ni hablar de celular.
“En el mejor de los casos, se habría diseñado un proceso pensando en un país que no es México. Realizable, quizá, en países como Suiza o Suecia”, opinó un grupo partidario de MariChuy.
El instituto electoral dice que la app busca evitar el fraude electoral, situación que ocurrió en elecciones anteriores donde algunos candidatos registraban a votantes muertos o inscribían a una persona varias veces.
Pero la aplicación requiere una conexión inalámbrica de alta velocidad y funciona en los modelos más modernos de smartphones.
El INE dice que le ha permitido a las campañas recaudar firmas en papel, como se hacía antes en elecciones locales, en un 5% de las comunidades rurales, en las zonas más pobres del país.
Pero cada campaña ha tenido que presentar una solicitud separada para que se le permita usar formularios de papel, y todos saben que la cobertura de la telefonía celular es defectuosa en mucho más que el 5% del territorio. Hasta la empresa de telefonía celular más grande del país no promete cubrir la totalidad del territorio nacional. La campaña de MariChuy calculó que un smartphone promedio compatible con la aplicación del INE cuesta el equivalente al triple del salario mínimo mensual.
“¿Ha habido alguna complicación con la app? Sí”, reconoció Lorenzo Córdova, presidente del INE, durante una entrevista con la cadena Televisa. Prometió que habría una actualización o una revisión del software.
Dicha promesa y el compromiso de extender una semana el plazo para juntar las firmas —que inicialmente concluiría el 12 de febrero— parecen vacías para los simpatizantes de la candidata indígena.
Nuestra campaña “se realizará prioritariamente ahí donde se encuentra el México profundo, ahí donde nunca llega ningún candidato, ahí donde no hay señal de celulares, ahí donde es imposible llevar una fotocopiadora, donde muchas veces no hay siquiera luz eléctrica”, escribieron los simpatizantes de MariChuy.
“No nos quejamos de sus reglas. Las conocíamos y decidimos trabajar con ellas... A pesar de ellas —y de su carácter racista, clasista y discriminatorio— podremos lograr nuestro objetivo”, agregaron.
Zavala sugirió al instituto electoral que convierta las 300 oficinas distritales que tiene en todo el país en módulos para recolectar firmas para los candidatos independientes.
No es la primera vez que en México las élites políticas, las cuales generalmente tienen estudios en el extranjero, han errado al comportarse como si vivieran en un país de primer mundo.
En 2003, el gobierno del entonces presidente Vicente Fox Quesada programó consultas con trabajadores agrícolas y les dijo que sus propuestas debían presentarse a través del programa PowerPoint, cuando pocos de los agricultores tenían computadoras.