Houston Chronicle Sunday

Boca y River definen la Copa

- GERMÁN FERNÁNDEZ-MOORES g f.moores@chron.com

LIBERTADOR­ES: los viejos rivales del fútbol argentino vuelven a chocar tras empatar en la ida por el título sudamerica­no.

La final de ida de la Copa Libertador­es de América tuvo todos los ingredient­es que han alimentado la rica historia del máximo clásico del fútbol argentino por más de 100 años: buen fútbol, goles, pierna fuerte y un marco espectacul­ar.

La pasión con la cual ese país vive y siente el fútbol, y en especial los ‘hinchas’ de sus equipos más populares, es algo muy especial, quizás comparable sólo con Brasil y como mucho un puñado de países más.

Boca y River, que arrancaron su historia como viejos rivales de barrio en la zona sur de la capital argentina hasta que el segundo se mudó más al norte de la ciudad, empataron 2-2 en un partido vibrante que estuvo a punto de ‘naufragar’ en la mítica Bombonera debido a lluvias torrencial­es.

Boca, con más títulos internacio­nales, representa a las clases más bajas, a los descendien­tes de los inmigrante­s italianos que bajaron de los barcos y se instalaron cerca del puerto. Como dice una canción que corean desde hace décadas sus seguidores se trata de ‘la mitad más uno, del pueblo y el carnaval”.

Su fútbol ha sido identifica­do siempre con la garra y la entrega, más que por el buen juego.

No por nada, Diego Maradona, quien saltó a la fama mundial desde lo más profundo de una villa miseria (los barrios más humildes en las periferias de la gran ciudad), se identificó de inmediato con los colores azul y oro desde que llegó de joven desde el modesto Argentinos Juniors antes de irse al Barcelona.

Del otro lado, sus ‘primos’ de River se han identifica­do con la opulencia y la riqueza, especialme­nte desde que se mudaron al norte, la zona más pudiente de la ciudad, a un gran estadio que luego albergó la Copa del Mundo en 1978.

Al contrario de B oca, el juego de los ‘Millonario­s’ siempre trató de ser vistoso e hizo escuela desde aquella histórica ‘Maquinita’ que lideró el gran Alfredo Di Stéfano junto a varios ‘cracks’ más.

Pero River también acuñó el mote de ‘gallinas’ desde que perdió en forma increíble una final de la Libertador­es frente a Peñarol de Uruguay. Alguno que otro fracaso después fue alimentand­o esa percepción de fragilidad anímica en los partidos más importante­s.

Ahora vuelven a verse las caras en el Monumental y la historia puede pesar tanto como el presente.

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Eitan Abramovich / AFP/Getty Images
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