Boca y River definen la Copa
LIBERTADORES: los viejos rivales del fútbol argentino vuelven a chocar tras empatar en la ida por el título sudamericano.
La final de ida de la Copa Libertadores de América tuvo todos los ingredientes que han alimentado la rica historia del máximo clásico del fútbol argentino por más de 100 años: buen fútbol, goles, pierna fuerte y un marco espectacular.
La pasión con la cual ese país vive y siente el fútbol, y en especial los ‘hinchas’ de sus equipos más populares, es algo muy especial, quizás comparable sólo con Brasil y como mucho un puñado de países más.
Boca y River, que arrancaron su historia como viejos rivales de barrio en la zona sur de la capital argentina hasta que el segundo se mudó más al norte de la ciudad, empataron 2-2 en un partido vibrante que estuvo a punto de ‘naufragar’ en la mítica Bombonera debido a lluvias torrenciales.
Boca, con más títulos internacionales, representa a las clases más bajas, a los descendientes de los inmigrantes italianos que bajaron de los barcos y se instalaron cerca del puerto. Como dice una canción que corean desde hace décadas sus seguidores se trata de ‘la mitad más uno, del pueblo y el carnaval”.
Su fútbol ha sido identificado siempre con la garra y la entrega, más que por el buen juego.
No por nada, Diego Maradona, quien saltó a la fama mundial desde lo más profundo de una villa miseria (los barrios más humildes en las periferias de la gran ciudad), se identificó de inmediato con los colores azul y oro desde que llegó de joven desde el modesto Argentinos Juniors antes de irse al Barcelona.
Del otro lado, sus ‘primos’ de River se han identificado con la opulencia y la riqueza, especialmente desde que se mudaron al norte, la zona más pudiente de la ciudad, a un gran estadio que luego albergó la Copa del Mundo en 1978.
Al contrario de B oca, el juego de los ‘Millonarios’ siempre trató de ser vistoso e hizo escuela desde aquella histórica ‘Maquinita’ que lideró el gran Alfredo Di Stéfano junto a varios ‘cracks’ más.
Pero River también acuñó el mote de ‘gallinas’ desde que perdió en forma increíble una final de la Libertadores frente a Peñarol de Uruguay. Alguno que otro fracaso después fue alimentando esa percepción de fragilidad anímica en los partidos más importantes.
Ahora vuelven a verse las caras en el Monumental y la historia puede pesar tanto como el presente.