Houston Chronicle Sunday

Estadista íntegro, decente y amable

Falleció la semana pasada en su casa de Houston

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EJEMPLO: el ex presidente George H.W. Bush fue despedido en Washington como un respetado estadista, elogiado por líderes de todas las corrientes políticas en todo el mundo como un hombre de grandeza, pero también de una decencia y una bondad extraordin­arias.

El ex presidente George H.W. Bush será recordado como un respetado estadista, elogiado por líderes de todas las corrientes políticas en todo el mundo, y como un hombre de grandeza, pero también de una decencia y una bondad extraordin­arias.

Bush, quien murió el viernes en su casa de Houston a los 94 años de edad, fue homenajead­o el miércoles durante un funeral de Estado en la Catedral Nacional en Washington D.C., para posteriorm­ente ser trasladado de regreso a Texas para un servicio religioso en la iglesia episcopal de Saint Martin en Houston y ser enterrado el jueves (al cierre de esta edición) en terrenos de la biblioteca presidenci­al que lleva su nombre en la Universida­d Texas A&M, en College Station, junto a los restos de su esposa Barbara, con quien estuvo casado por 73 años, y Robin Bush, la hija de ambos que murió de leucemia en 1953.

Presidente de 1989 a 1993, fue recordado con grandes elogios y tierno humor el miércoles, cuando la nación despidió a quien fue su 41er mandatario y el último en combatir en guerra. Estuvieron presentes cuatro ex presidente­s, incluyendo a su hijo George W. Bush, quien pronunció el elogio fúnebre de su padre.

“Para nosotros, fue la más brillante de mil luminarias”, dijo George W. Bush, quien sollozó brevemente al final de su oración cuando recordaba a la hija que perdieron sus padres a los tres años y a su madre Barbara, quien murió en abril.

En medio de los homenajes sombríos a los años de servicio público y la fuerza de carácter del presidente muerto, también hubo risas en la catedral. Varios discursos, incluso el del hijo, señalaron la tendencia de Bush a confundir sus palabras y decir disparates.

Fue el “último gran soldado estadista”, dijo el historiado­r Jon Meacham, “nuestro escudo” en tiempos peligrosos. Pero también recordó cómo Bush, de campaña en una gran tienda atestada de gente, estrechó la mano de un maniquí. Sin mostrar la menor vergüenza, simplement­e dijo: “Nunca se sabe. Hay que preguntar”.

La congregaci­ón, en la que se encontraba­n gobernante­s extranjero­s y diplomátic­os, estadounid­enses de puestos jerárquico­s y otros que estuvieron relacionad­os con el difunto, se puso de pie al arribo del féretro, acompañado por clérigos de distintos credos. En la fila que ocupaban el presidente Donald Trump, los ex presidente­s Barack Obama, Jimmy Carter y Bill Clinton, junto con sus cónyuges, todos pusieron la mano sobre sus corazones.

Meacham elogió el llamado de Bush a la acción voluntaria, lo que llamó las “mil luminarias”, y la comparó con la exhortació­n de Abraham Lincoln a honrar los “ángeles buenos de nuestra naturaleza”. Dijo que son “versos que se acompañan en el himno nacional de Estados Unidos”.

Trump se había mofado de las “mil luminarias” en un acto meses atrás: “¿Qué diablos es eso? ¿Alguien lo ha desentraña­do? Y las apagó un republican­o, ¿no es cierto?”.

El ex primer ministro canadiense Brian Mulroney elogió a Bush como un líder fuerte, uno de los supervisor­es del fin de la Guerra Fría y el derrumbe de la Unión Soviética y que allanó el camino al Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Canadá y México (TLCAN), consumado por su sucesor Clinton.

Frente a Trump, un férreo detractor del TLCAN, Mulroney elogió “el área de libre comercio más grande y rica de la historia del mundo”. Los tres países han acordado recienteme­nte una versión revisada del acuerdo, impulsada por Trump.

El oficio fúnebre puso fin a tres días de ceremonias en Washington, donde también se le rindió homenaje de cuerpo presente en la Rotonda del Capitolio, desde que sus restos llegaron el lunes a la capital desde Houston.

Trump, quien ordenó el cierre de las oficinas federales por luto nacional, le rindió tributo acompañado de la primera dama Melania Trump y de otros funcionari­os de alto rango de su gobierno.

Con el ataúd de Bush sobre el Catafalco de Lincoln, utilizado por primera vez para el funeral de Abraham Lincoln en 1865, los dignatario­s honraron al ex presidente republican­o cuyas labores por su país se extendiero­n tres cuartos de siglo, desde la Segunda Guerra Mundial hasta sus últimos años como un defensor del voluntaria­do y de la ayuda para las personas desplazada­s por desastres naturales.

En una ceremonia el lunes, el capellán de la Cámara de Representa­ntes, el reverendo Patrick J Conroy, elogió el compromiso de Bush con el servicio, desde que comenzó su carrera como un joven piloto de la Marina, legislador, embajador ante la ONU, enviado a China y director de la CIA, hasta que fue elegido vicepresid­ente y posteriorm­ente presidente de la Nación.

“Aquí yace un gran hombre”, dijo el congresist­a republican­o Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representa­ntes, un “alma noble”.

Tiempos difíciles

El mayor logro de Bush padre como presidente fue el de conformar la coalición militar internacio­nal que liberó a la pequeña nación petrolera de Kuwait de la invasión de su vecino Irak en 1991, en una guerra que duró apenas 100 horas. También le tocó el fin de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la ex Unión Soviética.

“No teníamos muchos puntos en común en política interna, pero cuando se trataba de asuntos internacio­nales, era un hombre muy sabio y precavido“, dijo el demócrata Michael Dukakis, ex gobernador de Massachuse­tts que perdió en la contienda electoral ante Bush en 1988. Reconoció la capacidad de Bush para negociar con el ex líder soviético Mijaíl Gorbachov como uno de los factores fundamenta­les.

“Fue una época de grandes cambios, que exigía gran responsabi­lidad de todo el mundo”, dijo Gorbachov a la agencia de noticias Interfax. “El resultado fue el fin de la Guerra Fría y de la carrera de armas nucleares”.

Durante esa época y posteriorm­ente, dijo Gorbachov, siempre apreció la considerac­ión que Bush y su familia le mostraron.

En Washington, el ex presidente también fue elogiado por líderes de ambos partidos.

Ryan lo elogió por guiar al país con “decencia e integridad”, mientras que la líder demócrata en la Cámara de Representa­ntes, Nancy Pelosi, dijo que fue “un privilegio trabajar a su lado”.

El senador republican­o Bob Corker dijo que Bush “se hizo amigo de sus rivales políticos, recordándo­les a los estadounid­enses que siempre hay más puntos que nos unen de los que nos dividen”.

Cuando intentó ser reelegido, Bush perdió ante Bill Clinton, en ese entonces gobernador de Arkansas, y quien posteriorm­ente se convertirí­a en amigo cercano suyo. Ambos trabajaron juntos para recaudar decenas de millones de dólares para las víctimas del tsunami en el Océano Índico en 2004, y para las del huracán Katrina, que causó enormes destrozos en Nueva Orleans y la costa del Golfo de México en 2005.

“¿Quién hubiera pensado que estaría trabajando con Bill Clinton, entre todas las personas?”, bromeó en 2005. Clinton dijo que “siempre agradecerí­a” esa amistad.

Bush también fue recordado a unos metros de distancia de lo que él llamó como “la entrada principal de la democracia”, los escalones orientados al oeste del Capitolio, donde prestó juramento como presidente.

El general retirado Colin Powell, que como jefe del Estado Mayor Conjunto de las fuerzas armadas fue el principal asesor militar de Bush, dijo en declaracio­nes a la cadena ABC que Bush fue “el estadounid­ense perfecto“por haber servido al país en tantas capacidade­s diferentes y será recordado por “una vida de calidad, una vida de honor, una vida de honestidad, una vida de preocupaci­ón total por el pueblo estadounid­ense”.

Estudiante­s, trabajador­es y visitantes acudieron a la biblioteca presidenci­al Bush en el campus de la Universida­d Texas A&M, algunos para ofrecer sus respetos en una vigilia con cirios el fin de semana en una laguna vecina y otros depositand­o flores en estatuas de Bush en la biblioteca y un parque en el centro de Houston.

“Pienso que él fue uno de los hombres más amables y generosos“, dijo Marge Frazier, que visitó la estatua en el centro de Houston con amigos.

 ?? Karen Warren / Houston Chronicle ?? En la Rotonda del Capitolio y luego en la Catedral de la Nación, familiares, dignatario­s, políticos y miles de personas rindieron tributo al ex presidente George H.W. Bush del lunes al miércoles en Washington D.C.
Karen Warren / Houston Chronicle En la Rotonda del Capitolio y luego en la Catedral de la Nación, familiares, dignatario­s, políticos y miles de personas rindieron tributo al ex presidente George H.W. Bush del lunes al miércoles en Washington D.C.
 ?? Michael Paulsen / Houston Chronicle ?? En esta foto de archivo, el ex presidente George H.W. Bush sonríe junto a su esposa Barbara durante un juego de béisbol de los Astros frente a los Cachorros de Chicago en el Minute Maid Park de Houston, el miércoles 13 de abril de 2011.
Michael Paulsen / Houston Chronicle En esta foto de archivo, el ex presidente George H.W. Bush sonríe junto a su esposa Barbara durante un juego de béisbol de los Astros frente a los Cachorros de Chicago en el Minute Maid Park de Houston, el miércoles 13 de abril de 2011.
 ?? Associated Press ?? El ex presidente George W. Bush y la ex primera dama Laura Bush caminan junto al ataúd del ex mandatario George H.W. Bush en la Rotonda del Capitolio, el lunes 3 de diciembre de 2018, en Washington D.C.
Associated Press El ex presidente George W. Bush y la ex primera dama Laura Bush caminan junto al ataúd del ex mandatario George H.W. Bush en la Rotonda del Capitolio, el lunes 3 de diciembre de 2018, en Washington D.C.

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