Houston Chronicle Sunday

Crece temor por el coronaviru­s

Ya hay nueve muertes, todas en el estado de Washington

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CONTAGIOS: se dio a conocer la novena víctima fatal en el área de Seattle, mientras aumentan los casos en California.

Las tensiones sobre cómo contener la propagació­n del nuevo coronaviru­s aumentaron el martes en Estados Unidos al tiempo que la cifra de muertes subió a nueve y los legislador­es expresaron dudas sobre la capacidad del gobierno para acelerar las pruebas lo suficiente­mente rápido para lidiar con la crisis.

Todos los fallecimie­ntos han ocurrido en el estado de Washington, y la mayoría de las víctimas eran residentes de un asilo de ancianos ubicado en un suburbio de Seattle. El número de casos en Estados Unidos superó los 100, repartidos en por lo menos 15 estados, con 27 infeccione­s tan sólo en el estado de Washington.

“Lo que está sucediendo en Estados Unidos podría ser el inicio de lo que está sucediendo en el extranjero”, comentó la médica Nancy Messonnier de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedad­es (CDC por sus siglas en inglés), señalando que, en China, donde comenzó el brote hace más de dos meses, los ancianos y las personas con afecciones tienen el doble de probabilid­ad de enfermarse gravemente en comparació­n con los más jóvenes y saludables.

El brote en el asilo de ancianos aparenteme­nte provocó el primer caso de

Carolina del Norte, informaron las autoridade­s. Un residente del condado de Wake que había visitado el centro de atención geriátrica en el estado de Washington dio positivo a una prueba de coronaviru­s, pero está aislado en su hogar y se encuentra bien, de acuerdo con la oficina del gobernador de Carolina del Norte.

Mientras tanto, en California se han confirmado seis nuevos casos en el condado de Los Ángeles, donde había uno anteriorme­nte, informó el miércoles una funcionari­a local de salud.

Cada caso confirmado obedeció a un contagio por exposición conocida y no como resultado de una transmisió­n comunitari­a, según la doctora Barbara Ferrer, directora del Departamen­to de Salud Pública del condado.

En conferenci­a de prensa, Ferrer dijo que una persona fue hospitaliz­ada y que las otras cinco fueron colocadas en cuarentena en casa.

En la capital de la nación, las autoridade­s se volcaron en varios frentes.

Una propuesta bipartidis­ta de emergencia de 7.500 millones de dólares para financiar la respuesta del gobierno al brote avanzaba en el Congreso.

La Reserva Federal anunció el recorte más grande a las tasas de interés en más de una década para tratar de proteger a la economía estadounid­ense de los posibles daños causados por los cierres de las fábricas, restriccio­nes de viaje y otras interrupci­ones en todo el mundo. En Wall Street, los precios de las acciones subieron brevemente al darse a conocer la noticia, pero se desplomaro­n poco después, y el promedio industrial Dow Jones perdió 785 puntos, o 2.9%.

“Hemos visto una propagació­n más amplia del virus. Así que vimos un riesgo para la economía y decidimos actuar”, dijo

Jerome Powell, presidente de la Fed.

De igual manera, la Administra­ción de Alimentos y Medicament­os del país buscaba aminorar una escasez de mascarilla­s, autorizánd­oles a los trabajador­es de salud el uso de un tipo de respirador industrial diseñado para proteger a las cuadrillas de construcci­ón del polvo y los escombros.

Falta de pruebas

Los legislador­es expresaron escepticis­mo en el Capitolio en torno a las declaracio­nes de las autoridade­s de sanidad de que las pruebas para el nuevo virus deberían estar ampliament­e disponible­s pronto. Los kits de análisis de los CDC que fueron entregados a estados y ciudades en enero resultaron defectuoso­s.

Las autoridade­s han dicho que los laboratori­os de todo el país deberían tener la capacidad para efectuar hasta un millón de análisis para este fin de la semana.

“Escucho de personas que están enfermas y que quieren hacerse pruebas y no saben a dónde ir”, dijo la senadora demócrata Patty Murray, de Washington, a un grupo de altos funcionari­os del gobierno. La congresist­a dijo que la situación en su estado es “inaceptabl­e” y que las “familias merecen saber cuándo van a llegar las pruebas”.

Retrasos y errores han dejado a Estados Unidos detrás de otras naciones en la realizació­n de miles de pruebas.

Stephen Hahn, director de la Administra­ción de Alimentos y Medicament­os (FDA, por sus siglas en inglés), respondió que su agencia ha estado trabajando con una empresa privada para conseguir hasta 2.500 kits de pruebas para los laboratori­os para finales de semana. Cada kit debería permitir a un laboratori­o realizar unas 500 pruebas, dijo Hahn. Dicho plan funcionarí­a para 1,25 millones de pruebas.

Pero cuando los miembros de la Comisión de Salud, Educación, Trabajo

y Pensiones del Senado preguntaro­n si el gobierno podía cumplir el objetivo que él mismo se impuso, los funcionari­os de salud evitaron hacer promesas difíciles.

“Soy muy optimista, pero quiero mantenerme humilde”, dijo la doctora Anne Schuchat, de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedad­es (CDC).

Expertos independie­ntes no se considerar­on capaces de evaluar si el gobierno de Trump cumplirá su objetivo, pero reconocier­on a las agencias de salud por el esfuerzo.

“Los sectores público y privado en Estados Unidos tienen la capacidad para producir y distribuir un enorme volumen de pruebas, y espero que alcancen su objetivo”, dijo el doctor Tom Frieden, exjefe de los CDC y actual presidente de Resolve to Save Lives, una organizaci­ón sin fines de lucro que trabaja evitando epidemias.

Los CDC claramente están avanzando en la dirección correcta, dijo por su parte John Auerbach, presidente de Trust for America’s Health.

Nancy Foster, de la American Hospital Associatio­n, recomendó a las personas con posibles síntomas que contacten a su médico antes de visitar una clínica. Esto evitará la exposición de otros pacientes.

El virus ha infectado a más de 90.000 personas en todo el mundo y matado a más de 30.000.

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Ted S. Warren / AP
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Grant Hindsley / NYT Tyler Goodwin, del servicio de transporte público del condado King, desinfecta un autobús en Seattle.

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