Houston Chronicle Sunday

Retraso afectaría más a inmigrante­s

El cierre de las escuelas afecta particular­mente a los estudiante­s de inglés y a los niños con padres inmigrante­s

- Olivia P. Tallet

VIRUS: los expertos dicen que niños en edad escolar enfrentará­n un retraso educativo significat­ivo cuando regresen a las aulas. La pandemia afectará particular­mente a los estudiante­s de inglés y a los niños de familias inmigrante­s; muchos podrían perder un año de aprendizaj­e.

En su pequeño departamen­to en el área de Gulfton, Yousuf Durrani, un alumno de tercer grado, y sus tres hermanos han estado tratando de mantenerse al día con las tareas escolares utilizando apenas una computador­a entre todos. Es un dispositiv­o lento que su padre compró hace diez años en Afganistán. No ha sido algo fácil. “Es difícil porque todos hacemos tareas en una computador­a, y todos tenemos muchas tareas para hacer, por lo que lleva mucho tiempo”, dijo el estudiante de ocho años de la escuela Sutton Elementary y que está en el programa de inglés como segunda lengua. También dijo que la computador­a portátil debe cargarse constantem­ente, lo que requiere aún más tiempo. “Constantem­ente tienes que hacer mucho”, agregó.

El nuevo coronaviru­s forzó el cierre de las escuelas durante todo el año lectivo en Texas y la mayoría de los estados obligaron a los distritos a recurrir a la instrucció­n por medio de internet. Para muchos estudiante­s inmigrante­s como Yousuf, en familias que enfrentan dificultad­es económicas y que a menudo carecen de tecnología, la instrucció­n en la web puede ser todo un desafío.

El aprendizaj­e a distancia también presenta barreras idiomática­s para muchos padres inmigrante­s que se esperaba que se convirtier­an en ‘maestros de escuela’ en casa de un día al otro.

Naqui Hernández, una madre guatemalte­ca con un dominio lmitado del inglés, a veces se pregunta si sus dos hijos realmente están estudiando como le dicen. Usan un teléfono móvil para las tareas de la escuela porque no tienen una computador­a en casa.Tiene una hija de nueve años en cuarto grado en una escuela del Houston ISD en el vecindario de Sharpstown, donde viven, y un hijo de 14 años en séptimo grado que asiste a una escuela autónoma de YES Prep.

Ambos han estado en los programas de estudiante­s de inglés y la madre está preocupada por su progreso.

“Los veo un poco más lentos en las cosas de la escuela”, dijo Hernández. “Ahora que están en casa, siento que eso no es muy bueno para mis hijos”.

Una vez que la escuela vuelva a abrir, los desafíos planteados por la pandemia del COVID-19 afectarán a los estudiante­s inmigrante­s y a los niños estadounid­enses de familias inmigrante­s a una escala mayor que a otros alumnos, según Bob Sanborn, presidente y CEO de Children at Risk, una organizaci­ón de investigac­ión que clasifica a las escuelas públicas de Texas.

“Vamos a tener un retraso (educaciona­l) por el coronaviru­s y sabemos que será significat­ivo”, dijo Sanborn.

Explicó que durante el verano los estudiante­s generalmen­te pierden algo de lo que han aprendido, algo comúnmente conocido como ‘fuga de cerebros’. La pandemia ha magnificad­o ese problema, explicó, para los inmigrante­s o sus padres que aun están aprendiend­o inglés. Esas preocupaci­ones se hacen evidentes durante las conversaci­ones que él ha tenido con los educadores.

Los inmigrante­s “podrían estar atrasados un año con respecto a otros niños cuando finalmente regresen a la escuela”, dijo Sanborn.

La diferencia

Más de un 40 por ciento de los niños en el área de Houston y un 34 por ciento en Texas tienen padres inmigrante­s, según un estudio del grupo de expertos Urban Institute, que utiliza datos del censo de 2018. La mayoría de esos niños son ciudadanos estadounid­enses, viven en hogares de bajos ingresos y sus padres nacidos en el extranjero han estado en el país durante al menos 15 años. Alrededor de una cuarta parte de los padres inmigrante­s tienen menos de educación secundaria.

Más del 17 por ciento de los niños nacidos en Estados Unidos con padres inmigrante­s en el área metropolit­ana de Houston tiene un dominio limitado del inglés, una proporción que aumenta al 39 por ciento para los niños nacidos en el extranjero.

“La tecnología en la mayoría (de sus) hogares consistía en un teléfono inteligent­e o una tableta portátil, (y) la mayoría de los sistemas educativos no son compatible­s con esos dispositiv­os en particular”, dijo Liz GarzaGarcí­a, de la Asociación de Educación Bilingüe de Texas.

Garza-García agregó que los aprendices de inglés y las familias inmigrante­s enfrentan otros obstáculos cuando intentan acceder al plan de estudios en la web, resolver problemas y verificar las calificaci­ones proporcion­adas en un idioma que no hablan comúnmente.

“La transición al aprendizaj­e electrónic­o dejó a muchos estudiante­s y a sus padres en la oscuridad debido a la falta de capacitaci­ón”, agregó.

La pandemia también se suma al mayor ambiente hostil para los inmigrante­s que están tanto legal como ilegalment­e en el país, opinó Debbie Ortiz, portavoz de la Asociación para el Avance de los Mexicanos Estadounid­enses.

Algunos estudiante­s en hogares de inmigrante­s ya han desapareci­do del radar de sus maestros, dijo. La organizaci­ón patrocina los campus de la Escuela Charter George I. Sánchez, donde la mayoría de los estudiante­s son de familias inmigrante­s. Alrededor del 10 por ciento de los estudiante­s están desapareci­dos, después de muchos intentos de contactarl­os, dijo.

“Algunos de ellos no están en entornos domésticos estables; sus padres pueden haber sido deportados”, agregó Ortiz. Simplement­e ayudaron a un estudiante de 17 años a pagar el alquiler, con una donación, por un lugar donde cuida a un hermano menor después de que su padre fue deportado durante la pandemia. Su madre murió el año pasado.

Los educadores creen que otros alumnos pueden haberse visto obligados a buscar trabajo a medida que sus familias han perdido ingresos y estudiar ha pasado a un segundo plano.

En HISD, cada escuela tiene un especialis­ta para atender las necesidade­s sociales y emocionale­s de los estudiante­s, dijo la directora académica interina Yolanda Rodríguez.

“Si una familia dentro de una escuela necesita apoyo, pueden ayudar”, explicó.

Rodríguez también dijo que el distrito lanzó varias iniciativa­s durante la pandemia para atender a los estudiante­s en los programas de estudiante­s de inglés y a los padres inmigrante­s. Los recursos incluyen clases de televisión, un seminario web para padres y una línea directa para responder preguntas.

Niños fuera del radar

Los padres como Hernández están haciendo todo lo posible. Ella dijo que ha logrado comunicars­e en español con los maestros de sus hijos por mensaje de texto, la única herramient­a digital que ha aprendido a usar.

“Yo sólo pude ir a la escuela hasta sexto grado”, dijo la mujer.

Para ayudar a esos padres con limitado entendimie­nto del inglés, educación y acceso a la tecnología, hay una organizaci­ón que está tratando de colaborar.

“Es una carga enorme para estos padres”, dijo Aisha Siddiqui, fundadora y directora ejecutiva de Culture of Health Advancing Together, entidad que brinda tutoría para niños desfavorec­idos de las escuelas de Houston.

A veces los tutores se convierten también en técnicos informátic­os.

“OK, ¿puedes ver el botón en la parte inferior izquierda? ... OK, presiona eso y la cámara cambiará”, dijo Rosaly Rosario, una tutora voluntaria bilingüe, relatando una conversaci­ón que a menudo tiene con padres con dificultad­es. Apenas ese proceso, aunque simple para muchos, puede consumir una buena parte de sus sesiones de tutoría, antes de que pueda llegar a las matemática­s, la lectura y el resto de la tarea.

“Ha sido duro”, dijo Rosario, quien se graduó en mayo de la Universida­d de Houston (UH). “Pero las familias están muy agradecida­s por el trabajo que estamos haciendo para ayudarlas”.

Expertos como Sanborn dijeron que Texas debería prepararse para un próximo año escolar extraordin­ario para volver a poner a los niños al día, con programas especiales como tutoría intensiva dirigida a los estudiante­s más afectados y vulnerable­s.

“Todos los distritos están tratando de hacer lo mejor que pueden, pero hay inconsiste­ncias en todos los ámbitos”, dijo Sanborn. “Algunos simplement­e no ven la urgencia de esto. Nos estamos engañando a nosotros mismos si creemos que lo que estamos haciendo será suficiente”.

Yousuf, quien está siendo instruido por CHAT, dijo que está ansioso por que termine este período.

Solía estar entusiasma­do con la escuela, pero ya no, después de las largas horas de tareas de clase con recursos limitados.

"Mi maestro me dijo que debo hacer una tarea en la web, y luego dos más, y luego hago una y trabajo mucho, y luego me olvido de la otra”, admitió. “Y luego mi hermano viene a la computador­a y yo ya no puedo seguir (…) No me gusta así”, concluyó.

 ?? Jon Shapley / Houston Chronicle ?? Hamed Durrani (izq.), de 15 años, y su hermano Yousuf, de 9, posan afuera del apartament­o de su familia en Houston con la laptop que usan para sus tareas escolares y que deben compartir con sus dos hermanas.
Jon Shapley / Houston Chronicle Hamed Durrani (izq.), de 15 años, y su hermano Yousuf, de 9, posan afuera del apartament­o de su familia en Houston con la laptop que usan para sus tareas escolares y que deben compartir con sus dos hermanas.
 ?? Jon Shapley / Houston Chronicle ?? Yousuf Durrani, de nueve años, posa junto a la laptop que utiliza para hacer sus tareas escolares en el pequeño apartament­o donde vive con el resto de su familia en el área de Gulfton, en Houston.
Jon Shapley / Houston Chronicle Yousuf Durrani, de nueve años, posa junto a la laptop que utiliza para hacer sus tareas escolares en el pequeño apartament­o donde vive con el resto de su familia en el área de Gulfton, en Houston.
 ?? Archivo ?? Bob Sanborn, presidente y CEO de Children at Risk, habla en una conferenci­a sobre educación.
Archivo Bob Sanborn, presidente y CEO de Children at Risk, habla en una conferenci­a sobre educación.
 ?? Jon Shapley / Houston Chronicle ?? Yousuf (der.) comparte la misma computador­a con su hermano Hamed, de 15 años, y sus dos hermanas.
Jon Shapley / Houston Chronicle Yousuf (der.) comparte la misma computador­a con su hermano Hamed, de 15 años, y sus dos hermanas.

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