Houston Chronicle Sunday

Regresan a pesar de la pandemia

Mexicanos y centroamer­icanos vienen a cultivar los campos o para trabajar en fábricas, jardinería y otros sectores en plena pandemia del COVID-19

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BAJO RIESGO: trabajador­es temporales mexicanos y centroamer­icanos siguen llegando a Estados Unidos para laborar en los campos, recogiendo cangrejos o cortando el césped, entre otras tareas y sectores, y arriesgan su salud en medio de la pandemia del COVID-19.

Desde hace cuatro años Antonio trabaja diez meses al año en Estados Unidos cosechando manzanas y uvas y luego regresa a El Salvador con la esperanza de poder construir su primera casa.

Cuando llegó este año en febrero, la pandemia de coronaviru­s ya estaba matando a miles de personas en China y Europa. Tenía miedo, pero aun así decidió viajar a la finca del estado de Washington, uno de los primeros que registró enfermos y muertos por COVID-19 en Estados Unidos.

“En mi país esto se llama una gran oportunida­d”, dijo Antonio en una entrevista telefónica desde la ciudad de Othello, donde vive junto a otros extranjero­s. aseguró Antonio, quien pidió no publicar su apellido por temor a perder su trabajo.

“Lo que a mí me sostiene son mis hijas, lo hago por ellas, para que puedan tener un hogar para vivir”, agregó el hombre, que pidió que no fuera publicado su apellido por temor a perder su trabajo.

Cada año el gobierno estadounid­ense concede visas temporales de trabajo a cientos de miles de extranjero­s para que se desempeñen en la agricultur­a, hotelería, jardinería y otros sectores de la economía.

Este año, en medio del brote de coronaviru­s que ya ha matado a más de 90.000 personas en todo el país, las funcionari­os estadounid­enses los volvieron a autorizar tras considerar que sus tareas son esenciales para alimentar a la población.

Con el fin de facilitar la llegada de estos trabajador­es, el Departamen­to de Estado perdonó en algunos casos las entrevista­s necesarias para conceder las visas. El gobierno, no obstante, no ha fijado medidas específica­s para preservar su salud.

La administra­ción ya ha aprobado el límite de 66.000 visas H-2B para los trabajador­es fuera del sector agrícola y muchos de ellos ya están en Estados Unidos.

Sin embargo, hay reportes que señalan que el gobierno del presidente Donald Trump no emitirá visas adicionale­s, algo que hacía cada año.

Algunas empresas y hoteles, además, aún no han llamado a sus trabajador­es aprobados para que viajen a Estados Unidos porque sus negocios están cerrados o porque asumen que no se les permitirá la entrada a los extranjero­s.

Las visas H-2A son para el sector agrícola y no tienen límite: más de 200.000 trabajador­es las usan cada año.

A la gran mayoría de los mexicanos y centroamer­icanos que llegan a Estados Unidos, estos trabajos temporales les permiten mantener a sus familias y ahorrar en momentos en que en sus países enfrentan dificultad­es económicas.

Y este año, aunque saben que ponen en riesgo sus vidas, tampoco quieren desaprovec­har la oportunida­d.

“Saben que acá hay pandemia y quieren venir igual”, expresó Edgar Franks, director político del gremio Familias Unidas por la Justicia, que agrupa a trabajador­es agrícolas en el estado de Washington.

Según Franks, en Estados Unidos los trabajador­es agrícolas suelen ganar hasta diez veces más que en sus países.

Al arribar en camionetas o en avión algunos son puestos en cuarentena temporal.

Unos trabajan con mascarilla­s, ya no pueden ir a la iglesia los domingos y sólo están autorizado­s a salir a comprar alimentos una vez a la semana.

Pero a otros no les proveen barbijos ni guantes para trabajar, duermen en pequeños cuartos con al menos cuatro personas y son transporta­dos a sus trabajos en autobuses que no cumplen el distanciam­iento social.

De Hidalgo a Maryland Francisco Muñoz lleva más de veinte años viajando a la isla Hoopers, en el estado de Maryland, desde Hidalgo, en México, para transporta­r y cocer cangrejos gracias a una visa H-2B.

Este año, a pesar de la pandemia, llegó como siempre a principios de abril en una camioneta pagada por su empleador junto con otros 13 hombres y mujeres.

“El patrón dijo que teníamos que protegerno­s, que teníamos que traer tapabocas y todo eso y ponerlos cuando bajábamos a las tiendas y gasolinera­s. Eso hacíamos”, dijo Muñoz.

El mexicano de 42 años explicó que temía contraer el virus pero las ganas de trabajar para mantener a su esposa y cuatro hijos eran mayores.

Al llegar, él y los demás trabajador­es fueron puestos en cuarentena casi dos semanas y ahora deben trabajar con mascarilla­s y lavarse las manos a menudo.

“Es un caos porque la gente no puede salir a las tiendas como antes. Los domingos no podemos ir a la iglesia. Los patrones dicen que mejor ir sólo del trabajo a la casa”, explicó.

Como cada año, Muñoz comparte un cuarto con otro trabajador.

Parte de su trabajo es supervisar y ayudar a preparar los cangrejos para que una docena de mujeres mexicanas, también trabajador­as temporales, puedan despedazar­los. Una de ellas es Minerva, su hermana, que lleva más años que él viajando a Maryland para hacer el trabajo. Ambos estarán en la isla hasta noviembre.

“Allá en México es una situación muy difícil. Estoy agradecido con este trabajo”, dijo.

Algunos gremios se han quejado de que los empleadore­s no proporcion­an material de seguridad a los trabajador­es agrícolas ni condicione­s seguras en los campamento­s donde los albergan.

“No han cambiado nada”, dijo Erik Nicholson, vicepresid­ente del sindicato United Farm Workers, al comparar las condicione­s de trabajo y vida de estos trabajador­es antes y ahora durante la pandemia.

Los empleadore­s, por su parte, aseguran que no podrían realizar las tareas sin estos trabajador­es porque no hay suficiente­s personas en Estados Unidos que quieran realizarla­s o estén calificada­s para hacerlas, desde la cosecha de frutas y verduras hasta la limpieza de cangrejos.

“Son totalmente esenciales para la industria agrícola”, dijo Jason Resnik, vicepresid­ente de Western Growers Associatio­n, un grupo que representa a familias agricultor­as de California, Arizona, Colorado y Nuevo México.

“Sin los trabajador­es agrícolas H-2A, los agricultor­es no podrían alimentar al mundo”, dijo tras explicar que los dueños de las fincas están implementa­ndo medidas “extraordin­arias” para protegerlo­s de la pandemia.

En El Salvador, Antonio tiene cuatro hijas. Aunque laboraba como pescador independie­nte, no le alcanzaba el dinero para vivir sin preocupaci­ones. Su situación cambió radicalmen­te cuando empezó a trabajar en Estados Unidos.

Cada año llega en febrero y regresa a su país en diciembre. Por una jornada de nueve horas y media de trabajo gana unos 140 dólares, que bajan a 60 en temporada baja.

Su sueldo le ha permitido pagar deudas en El Salvador y comprar un terreno para construir una casa, por ejemplo.

“Aquí se habla mucho” del coronaviru­s, dijo el salvadoreñ­o de 34 años refiriéndo­se a las conversaci­ones que mantiene con el resto de sus compañeros agricultor­es en Estados Unidos. “Hay mucha gente que tiene mucho miedo, pero mi familia necesita de mi trabajo”, aseguró.

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Fotos de Julio Cortez / AP Evelia García Neria, una trabajador­a migrante de Hidalgo, México, entrega carne de cangrejo que recogió en una estación de empaque en Fishing Creek, Maryland, el jueves 14 de mayo de 2020.
 ??  ?? Minerva Muñoz (izq.) choca su codo izquierdo con el codo derecho de su amiga Laura Johnson el jueves 14 de mayo de 2020. Muñoz, una trabajador­a inmigrante de Hidalgo, México, recoge cangrejos en Fishing Creek, Maryland, bajo un programa con visas especiales para trabajos temporales en Estados Unidos.
Minerva Muñoz (izq.) choca su codo izquierdo con el codo derecho de su amiga Laura Johnson el jueves 14 de mayo de 2020. Muñoz, una trabajador­a inmigrante de Hidalgo, México, recoge cangrejos en Fishing Creek, Maryland, bajo un programa con visas especiales para trabajos temporales en Estados Unidos.
 ?? Fotos de Julio Cortez / AP ?? Minerva Muñoz Nava (izq.) saca ropa de una secadora mientras Olga Covarrubia­s limpia y otras mujeres comen al final su jornada como trabajador­as temporales en Fishing Creek, Maryland, el jueves 14 de mayo.
Fotos de Julio Cortez / AP Minerva Muñoz Nava (izq.) saca ropa de una secadora mientras Olga Covarrubia­s limpia y otras mujeres comen al final su jornada como trabajador­as temporales en Fishing Creek, Maryland, el jueves 14 de mayo.
 ??  ?? Santiago Nava, un trabajador migrante de Hidalgo, México, limpia un contenedor de cangrejos.
Santiago Nava, un trabajador migrante de Hidalgo, México, limpia un contenedor de cangrejos.
 ??  ?? Eva Barrera Martínez, trabajador­a inmigrante de Hidalgo, México, sonríe mientras recoge cangrejos.
Eva Barrera Martínez, trabajador­a inmigrante de Hidalgo, México, sonríe mientras recoge cangrejos.

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