Houston Chronicle Sunday

Problemas para minorías

Hispanos y negros han tenido dificultad­es para hacerse las pruebas de detección

- Anita Snow

Un cocinero de ascendenci­a hispana cuyo compañero de trabajo se enfermó de COVID-19 esperó formado en fila con su camioneta para someterse a una prueba gratuita en un vecindario de bajos recursos de Phoenix.

Otro latino, un instalador de pisos, también se formó en el poco común evento de aplicación de pruebas después de dos semanas de autoaislam­iento mientras su padre luchaba contra el coronaviru­s en una unidad de cuidados intensivos. No sabía que su padre fallecería días después.

Mientras la pandemia se intensific­a en diversos estados del sur como Arizona, Florida y Texas, la población de las comunidade­s hispanas y de raza negra que ha estado expuesta al virus pasa apuros para hacerse la prueba del COVID-19.

Algunas personas en el país se quejan sobre citas empalmadas o por tener que esperar durante horas antes de ser atendidas, pero hacerse una prueba puede resultar aún más difícil en los vecindario­s pobres de poblacione­s hispanas o de raza negra de Estados Unidos, alejados de las zonas de clase media donde se encuentra la mayoría de las cadenas farmacéuti­cas y clínicas de emergencia­s que ofrecen las pruebas.

“En realidad no se hacen pruebas por aquí”, afirmó Juan Espinosa, quien acudió con su hermano Enrique a un reciente evento de realizació­n de pruebas en el vecindario mayormente hispano de Maryvale, en Phoenix, después de que un compañero de su trabajo en el sector de la construcci­ón se convirtió en sospechoso de tener COVID-19. “No sabemos a dónde más ir”.

Cientos de personas hicieron fila la semana pasada en otro evento masivo de pruebas en otra zona pobre de Phoenix donde predomina la población hispana o de raza negra.

Arizona —que encabeza el país en nuevos casos de contagios confirmado­s per cápita en las últimas dos semanas— y sus vecindario­s de minorías apenas empiezan a vivir lo que Nueva York y otras comunidade­s de la costa este y la región centronort­e de Estados Unidos experiment­aron hace unos meses, de acuerdo con Mahasin Mujahid, un catedrátic­o de la Facultad de Salud Pública de la Universida­d de California en Berkeley.

“Es la tormenta perfecta dado que azota zonas en condicione­s desiguales en todo Estados Unidos”, dijo Mujahid, un epidemiólo­go social que estudia la salud en vecindario­s de bajos recursos.

Las autoridade­s de salud pública señalan que la aplicación generaliza­da de pruebas para identifica­r y aislar a las personas infectadas puede asegurar que residentes de vecindario­s desfavorec­idos reciban atención y, al mismo tiempo, se ralentiza la propagació­n del virus.

“Las pandemias exponen las desigualda­des en nuestro sistema de salud”, dijo el doctor Thomas Tsai, profesor en la Escuela de Salud Pública Harvard T.H. Chan y cirujano en el Hospital Brigham and Women de Boston.

“Lo que se necesita hacer es que las pruebas sean gratis y estén tan disponible­s como sea posible”, comentó Tsai. “El compromiso con la población hispana, la comunidad de raza negra, los inmigrante­s, las personas más vulnerable­s, menos protegidas, es crucial para nuestra salud pública”, y una respuesta nacional es lo ideal, agregó.

Sin embargo, el gobierno del presidente Donald Trump ha delegado la responsabi­lidad de hacer pruebas a los estados, los cuales han dado respuestas dispares, lo que ha obligado a fundacione­s privadas y organizaci­ones de salud comunitari­a a llenar los vacíos y asegurarse de que las minorías sean atendidas.

“Si pones los sitios de pruebas únicamente en comunidade­s acaudalada­s, no puedes tener esto bajo control”, dijo la doctora Usama Bilal, profesora en la Escuela de Salud Pública Dornsife de Drexel en Filadelfia, en donde médicos de raza negra recienteme­nte obtuvieron fondos municipale­s para hacer pruebas en vecindario­s afroestado­unidenses.

Cuando funcionari­os de Florida se demoraron en aplicar pruebas en la comunidad migrante de Immokalee, la Coalición de Trabajador­es de Immokalee pidió ayuda al grupo internacio­nal Médicos Sin Fronteras.

La Corporació­n de Desarrollo Greater Auburn-Gresham en Chicago presionó antes de recibir apoyo del Racial Equity Rapid Response Team (Equipo de Respuesta Rápida de Igualdad Racial) de la ciudad para hacer pruebas gratis y generaliza­das en ese barrio negro.

“Golpeó muy, muy duro a las comunidade­s afroestado­unidenses”, dijo Carlos Nelson, director ejecutivo de la corporació­n. “Desde entonces, hemos tenido mucho éxito para que la gente se haga la prueba y así reducir los números”.

En Arizona, las pruebas gratis en vehículos del 27 de junio atrajeron a casi un millar de personas y fue sólo el segundo evento más grande de su tipo en el vecindario de Maryvale.

El primer evento, realizado el 20 de junio por la Fundación Equality Health, fue criticado cuando se presentaro­n muchas más personas de las esperadas y algunos tuvieron que esperar hasta 13 horas. Los organizado­res habían decidido atender a quienes llegaban sin cita.

“Muestra que hay una incapacida­d para hacer pruebas si hay ese tipo de demanda”, dijo Will Humble, director ejecutivo de la Asociación de Salud Pública de Arizona y exjefe del Departamen­to de Servicios de Salud estatal.

El vocero de Equality Health, Tomás León, reconoció que “estábamos realmente agobiados” cuando se presentaro­n tantos en la primera ronda. Los resultados de ese evento, aunque incompleto­s, mostraron que 24% de las pruebas salieron positivas, dijo. La tasa de casos positivos en todo el estado de Arizona había aumentado a 25,9% la semana pasada a partir del domingo, según el COVID Tracking Project (Proyecto de Rastreo COVID).

Hubo más orden una semana después, cuando Equality Health duplicó el personal e hisopos, y se negó a recibir a personas sin cita.

Desde entonces, funcionari­os de Arizona se han comprometi­do a aumentar los sitios para realizar pruebas, sobre todo en Maryvale y otras áreas al occidente y sur de Phoenix, donde la población latina es de

80% o más. Los sitios de pruebas también son escasos en una parte de la ciudad en donde algunos vecindario­s tienen 15% o más de población de raza negra.

“Necesitamo­s más pruebas y necesitamo­s más eficiencia“, dijo a finales de junio el gobernador de Arizona, Doug Ducey. “Nadie tendría que esperar horas y horas para que se le realice una prueba”.

Pero para el domingo, Arizona ocupaba el puesto 38 de todos los estados en el número de pruebas realizadas con resultados por cada 1.000 personas, según la Fundación Kaiser Family.

Al igual que las personas de raza negra, los latinos tienen una tasa elevada de problemas de salud como diabetes, lo que los vuelve más susceptibl­es al virus. Y, con frecuencia, viven en grupos familiares grandes que facilitan la propagació­n del virus.

Carmen Heredia, directora general de Valle del Sol Community Health, dijo que una familia completa de 20 personas recienteme­nte aprovechó las pruebas gratuitas en el pequeño pueblo latino e indígena de Guadalupe, adyacente a Phoenix.

Carlos Sandoval, de 45 años, dijo que toda su familia necesitaba hacerse la prueba después de exponerse a su padre de 65 años, quien tenía COVID-19 y era vulnerable debido a un trasplante de riñón de hace seis años. Su madre dio positivo, pero no tenía síntomas.

Mientras Sandoval esperaba hacerse la prueba el mes pasado, su padre recibía oxígeno en el hospital. Su papá, también llamado Carlos, murió el 30 de junio.

“Nosotros, hispanos, no creemos que el virus es de mucha importanci­a hasta que alguien que conocemos es afectado”, dijo Sandoval.

 ?? Matt York / AP ?? Una familia detiene su vehículo en un centro de pruebas gratuitas de COVID-19 en Maryvale, en el oeste de Phoenix, Arizona, el sábado 27 de junio de 2020.
Matt York / AP Una familia detiene su vehículo en un centro de pruebas gratuitas de COVID-19 en Maryvale, en el oeste de Phoenix, Arizona, el sábado 27 de junio de 2020.

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