Astros dejan atrás escándalos
Pasaron los últimos meses en el ojo de la tormenta por el robo de señas y los despidos
BÉISBOL: están listos para volver a jugar tras pasar los últimos meses en el ojo de la tormenta por el robo de señas.
Los Astros pasaron los últimos meses en el ojo de la tormenta en el béisbol de las Grandes Ligas por el escándalo de robos de señales que le costó el empleo al manager A.J. Hinch y al gerente general Jeff Luhnow.
El septuagenario Dusty Baker asumió como piloto de los campeones de la Liga Americana en la antesala de los entrenamientos de primavera. Fue la decisión que tomó Jim Crane, el propietario de la franquicia de Houston, en gran medida porque quería a un dirigente de la vieja escuela y de rígida disciplina para tratar de distanciar a los Astros del daño que el previo régimen causó al equipo y a su imagen.
El cambió no impidió que los Astros acabaran siendo los villanos del béisbol la pasada primavera. Los jugadores, ninguno de los cuales fue sancionado por su participación en el escándalo, fueron blanco de improperios durante los entrenamientos de pretemporada en Florida y en los pocos juegos que disputaron antes que el béisbol fuera paralizado por la pandemia de coronavirus.
Estaba cantado que iban a toparse con aficiones hostiles en cada gira. Pero zafaron. La temporada se retrasó por meses, y ahora un apurado calendario de 60 juegos se llevará a cabo en estadios vacíos.
Baker, con 71 años, tendrá la que podría ser su última oportunidad de ganar la Serie Mundial y confía que el escándalo no afecte al equipo al iniciar la campaña el 24 de julio en casa ante Seattle.
“Ya pasó”, dijo el nuevo piloto de la novena de Houston. “Espero no tengamos que estar volviendo a repasar esto una y otra vez durante el año. Lo dejamos atrás. Quisiera dejarlo detrás”.
El comisionado de las Grandes Ligas, Rob Manfred, determinó en enero que los Astros quebrantaron las reglas al usar una cámara de video para robar las señales de los cátchers durante la campaña que se coronaron campeones de la Serie Mundial en 2017, y otra vez en 2018. Hinch y Luhnow fueron suspendidos por una temporada antes de ser despedidos por Crane.
Crane y muchos de los jugadores que siguen en el equipo y fueron involucrados en el escándalo, como el tercera base Alex Bregman y el segunda base José Altuve, dedicaron los primeros días de la pretemporada ofreciendo disculpas, pero sin poder sofocar la ira contra los Astros.
“Pedimos perdón”, dijo Baker. “Expresamos pesar, algo de remordimiento, cierta tristeza, antes de la suspensión. Así que nada más espero poder volver a jugar y dejar esto atrás“.
Altuve no supo responder cuando le preguntaron si todo esto tiempo sin actividad le facilitará al equipo voltear la página o si hizo que la gente perdonase a los Astros.
Optó por hablar de los desafíos que presenta una breve temporada, y que está encantado de volver a un diamante.
“Tendremos que adaptarse a una temporada más corta, así que será algo distinto, pero tengo el mismo pensamiento sobre mi equipo“, dijo el venezolano. “Me gusta el equipo que tenemos”.
Los Astros afrontarían el comienzo de la campaña sin el bateador designado Yordan Álvarez, quizás más tiempo. El Novato del Año de la Americana en 2019 no se presentado a los entrenamientos y fue colocado en la lista de lesionados por un motivo no divulgado. El cubano conectó 27 jonrones y produjo 78 carreras en apenas 87 juegos el año pasado.
Tras ganar el Cy Young de la Americana, Justin Verlander vuelve para liderar la rotación pero perdieron al as Gerrit
Cole en la agencia libre, firmando con los Yanquis de Nueva York. Verlander se operó la ingle en marzo, pero está recuperado. Sus otros acompañantes son el veterano Zack Greinke y Lance McCullers, quien se perdió la pasada campaña tras una cirugía Tommy John.
Primeros ensayos
Didi Gregorius observó por encima de su mascarilla el vuelo de la pelota que había conectado ante Max Sherzer, el as de Washington. Finalmente, la esférica se perdió entre las butacas vacías, detrás de los jardines.
Resonaron ovaciones grabadas, con las que se debió haber alentado a los Nacionales, que eran los anfitriones. El efecto de sonido se activó por error, mientras Gregorius, el campocorto de los Filis de Filadelfia, recorría las bases.
Cuando llegó al plato, hizo la pantomima de intercambiar palmadas con sus compañeros.
“Así es el béisbol de 2020”, dijo Scherzer. “Hay que aceptarlo y divertirnos con esto”.
Los juegos de exhibición realizados el sábado en Washington, Nueva York y Pittsburgh dieron a las Grandes Ligas su primera oportunidad de percibir y mostrar cómo será el béisbol en la era del coronavirus —con imágenes de cartón que muestran a fanáticos, efectos de sonido y más.
Para los clubes que se han limitado a prácticas e interescuadras en sus propios parques durante las últimas dos semanas, la experiencia del sábado fue un hito, en momentos en que se trata de poner en marcha una campaña abreviada a 60 juegos, a partir del próximo jueves y en medio de una pandemia.
“En cierto modo, esto es como un ensayo general para el nuevo mundo en que vivimos”, dijo el manager de los Yanquis Aaron Boone, antes de un juego contra los Mets, sus rivales de Nueva York.
No hubo fanáticos que se apresuraran a tomar el tren 7 en Flushing para el Citi Field, ni multitudes que corrieran encima del puente Clemente en Pittsburgh. Estos juegos y el comienzo de la campaña se desarrollan con estadios vacíos.
En el Nationals Park, varias personas observaron desde el balcón de un edificio cercano, lejos del muro del jardín izquierdo.
Los umpires usaron mascarillas, lo mismo que algunos peloteros. Los suplentes miraron desde las gradas para no aglomerarse en los dugouts.
Todos trataron de seguir los protocolos de seguridad, incluida la prohibición de lamerse los dedos o escupir.
Hubo otra novedad.
Los Mets se convirtieron en el primer club en vender espacio publicitario en el terreno. Pintaron el logotipo de Ford detrás del montículo.
Gregorius sacudió un jonrón de tres carreras en el primer inning en Washington. Fue el primer cuadrangular en cualquiera de los juegos sabatinos.
El pelotero de 30 años, recién llegado a los Filis, ha dicho que usará mascarilla todo el tiempo durante esta temporada. Sufre un desorden renal crónico, que lo pone en mayor riesgo si contrajera el coronavirus.
Para su primera exhibición desde que el virus interrumpió la pretemporada a mediados de marzo, los jugadores de los Yanquis se desplazaron en un autobús del equipo, desde el Bronx a Queens, para medirse con los Mets. Nada de tomar el metro en esta serie.
La rutina previa al juego fue la de siempre, con Giancarlo Stanton y Pete Alonso dando jonrones en la práctica, y Gleyber Torres y Robinson Canó tomando rodados.
Pero la nueva normalidad se hizo notar. Varios coaches se cubrieron con mascarillas. Los habituales saludos de manos y abrazos entre rivales en la jaula de bateo fueron reemplazados por toques de codo y charlas con distancia, incluyendo una entre el gerente de los Yanquis Brian Cashman y su colega de los Mets Brodie Van Wagenen.
Sin público presente, los Mets exhibieron casi un millar de cartones con imágenes de fanáticos de los Mets detrás del plato. El equipo contempla tener 5.000 para el primer día de la campaña.