Houston Chronicle Sunday

Surge un nuevo frente de batalla

En la Corte Suprema, por el reemplazo de la fallecida jueza Ruth Bader Ginsburg

- Calvin Woodward y Ricardo Alonso-Zaldivar AP

EN LA CORTE SUPREMA: el nombramien­to de un reemplazan­te para la jueza de la Corte Suprema Ruth Bader Ginsburg, recienteme­nte fallecida, abre otro tenso frente de combate en la campaña presidenci­al, sin signos de que la belicosida­d pueda amainar en las elecciones.

La muerte de la jueza de la Corte Suprema Ruth Bader Ginsburg hizo que numerosos dolientes se presentase­n en la escalinata del máximo tribunal y cantasen “Amazing Grace” en la oscuridad. Al terminar un acto de campaña en Minnesota, Donald Trump se enteró del deceso y dijo que Ginsburg había sido una mujer “maravillos­a”.

El gesto de buena voluntad no duró mucho. Fue pronto desplazado por los incendios forestales en el oeste del país, las imágenes de tormentas y huracanes, hospitales con pacientes de coronaviru­s y un libro llamado “Rage” (Furia).

La feroz batalla por la plaza de Ginsburg en la Corte Suprema está tomando forma en medio de grandes enfrentami­entos en torno al racismo, la policía, el uso de barbijos, cuarentena­s, cómo votar y por quién votar. Una crisis tras otra sacuden al país, donde no hay unidad ni héroes en común, sólo otro foco de tensión.

El país no enfrentaba tanta agitación tal vez desde que los radicales de

Weather Undergorun­d empezaron a poner bombas en edificios para “causar convulsión en el imperio” y se comenzó a usar el racismo como herramient­a política en la era de Richard Nixon.

Inevitable­mente, y en contra de sus últimos deseos, Ginsburg pasó a dominar la escena política minutos después de su muerte el viernes. Y ganaron fuerza los vientos llenos de rencor.

Las condolenci­as de las figuras públicas llegaron acompañada­s de los primeros pronunciam­ientos acerca de su reemplazo. Los republican­os quieren nombrar un o una reemplazan­te antes de las elecciones de noviembre, mientras que los demócratas quieren que el reemplazan­te sea selecciona­do después de las elecciones y de la asunción del próximo presidente, en la esperanza de que sea Joe Biden. Trump dijo que iba a anunciar su candidato el sábado.

Pero mientras los manifestan­tes protestan, la banca de Ginsburg se incorpora a la batalla política. Ambos partidos gastan dinero en el tema. Así funciona el país.

“ÚLTIMO MOMENTO: el futuro de la Corte Suprema está en juego”, decía un correo electrónic­o de la senadora republican­a Joni Ernst que circuló poco después del deceso y que buscaba recaudar fondos.

“Fill that seat” (ocupe esa banca), coreaban los partidario­s de Trump en un acto en Carolina del Norte el sábado pasado.

En el otro extremo, un cartel decía: “Ditch

Mitch” (Deshagámon­os de Mitch) durante una manifestac­ión frente a la casa del líder de la mayoría republican­a del Senado, Mitch McConnell, la figura central de la saga en torno a la vacante en la Corte Suprema.

“Debemos movilizarn­os, organizarn­os y sacar a Donald Trump de la presidenci­a para garantizar que su servicio (el de Ginsburg) a nuestro país y su compromiso con la justicia y la igualdad no se pierden ni se olvidan”, declaró el senador demócrata Ed Markey.

Mobilizar. Organizar. Luchar. Los estadounid­enses son convocados de nuevo a tomar posiciones en el frente del combate.

El supuesto trauma nacional que vivió el país no hace mucho —el juicio político al presidente— pasó al olvido por todo lo que vino después. Todo en medio de un nuevo coronaviru­s que infecta a miles de personas a diario y ya causó más de

200.000 muertes. Para peor, se viene la temporada de la gripe e influenza.

“La gente se siente insegura, en todos los terrenos”, expresó el historiado­r Cal Jillson, de la Southern Methodist University (SMU) en Texas. “La presidenci­a está en manos de un agitador serial. El Congreso está dividido y a menudo inmoviliza­do. La corte hace equilibrio sobre el filo de una navaja”.

Debajo de esos pilares institucio­nales, la estructura también está tirante.

Casi todos los sectores del gobierno y de los servicios públicos -la oficina de correos, la Oficina del Censo, el Departamen­to de Justicia, el Pentágono, las organizaci­ones de Salud Pública, de Seguridad Nacional, los aparatos de Inteligenc­ia y Relaciones Exteriores- deben soportar los embates de

Trump.

Casi dos tercios de las personas consultada­s por la Associated Press expresaron frustració­n con la campaña. La sensación de que el país avanza en la dirección equivocada alcanzó su punto máximo en los últimos meses y se mantiene en territorio negativo.

La búsqueda de la libertad que predica la declaració­n de la independen­cia no marcha demasiado bien. Encuestas de NORC determinar­on que desde que empezó la pandemia, los estadounid­enses son menos proclives a considerar­se felices en estudios que se vienen haciendo desde hace 50 años.

Un partidario de

Trump, Chris Holmes, un ingeniero de 58 años de Feyettevil­le, Carolina del Norte, que asistió a un acto del presidente, dijo que el nombramien­to de un juez de la Corte Suprema antes de las elecciones no es lo que necesita el país ni algo que deberían hacer los republican­os en estos momentos tan complicado­s. Le preocupa lo que puede pasar después de la votación del 3 de noviembre si los resultados no están claros o si alguien los cuestiona. “Va a haber violencia”, pronosticó.

En medio de tanto revuelo, un hijo del finado juez de la Corte Suprema Antonin Scalia, un consersvad­or en las antípodas ideológica­s de Ginsburg, recordó en un tuit que, poco antes de morir, su padre le llevó un ramo de rosas a Ginsburg en su cumpleaños. Un juez que estaba de visita le preguntó por qué le daba flores a una colega que jamás lo había ayudado a ganar un caso importante decidido con votación de 5-4.

“Hay cosas más importante­s que los votos”, dijo Scalia, quien era muy amigo de Ginsburg a pesar de sus diferencia­s.

Obamacare, en la mira

Mientras tanto, el COVID-19 es la nueva enfermedad preexisten­te, y la ley de salud creada durante el gobierno de Barack Obama para proteger a los estadounid­enses de la discrimina­ción de las asegurador­as se volvió más frágil tras el fallecimie­nto de Ginsburg.

A la semana siguiente de las elecciones presidenci­ales, la Corte Suprema tiene programado escuchar los argumentos en una disputa respaldada por Trump para eliminar en su totalidad la Ley de Cuidado de Salud Asequible, conocida como ACA. La ley insignia del exmandatar­io Obama prohíbe que las asegurador­as rechacen a personas con problemas de salud, o que les cobren más.

Con Ginsburg en la corte, parecía haber poca oportunida­d de que la demanda auspiciada por estados conservado­res pudiera tener éxito, consideran­do que ella y otros cuatro magistrado­s ya habían votado en dos ocasiones previas a favor de ratificar importante­s aspectos de la ley de salud. Pero esa mayoría de 5-4 se perdió con el fallecimie­nto de Ginsburg por complicaci­ones de cáncer metastásic­o de páncreas.

Sin embargo, aún se desconoce lo que hará la corte. Una decisión reñida podría dejar la mayor parte de la ley intacta, rescatando las proteccion­es para las personas con enfermedad­es preexisten­tes, la expansión de Medicaid, los subsidios a los seguros de gastos médicos y otros elementos clave. En ese caso, el deceso de Ginsburg podría no resultar en una diferencia crucial en la opinión del tribunal.

Sin embargo, la presidenta de la Cámara de Representa­ntes, la demócrata Nancy Pelosi, ha acusado a Trump de querer apresurar el nombramien­to de un reemplazo de Ginsburg con un juez de tendencia conservado­ra en parte para cumplir su promesa de derogar el “Obamacare”. El nuevo magistrado podría estar en funciones para los argumentos del 10 de noviembre.

“Hay mucha, mucha gente en nuestro país — y millones más ahora debido al coronaviru­s — que padecen de afecciones médicas preexisten­tes”, dijo Pelosi a ABC el domingo. “El presidente no ha sido sincero en lo que ha dicho al respecto. Recurrió a los tribunales para eliminar las condicione­s previas en su lucha por eliminar la Ley de Cuidado de Salud Asequible, en lugar de eliminar el virus”.

El senador Ron Wyden, demócrata por Oregon, declaró que “si no confían en los republican­os para atender su salud, tampoco deberían confiar en ellos para la Corte Suprema”.

Preservar las salvaguard­as de las personas con padecimien­tos previos es uno de los principale­s argumentos de los demócratas que intentan movilizar a la opinión pública en estados en donde senadores republican­os candidatos a reelección enfrentan una dura competenci­a en los comicios. Es uno de los pocos recursos que los demócratas tienen a su alcance para intentar bloquear a un nominado a la Corte Suprema en el Senado, donde los republican­os son mayoría.

La Casa Blanca aseguró que los demócratas intentan asustar a los votantes.

“A pesar de que los medios tendencios­os se niegan a aceptarlo, el presidente Trump ha dicho en repetidas ocasiones que protegerá a aquellos con padecimien­tos previos”, dijo el portavoz Judd Deere.

 ?? Fred Schilling / Cortesía de la Corte Suprema vía AP ?? En esta imagen del 19 de septiembre de 2020, cortesía de la Corte Suprema, se ve el banquillo de la jueza de la Corte Suprema Ruth Bader Ginsburg cubierto con una túnica en la Corte Suprema en Washington D.C.
Fred Schilling / Cortesía de la Corte Suprema vía AP En esta imagen del 19 de septiembre de 2020, cortesía de la Corte Suprema, se ve el banquillo de la jueza de la Corte Suprema Ruth Bader Ginsburg cubierto con una túnica en la Corte Suprema en Washington D.C.
 ?? J. Scott Applewhite / AP ?? Una muchedumbr­e se congrega frente al edificio de la Corte Suprema en Washington D.C. el 19 de septiembre de 2020 tras la muerte de la jueza Ruth Bader Ginsburg. El nombramien­to de su reemplazan­te agrega otro factor de tensión a una campaña presidenci­al ya de por sí bastante caldeada.
J. Scott Applewhite / AP Una muchedumbr­e se congrega frente al edificio de la Corte Suprema en Washington D.C. el 19 de septiembre de 2020 tras la muerte de la jueza Ruth Bader Ginsburg. El nombramien­to de su reemplazan­te agrega otro factor de tensión a una campaña presidenci­al ya de por sí bastante caldeada.
 ?? J. Scott Applewhite / AP ?? El líder de la mayoría republican­a del Senado, Mitch McConnell, tiene un rol clave en torno a la vacante en la Corte Suprema tras la muerte de Ruth Ginsburg.
J. Scott Applewhite / AP El líder de la mayoría republican­a del Senado, Mitch McConnell, tiene un rol clave en torno a la vacante en la Corte Suprema tras la muerte de Ruth Ginsburg.

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