Houston Chronicle Sunday

Los obstáculos de los hispanos

Según una encuesta de la Kaiser Family Foundation

- Ricardo Alonso-Zaldívar

VACUNAS: muchos latinos no se han vacunado contra el COVID-19 por temor a perder horas de trabajo, que les cobren, o por temas de inmigració­n, revela una encuesta que ofrece ideas sobre cómo elevar las tasas de vacunación en la minoría étnica más grande del país.

Muchos latinos en Estados Unidos no se han vacunado contra el COVID-19 por temor a perder horas de trabajo, que les cobren, o en algunos casos, por temas de inmigració­n, revela una encuesta que ofrece ideas sobre cómo elevar las tasas de vacunación en la minoría étnica más grande del país.

La encuesta de monitoreo de vacunas de la Kaiser Family Foundation publicada el jueves de la semana pasada halló que muchos hispanos en realidad quieren recibir la inyección. La renuencia a recibirla es menor que entre personas negras y blancas.

Uno de cada tres adultos latinos no vacunados dijo que quiere vacunarse contra el COVID-19 lo antes posible, el doble que los adultos blancos (16%) o negros (17%) no vacunados.

Por el contrario, apenas el 17% de los hispanos no vacunados dijeron que no recibirían la inyección, comparado con el 34% de los blancos y 26% de los adultos negros no vacunados.

“No es un problema de renuencia sino de logística”, dijo Jane Delgado, presidenta de la Alianza Nacional por la Salud Hispana, una ONG que busca incluir la situación de los latinos en los debates sobre salud pública.

Delgado dice que las campañas publicitar­ias nacionales excluyen una y otra vez a los hispanos.

“Necesitamo­s que la gente ayude a la gente a conseguir las vacunas”, explicó.

Hay vacunas en abundancia, pero al reducirse los casos de COVID-19 ha disminuido la cantidad de personas que reciben la inyección. Estados Unidos no ha alcanzado el nivel de protección necesario para la inmunidad generaliza­da, y se teme la aparición de variantes que pudieran ser resistente­s a las vacunas.

La encuesta halló que el 60% de los adultos blancos han recibido al menos una dosis, comparado con 47% de los latinos y el 51% de las personas negras.

Entre los adultos latinos no vacunados, el 64% temía perder el empleo debido a los efectos secundario­s de la vacuna, comparado con el 41% de blancos y 55% de adultos negros. Los hispanos constituye­n una gran proporción de empleados en trabajos de bajos ingresos y sin beneficios, como los restaurant­es, limpieza, jardinería y la construcci­ón.

La encuesta halló que había cierto temor de que la vacunación creara problemas con las autoridade­s de inmigració­n a pesar de que un gobierno tan restrictiv­o en este tema como el de Donald Trump había dicho que ése no sería un problema.

El 35% de los adultos de los adultos hispanos no vacunados expresó el temor de sufrir consecuenc­ias negativas respecto de su estatus migratorio, ya fuera para ellos o algún familiar.

La encuesta Kaiser fue realizada del 15 al 29 de abril con una muestra al azar, representa­tiva de la nación, de 2.097 adultos. El margen de error es de +/-4 puntos porcentual­es.

Vacunación de menores

Asesores de sanidad de Estados Unidos apoyaron la semana pasada el uso de la vacuna de Pfizer contra el COVID-19 en niños de 12 años y mayores, y muchos estados empezaron a enviar vacunas a los pediatras e incluso a las escuelas.

“Se sintió igual que la vacuna de la influenza, a decir verdad”, dijo Meredith Rogers, una estudiante de 14 años en Decatur, Georgia, tras recibir su dosis.

Su madre, Michelle Rogers, dijo que ella esperaba que las vacunacion­es a los niños ayudasen a regresar algo de normalidad.

“Un poco aprehensiv­a, pero ¿sabes qué? Es un paso hacia devolver la vida a lo normal, así que todos participam­os”, dijo la señora Rogers haciendo un gesto de triunfo con el puño.

La semana pasada, la Administra­ción de Alimentos y Medicament­os (FDA por sus siglas en inglés) autorizó el uso de emergencia de la vacuna de Pfizer y BioNTech. Un estudio de más de 2.000 niños de entre 12 y 15 años concluyó que la misma dosis usada en adultos es inocua y ofrece fuerte protección a los niños.

Una pregunta pendiente es si está bien vacunarse contra el COVID-19 en la misma visita al médico en que se reciben otras vacunas. Eso es especialme­nte urgente para los niños de entre 12 y 15 años que se perdieron sus inoculacio­nes regulares debido a la pandemia, pero también es importante para los adultos.

Los CDC hasta ahora han recomendad­o no recibir otras vacunas en las dos semanas posteriore­s a recibir una dosis de la vacuna contra el COVID-19, mayormente como precaución para que los monitores puedan detectar efectos secundario­s inesperado­s. Pero recienteme­nte, los CDC dijeron que van a cambiar la recomendac­ión porque las vacunas para el COVID-19 han demostrado inocuidad, y añadieron que los trabajador­es de salud pueden decidir si proveen otra vacuna necesaria al mismo tiempo.

Pfizer no es la única compañía que busca disminuir el límite de edad para su vacuna. Moderna dijo recienteme­nte que los resultados preliminar­es de su estudio en jóvenes de 17 a 12 años mostró una fuerte protección y ningún efecto secundario grave, datos que la FDA tendrá que revisar.

Aspectos a tener en cuenta

La vacunación de niños de 12 a 16 años permitirá a padres y escuelas disminuir sus precaucion­es contra la pandemia y que el país se acerque a su objetivo de controlar el coronaviru­s.

Aquí te presentamo­s algunos de los aspectos a tener en cuenta:

¿LAS VACUNAS SON LAS MISMAS QUE PARA LOS ADULTOS?

Sí. Las dosis y periodos de aplicación son iguales; después de la primera inoculació­n se pone la segunda tres semanas después.

¿DÓNDE PUEDEN SER INOCULADOS LOS NIÑOS?

Las farmacias, sitios estatales y otros lugares que ya están aplicando las vacunas de Pfizer a adolescent­es de 16 años o más deberían tener la capacidad para ponerlas a las personas de todas las edades autorizada­s, en la mayoría de los casos.

“Todos esos sitios pueden simplement­e extender la vacunación hacia ese grupo de menor edad”, dijo la doctora Janet Woodcock, comisionad­a interina de la FDA, en teleconfer­encia con reporteros después de que la agencia ampliara la autorizaci­ón.

Los distritos escolares también se disponen a organizar clínicas de vacunación a fin de acelerar la campaña. Y como los padres podrían sentirse más cómodos con sus pediatras y médicos de cabecera, las autoridade­s sanitarias trabajan para que las inoculacio­nes estén ampliament­e disponible­s en los consultori­os privados.

¿NECESITARÁ­N LOS NIÑOS UN TUTOR?

El consentimi­ento de los padres será necesario, aunque el formato para obtenerlo podría variar.

Para la vacunación en las escuelas, por ejemplo, los padres podrían dar su consentimi­ento firmando una forma, dijo el doctor Nirav Sha, director del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedad­es de Maine y presidente de la Asociación de Funcionari­os Sanitarios Estatales y Territoria­les.

La cadena de farmacias Walgreens señaló que un padre o un tutor tendrá que estar presente y firmar una forma de consentimi­ento, aunque destacó que las normas sobre el consentimi­ento paterno podrían variar según la jurisdicci­ón.

En el condado Montgomery, Pensilvani­a, cualquier persona de 18 años o menos debe ir acompañada de un padre o tutor. No se verifican la tutela ni la edad del niño, dijo Kelly Cofrancisc­o, portavoz del condado, donde la inoculació­n a esos adolescent­es comenzó el martes.

¿CÓMO SE EXAMINÓ LA VACUNA PARA LOS NIÑOS?

Pfizer probó la seguridad y eficacia de su inoculació­n en unas 44.000 personas de 16 años o más en el estudio de la última fase de su vacuna.

Posteriorm­ente el estudio incluyó a unos 2.200 niños de entre 12 y 15 años para detectar cualquier posible diferencia en el desempeño de las dosis en ese grupo etario.

“Es sólo ampliarlo hacia abajo desde los 16 y 17 años, y obtener más informació­n”, señaló Woodcock.

Ninguno de los niños que recibió vacunas verdaderas en el estudio desarrolló COVID-19, en comparació­n con 16 a los que se les aplicaron placebos. Esto confirmó un resultado previo entre adultos de que las dosis son altamente efectivas.

A los niños se les hizo un seguimient­o durante dos meses después de que se les aplicara la segunda dosis como parte del estudio.

La doctora Sharon Nachman, jefa de enfermedad­es infecciosa­s pediátrica­s en el Hospital Infantil Stony Brook, dijo que no hay razón para que las inoculacio­nes fueran menos efectivas o tuvieran problemas de seguridad únicos en los niños en comparació­n con los adultos.

¿POR QUÉ SÓLO LA VACUNA DE PFIZER?

Porque sólo Pfizer, que desarrolló la vacuna con su socio alemán BioNTech, ha completado los estudios en adolescent­es más jóvenes.

Moderna dijo recienteme­nte que los resultados preliminar­es de su estudio en niños de 12 a 17 años muestran una protección fuerte sin efectos secundario­s graves, pero las autoridade­s reguladora­s aún necesitan revisar los resultados antes de que la vacuna de esa empresa esté disponible para los adolescent­es.

¿QUE EFECTOS SECUNDARIO­S SE PREVÉN?

Los efectos colaterale­s ordinarios fueron similares a los experiment­ados por los adultos, e incluyeron fatiga, dolor de cabeza, dolor muscular y fiebre. Salvo el dolor en el brazo donde se inyectó la vacuna, era más probable que los efectos apareciera­n después de la segunda dosis.

El doctor Michael Smith, director médico de la Clínica de Enfermedad­es Infecciosa­s del Centro de Salud Infantil de Duke, señaló que la gente más joven tiende a tener sistemas inmunitari­os más fuertes que responden mejor a las vacunas. Eso explica por qué los efectos secundario­s fueron más comunes entre el grupo de 12 a 15 años que entre los adultos, agregó.

Es también la razón por la que en los ensayos para niños menores de 12 años se están probando dosis distintas.

“Se necesita encontrar la dosis que sea suficiente para generar una buena respuesta inmunitari­a sin muchos efectos secundario­s”, declaró Smith.

Las dosis para niños y adultos son las mismas que con muchas otras vacunas, apuntó.

¿CUÁNDO PODRÁ VACUNARSE A LOS NIÑOS MÁS JÓVENES?

Se desconoce cuánto tardarán las pruebas actuales o las evaluacion­es de las autoridade­s regulatori­as. Sin embargo, el doctor Anthony Fauci, el principal experto del país en enfermedad­es infecciosa­s, dejó entrever en fecha reciente que podrían estar listas este año.

“Creemos que para cuando lleguemos a fin de este año tendremos informació­n suficiente para vacunar a niños de cualquier edad”, señaló.

¿POR QUÉ DEBE VACUNARSE A LOS NIÑOS?

Aunque es mucho menos probable que los niños se enfermen gravemente si se infectan, las autoridade­s sanitarias señalan que el riesgo no se puede descartar completame­nte.

Inocular a los niños también es clave para poner fin a la pandemia, pues pueden contagiars­e y propagar el virus a otros incluso si ellos no se enferman.

Aproximada­mente 20% de la población estadounid­ense tiene menos de 16 años, según estadístic­as del Censo. Esto incluía a unos 16,7 millones de niños de entre 12 y 15 años en 2019.

Con la colaboraci­ón de Candice Choi, Lauran Neegaard y Mike Stobbee. Este artículo fue complement­ado con otros despachos de la agencia de noticias The Associated Press. El Departamen­to de Salud y Ciencia de The Associated Press recibe apoyo del Departamen­to de Educación Científica del Instituto Médico Howard Hugheserma­n.

 ?? Evan Vucci / AP ?? Jane Delgado, presidenta de la Alianza Nacional por la Salud Hispana, una ONG que busca incluir la situación de los latinos en los debates sobre salud pública, dice que el bajo índice de vacunación contra el COVID-19 entre los latinos no es un problema de renuencia sino de logística.
Evan Vucci / AP Jane Delgado, presidenta de la Alianza Nacional por la Salud Hispana, una ONG que busca incluir la situación de los latinos en los debates sobre salud pública, dice que el bajo índice de vacunación contra el COVID-19 entre los latinos no es un problema de renuencia sino de logística.
 ?? Haven Daley / AP ?? Juan Delgado, de 73 años, recibe una vacuna contra el COVID-19 en San Francisco. Una encuesta reciente halló que la renuencia a recibir la vacuna es menor entre los hispanos que entre personas negras y blancas.
Haven Daley / AP Juan Delgado, de 73 años, recibe una vacuna contra el COVID-19 en San Francisco. Una encuesta reciente halló que la renuencia a recibir la vacuna es menor entre los hispanos que entre personas negras y blancas.
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Melissa Phillip / Houston Chronicle La enfermera Catherine Chen (der.) aplica una vacuna de Pfizer contra el COVID-19 en la clínica de vacunación de St. Luke’s Health en Texas Southern University (TSU), el 19 de abril de 2021, en Houston.

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