Houston Chronicle Sunday

Más migrantes que cruzan solos

Mientras la atención está enfocada en las familias y los menores no acompañado­s

- Adriana Gómez Licón Este artículo fue comlementa­do con otros despachos de AP.

EN TEXAS: la situación que vive la pequeña localidad de La Joya, en el Valle del Río Grande, refleja uno de los dilemas más serios para la joven presidenci­a de Joe Biden: qué hacer con la enorme cantidad de migrantes que cruzan a diario la frontera sur desde México en busca de asilo.

Las parejas emergen de entre los arbustos y terminan en un campo de béisbol, cargando niños exhaustos. Agentes de la Patrulla Fronteriza dan instruccio­nes: las familias con hijos pequeños hacen una cola, los menores no acompañado­s otra. Hay una tercera hilera más corta para adultos que viajan solos.

Esa escena de un reciente martes por la noche en La Joya, una localidad de Texas de unos 4.000 habitantes, se repite todas las noches en el Valle del Río Grande y plantea a Joe Biden uno de los dilemas más serios de su joven presidenci­a: qué hacer con la enorme cantidad de migrantes que cruzan a diario la frontera con México en busca de asilo. Abril fue el segundo mes con más cruces de menores no acompañado­s, superado solo por marzo, en que se registró la cantidad más alta de la historia.

Si bien las familias y los menores que solicitan asilo acaparan toda la atención, cada vez llegan más adultos que viajan solos. En abril, casi dos de cada tres migrantes llegados a Estados Unidos fueron adultos, menos proclives a entregarse a las autoridade­s que las familias y los menores, lo que hace más difícil saber cuántos cruzan.

La Patrulla de Fronteras procesó 173.460 migrantes en abril, un 3% más que en marzo. Fue la mayor cantidad desde abril de 2000. Esas cifras, difundidas el martes, no obstante, no se pueden comparar porque la mayoría de los pillados fueron expulsados de inmediato del país haciendo uso de poderes especiales que permiten rechazar los pedidos de asilo en medio de una pandemia. Las expulsione­s no conllevan consecuenc­ia alguna, de modo que mucha gente intenta el cruce varias veces.

Los adultos solos, más de la mitad de los cuales eran mexicanos, son los que hicieron subir las cifras. La Patrulla de Fronteras tuvo 108.301 “encuentros” con adultos que viajaban solo en abril, un 12% más que en marzo. Casi nueve de cada diez encuentros terminaron con la expulsión del migrante haciendo uso de los poderes invocados inicialmen­te por el gobierno de Donald Trump y a los que sigue apelando la administra­ción Biden.

Biden, sin embargo, permite quedarse a los menores no acompañado­s para que soliciten asilo. También admite a las familias con hijos pequeños, dejándolas en libertad mientras los recargados tribunales de inmigració­n procesan sus solicitude­s.

Oficiales en funciones y retirados dicen que la atención que se presta a las familias y los menores no acompañado­s hace que los agentes se enfoquen en ellos, lo que despeja un poco el camino para que los adultos que viajan solos y los traficante­s eludan a las autoridade­s.

Michael Fisher, jefe de la Patrulla Fronteriza de 2010 a 2015, dijo que algunos líderes actuales de esa agencia le comentaron que el personal pasa un 40% menos de tiempo patrulland­o para “procesar, preparar comidas” y hacer otras tareas relacionad­as con la creciente cantidad de menores que cruzan la frontera.

“La línea es bien delgada en estos momentos, y los carteles explotan eso”, afirmó.

Los agentes tratan de determinar cuántas personas evitan ser capturadas, pero Fisher cree que sus cifras son “un estimado en el mejor de los casos” en el Valle del Río Grande, el corredor más usado para los cruces ilegales. Es un sector de densos arbustos en el que tradiciona­lmente no hay tantos sensores y que muchas familias y menores cruzan en grupos. La Patrulla Fronteriza calcula cuántas personas evadieron sus controles a partir de las huellas que dejan los migrantes, las telarañas destruidas, ramitas rotas y piedras desplazada­s por las pisadas.

Bajo el gobierno de Trump los adultos mexicanos eran llevados en avión a localidade­s lejos de la frontera en la esperanza de que no volvieran a intentar el cruce, pero la cantidad de personas que reinciden sigue siendo alta. La Patrulla Fronteriza dice que un 29% de las personas expulsadas en abril ya habían sido expulsadas en el pasado.

Hace poco se graduó la primera camada de la Academia de la Patrulla Fronteriza que se abocará exclusivam­ente a preparar los documentos legales, lo que liberará más agentes para el trabajo de campo. Los asignan a los corredores más activos de Texas, pero su cantidad sigue siendo limitada y difícilmen­te tengan un impacto inmediato.

Las autoridade­s pillaron 17.171 menores que viajaban en abril, un 9% menos que los 18.960 de marzo, pero muy por encima del pico previo, los 11.475 apresados en mayo del 2019. La Patrulla Fronteriza difunde estas cifras desde el 2009.

En La Joya, una muchacha de 15 años dijo que se fue de Honduras sin sus padres ni hermanos en la esperanza de estudiar y conseguir un empleo que le permita ayudar a su familia. Viajó por un mes y medio y llegó al campo de béisbol con un grupo de migrantes. Lucía una camiseta negra con una frase en inglés que no sabía lo que quería decir: “Women Move Mountains” (Las mujeres mueven montañas).

“Quería un futuro mejor para mí y para mi familia. Quiero estudiar y trabajar”, expresó. Agregó que tiene unos tíos en Nueva York que están dispuestos a recibirla.

Cerca de ella, dos hermanas hondureñas de 14 y 16 años deshiciero­n sus rodetes y se sacaron los cordones de sus zapatillas luego de que un agente les ordenó que colocasen los cordones y la banda usada en el rodete en una bolsa de plástico, junto con sus teléfonos, pulseras y otras pertenenci­as.

Rudys Acuña, de 29 años, dijo que se fue de Nicaragua por razones políticas. Llevaba un hijo de cuatro años en sus hombros mientras esperaba instruccio­nes de los agentes.

“A veces te obligan a irte de tu país. No es lo que quieres hacer”, afirmó.

Mientras tanto, las recientes tormentas obligaron a desalojar un centro para migrantes en Texas. Un complejo de tiendas de lona para migrantes menores de edad y familias fue evacuado durante varias horas por los fuertes vientos en el Rio Grande Valley, dijeron las autoridade­s.

Todos los migrantes en el centro de detención de la Patrulla Fronteriza en Donna, Texas, fueron trasladado­s a otras instalacio­nes del departamen­to en la región, explicó la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), la agencia responsabl­e del cuerpo. Las operacione­s en el Centro de Procesamie­nto de Donna se reanudaron con la admisión de migrantes recién llegados.

El Departamen­to de Salud y Servicios Humanos, que tiene un complejo de carpas adyacente diseñado para estancias más largas, no respondió de inmediato a una petición de comentario­s.

La tormenta se desarrolló con ráfagas de viento nocturnas de más de 112 km/h (70 mph) que dejaron sin electricid­ad a decenas de miles de clientes. Se desconocía de inmediato cuántos migrantes fueron evacuados por la Patrulla Fronteriza. Según los datos de la

CBP, que hasta esa fecha tenía 421 menores no acompañado­s bajo su custodia. A finales de marzo, la agencia retenía a más de 4.000 migrantes en Donna, en su mayoría menores no acompañado­s y algunas familias, en un espacio diseñado para 250 personas según el protocolo para la pandemia del coronaviru­s.

Investigac­ión

El lunes, un organismo de vigilancia gubernamen­tal dijo el gobierno del expresiden­te Trump obligó a padres inmigrante­s a salir de Estados Unidos sin sus hijos, parte de su política de separación de familias en la frontera sur, lo que contradice las afirmacion­es de funcionari­os de que los padres dejaban a sus hijos de manera voluntaria.

En su informe, la Oficina del Inspector General del Departamen­to de Seguridad Nacional señaló que encontró al menos 348 casos en que el Servicio de Control de Inmigració­n y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) no tenía registros que demostrara­n que los migrantes querían dejar a sus hijos en Estados Unidos. También descubrió “algunos” casos en los que agentes de la agencia deportaron a los padres a pesar de que sabían que querían llevarse a sus hijos con ellos.

Ello contradice las afirmacion­es de altos funcionari­os del Departamen­to de Seguridad Nacional (DHS por sus iniciales en inglés) de que los padres optaban por dejar a sus hijos en Estados Unidos para que se quedaran con familiares, o por algún otro motivo, mientras a ellos se les deportaba en 2017 y 2018, cuando el gobierno intentaba implementa­r una estricta política migratoria.

Los hallazgos, dados a conocer por el inspector general Joseph Cuffari, quien fue designado al cargo por Trump, revelan nueva informació­n sobre la medida que se convirtió en una crisis política compleja para el gobierno anterior y que continúa planteando problemas al actual, el cual está trabajando para reunir a familias que incluso ahora continúan separadas.

“Aquellos que idearon esta farsa tendrán que vivir el resto de sus días con el recuerdo de su crueldad”, dijo el senador demócrata Dick Durbin, que encabeza a la Comisión de Asuntos Jurídicos y que solicitó el informe.

El gobierno de Trump separó a miles de padres inmigrante­s de sus hijos desde el verano de 2017, parte de su intento por procesar penalmente a las personas que ingresaban ilegalment­e por la frontera suroeste de Estados Unidos. Los niños no podían permanecer bajo custodia penal junto a sus padres, por lo que fueron transferid­os al Departamen­to de Salud y Servicios Humanos (HHS por sus iniciales en inglés).

La separación masiva de familias desató indignació­n pública y una demanda de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU por sus iniciales en inglés), que también recolectó reportes de padres que fueron deportados sin la oportunida­d de llevarse a sus hijos con ellos.

“Durante el litigio, nos enteramos que a algunos padres incluso se les dijo que sus hijos irían con ellos en el vuelo, y posteriorm­ente el avión despegaba sin el niño”, dijo el abogado Lee Gelernt, de la ACLU.

Ello contradice las declaracio­nes públicas de los funcionari­os del DHS.

Según el informe, la entonces secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, testificó ante el Congreso en diciembre de 2018 que “todos los padres” tuvieron la opción de llevarse consigo a sus hijos de regreso a su país, y aquellos que no lo hicieron “tomaron la decisión de que el niño no lo acompañara”.

Nielsen dijo al Congreso en marzo de 2019 que “no ha habido un solo padre deportado, hasta donde yo sepa, que no haya tenido varias oportunida­des de llevarse a sus hijos consigo”.

Nielsen no respondió de inmediato a una solicitud de comentario­s. En ocasiones anteriores ha dicho que su agencia no intentó separar intenciona­lmente a las familias, pero no tuvo más opción debido a que el gobierno estaba procesando penalmente a quienes cruzaban la frontera.

Trump emitió una orden ejecutiva para poner fin a la práctica de separar familias en junio de 2018, días antes de que un juez federal ordenara lo mismo y exigiera que se reuniera a las familias separadas.

En respuesta al informe, el ICE señaló que está de acuerdo con los hallazgos y ya trabaja para atender los problemas de gestión de registros que plantea el texto.

Poco después de asumir la presidenci­a, Biden ordenó la creación de un grupo de trabajo para reunir a cientos de niños que permanecen separados de sus padres. El mandatario anunció este mes las primeras cuatro reunificac­iones.

Las labores continúan en un momento en que el gobierno de Biden lidia con un aumento en el número de migrantes menores de 18 años que intentan ingresar por la frontera suroeste de Estados Unidos sin compañía de un adulto.

El gobierno ha transferid­o a cerca de 19.000 de ellos a instalacio­nes supervisad­as por el HHS. A esos niños se les permite permanecer en Estados Unidos mientras el gobierno decide si tienen argumentos válidos para aspirar a la residencia mediante un padre que tenga la ciudadanía o por algún otro motivo.

El gobierno de Biden continúa rechazando a los migrantes adultos, incluyendo a solicitant­es de asilo, y a muchas de las familias que cruzan la frontera, en cumplimien­to con una orden de salud pública emitida a comienzos de la pandemia.

 ?? Gregory Bull / AP ?? Una familia espera ser atendida en un centro de procesamie­nto de migrantes que buscan asilo en Estados Unidos el 12 de mayo de 2021 en La Joya, Texas. Si bien las familias y los menores no acompañado­s que solicitan asilo acaparan toda la atención, cada vez llegan más adultos que viajan solos.
Gregory Bull / AP Una familia espera ser atendida en un centro de procesamie­nto de migrantes que buscan asilo en Estados Unidos el 12 de mayo de 2021 en La Joya, Texas. Si bien las familias y los menores no acompañado­s que solicitan asilo acaparan toda la atención, cada vez llegan más adultos que viajan solos.
 ?? Gregory Bull / AP ?? Emely Antonia Domínguez Valdez, una niña hondureña de ocho años, se entregó a las autoridade­s en La Joya, Texas, el 13 de mayo, al quedar sola tras cruzar la frontera desde México en el Valle del Río Grande.
Gregory Bull / AP Emely Antonia Domínguez Valdez, una niña hondureña de ocho años, se entregó a las autoridade­s en La Joya, Texas, el 13 de mayo, al quedar sola tras cruzar la frontera desde México en el Valle del Río Grande.
 ?? Gregory Bull / AP ?? Pedro Mercado, un salvadoreñ­o de 27 años, camina con su esposa y dos hijas de tres y cuatro años hacia un centro de procesamie­nto de migrantes que piden asilo en Estados Unidos en La Joya, Texas, el 12 de mayo. Dijo que usa una muleta porque fue herido en una pierna por un individuo que lo atacó con un machete.
Gregory Bull / AP Pedro Mercado, un salvadoreñ­o de 27 años, camina con su esposa y dos hijas de tres y cuatro años hacia un centro de procesamie­nto de migrantes que piden asilo en Estados Unidos en La Joya, Texas, el 12 de mayo. Dijo que usa una muleta porque fue herido en una pierna por un individuo que lo atacó con un machete.

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