SAN ANTONIO, DE DUELO, DESPIDIÓ LOS RESTOS DE EMILIO NAVAIRA
Más de mil personas lo despidieron el domingo en San Antonio
Más de mil personas se acercaron el domingo al Coliseo Freeman de San Antonio para despedir a Emilio Navaira, ‘el Rey del Tejano’, quien falleció la semana pasada en New Braunfels a los 53 años de edad.
Las puertas del lugar, escenario de algunas de sus más recordadas actuaciones, se abrieron en la mañana y cientos hicieron fila para dar un último adiós y sacarse una foto frente al cuerpo sin vida del ídolo local. La mayoría se sentó después en las tribunas para cantar a viva voz mientras veían en pantallas gigantes actuaciones, reportajes y videos de Emilio.
“Es un día muy especial para mí”, dijo Ruby Puente Losoya, quien afirmó que Emilio fue su vecino en 1989, cuando vivía en Palo Alto, Texas, y que tocó en su quinceañera en 1984. “Nunca lo olvidaré. Él recién empezaba y cantó junto con David Lee (Garza), Jay (Pérez), y Ram (Herrera)”.
Antes de lanzarse como solista en 1989, Emilio, al igual que Pérez y Herrera, había sido cantante de Los Musicales, la banda liderada por Garza.
“Mi hijos fueron a la secundaria McCollum, como Emilio, y uno de ellos, Sergio Quintanilla, era compañero de él”, dijo María Elba Jiménez, una anciana de Monterrey. “Llevaré a Emilio siempre en mi corazón”.
En la tarde, el semicírculo de un lado del estacionamiento del coliseo estaba casi repleto y, dentro del recinto, parecía haber más de 1.000 personas, incluyendo familiares y colegas de Emilio.
Entre ellos se destacó el cantante tejano Rubén Ramos (El Gato Negro), Max Baca (bajo sexto y líder de Los Texmaniacs) y el acordeonista Chente Barrera. También se había anunciado que estaría Óscar De La Rosa, cantante de La Mafia, así como las actuaciones de Destiny y Rodrigo Navaira (hijos de Raulito que cantarían ‘Una hora más’) y de Mariachi Campanas de América (de San Antonio, interpretando ‘Mundo raro’).
El senador estatal José Menéndez confirmó que el Senado estatal leerá una proclama para Emilio y mantendrá la bandera de Texas a media asta en su memoria. Otro senador estatal, Carlos Uresti, escribió un mensaje para Emilio en Twitter: “Cántale una canción a mi madre cuando la encuentres en la puerta del cielo. ¡Ella amaba tu música!”. El lunes (al cierre de esta edición), además, había una misa en la Catedral San Fernando de San Antonio.
El músico Raúl Navaira, hermano de Emilio y conocido como Raulito, fue el maestro de ceremonias ideal y, aunque estaba visiblemente emocionado, no faltó su habitual toque de humor.
“Les voy a contar una historia que nos pasó en Monterrey, un lugar que amamos”, dijo Raulito ante el aplauso y los gritos de los muchos regiomontanos presentes, muchos de los cuales lucieron orgullosos los colores de los Rayados, finalistas de la liga mexicana de fútbol. “Después del accidente (de 2008 con su autobús en Houston), Emilio dijo tener miedo de olvidarse de las letras de las canciones, y yo le digo, ‘¡Pero manito, antes del accidente también te olvidabas!”.
Diego y Emilio IV, hijos de Emilio, provocaron la primera ovación con una versión acústica del éxito ‘It’s Not the End of the World’, incluido en ‘Life is Good’ (1995), el primer álbum de música country de su progenitor.
“Quiero que recuerden a mi padre no por sus defectos, sino por su música y por la manera en la que siempre se esforzó por ayudar a la gente”, dijo Emilio IV antes de interpretar la canción a tres voces con Diego y Raulito.