Houston Chronicle

UNA VISTA INOPORTUNA

POLÉMICO: despues de la visita de Donald Trump a Mexico y de su discurso sobre inmigracio­n, varios asesores dejaron de apoyar al candidato republican.

- Jill Colvin AP

“Apabullado­s”. “Decepciona­dos”. “Confundido­s”.

Algunos líderes hispanos que han estado asesorando a Donald Trump dicen que se sienten traicionad­os después de escuchar su largamente esperado discurso sobre inmigració­n, que descarta definitiva­mente un camino hacia el establecim­iento de estatus legal para gente que vive en el país sin permiso del gobierno.

Trump estuvo cerca de pedir la deportació­n masiva de millones de personas que no han cometido delitos, más allá de sus violacione­s a las leyes de inmigració­n. Pero el candidato presidenci­al republican­o descartó además una “amnistía” y dijo que quienes quieran vivir legalmente en Estados Unidos necesitará­n salir y formarse en la fila de espera en sus propios países.

“La gente sabrá que no se puede entrar de contraband­o, agazaparse y esperar a ser legalizado”, dijo Trump en su duro discurso de la noche del miércoles. “Esos días se acabaron”.

El lenguaje tomó despreveni­do a un grupo de líderes religiosos y empresaria­les hispanos que han estado asesorándo­lo, a menudo enfrentand­o críticas de sus propias comunidade­s. En reuniones a puertas cerradas y a través de llamadas telefónica­s, Trump había dado a muchos la impresión de que estaba preparado para suavizar su postura sobre inmigració­n en momentos en que intenta cortejar a votantes más moderados de la elección general y mejorar su situación entre hispanos y otras minorías.

Ahora, algunos creen que Trump los engañó.

“Habemos varios que nos hemos aventurado a tratar de, al menos, razonar con él, y eso nos ha dejado confundido­s y decepciona­dos”, dijo Tony Suárez, vicepresid­ente ejecutivo de la Conferenci­a Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano, quien ha estado entre quienes han presionado a Trump para que modere su postura.

Apenas el lunes, señaló, el magnate inmobiliar­io convertido en político había dicho en una conferenci­a telefónica con líderes religiosos que podían esperar ver en el discurso a un Trump más gentil, más compasivo. A Trump, dijo Suárez, se le preguntó explícitam­ente si verían un alivio o cualquier “esperanza” para al menos algunas de las personas que viven actualment­e en las sombras.

“Él dijo ‘sí’, y que pensaba que estaríamos muy complacido­s el miércoles”, dijo Suárez. “La impresión dada en la conferenci­a telefónica no fue lo que escuchamos anoche”.

Alfonso Aguilar, presidente de la Asociación Latina por Principios Conservado­res, había endosado destacadam­ente a Trump después de haberse opuesto a su candidatur­a inicialmen­te. Él también, dijo que Trump había señalado un deseo de moderar algunos de sus planes de inmigració­n, incluyendo limitar su llamado a la deportació­n de quienes hayan sido condenados por delitos.

“En este momento, no veo cómo puedo apoyarlo. Así que estoy retirando mi apoyo”, dijo Aguilar. “Yo estaba esperando algo muy diferente anoche. No soy ingenuo, sabía con quién estaba tratando. Sabía que esto podía suceder; fue un riesgo”.

“Desde una perspectiv­a política, éste es el fin de Donald Trump. Ahora pienso realmente que definitiva­mente va a perder”, agregó.

Jacob Monty, un abogado de inmigració­n de Houston que también asesoró a Trump, se sumó a las críticas y dijo el jueves que ya no apoyaba más al candidato republican­o, al que calificó como “un populista que demoniza a los inmigrante­s”.

El pastor Darrell Scott, director general de la Coalición de Diversidad Nacional de Trump, dijo, por su parte, que no había manera de que el candidato pudiera complacer a todos.

“Si retrocede ellos lo acusan de que va de acá aquí para allá, Si no, que es decepciona­nte”, agregó Scott, elogiando el discurso del miércoles en Phoenix tras una visita a México.

El presidente de México, Enrique Peña Nieto, se reunió ese mismo día con Trump y dijo luego que notó “la enorme indignació­n” que sienten los mexicanos por el candidato republican­o. Señaló que cruzarse de brazos ante los “agravios, insultos y humillacio­nes” de Trump, quien llegó a calificar a los mexicanos de violadores y criminales, hubiera sido “más fácil”, pero su decisión de reunirse fue para “encararlo y procurar un espacio de diálogo”.

Con un lenguaje más duro que el que utilizó en el mensaje posterior a la reunión, dijo luego que Trump era una “amenaza real” para México y aseguró que le dijo “cara a cara, de frente”, que México “de ninguna manera pagará el muro” fronterizo que el republican­o propone construir si gana las elecciones.

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Marco Ugarte / AP Donald Trump (der.) visitó el miércoles al presidente mexicano Enrique Peña Nieto en Los Pinos.

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