Gran vidriera
El torneo sudamericano sub20, trampolín a Europa
El torneo juvenil sub-20 de la Confederación Sudamericana de Fútbol ha adquirido en las últimas ediciones un incentivo extra para los jóvenes jugadores además de la posible clasificación al Mundial FIFA de la categoría o el pase a los Juegos Panamericanos: una millonaria transferencia a Europa.
Los clubes de Argentina y de Brasil han sido históricamente los habituales exportadores del talento sudamericano.
Con algunas excepciones de jugadores que han ido directamente desde sus propias ligas, generalmente futbolistas destacados de otros países, principalmente de Uruguay y Colombia, han pasado por clubes de Argentina o Brasil como escala previa para dar el salto a Europa. Así, además de infinidad de cracks uruguayos y colombianos, el ex arquero paraguayo José Luis Chilavert, el ex delantero chileno Marcelo Salas y muchos astros más brillaron primero en esas ligas, por ejemplo.
Pero en la última década, los cazadores de talento de los poderosos clubes europeos han prestado especial atención a los torneos juveniles de Sudamérica con la intención de llevarse a los jugadores más prometedores desde una edad más temprana, con lo cual así pueden evitar que el precio de su ficha siga subiendo y de paso les ganan de mano a posibles competidores que podrían observarlos luego en una Copa del Mundo de la categoría.
El ejemplo más vivo de la fuga precoz del talento sudamericano ha sido el de Lionel Messi, quien nunca jugó profesionalmente en un club de su país y fue captado por el Barcelona de niño tras verlo brevemente en una práctica. El resto de su historia ya es conocida: se inició en Newell´s Old Boys de Rosario, el mismo club de Gabriel Batistuta y Marcelo Bielsa, probó su suerte en Buenos Aires y fue rechazado por River Plate, que no quiso pagarle un tratamiento médico con hormonas para ayudar a su desarrollo físico. Y después, gracias a un intermediario, viajó a Barcelona, donde se consagró.
Lo que quizás no sea tan conocido es que el entonces presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Julio Grondona, tuvo que organizar de imprevisto un partido amistoso ante Paraguay para hacer debutar a Messi a las apuradas con la celeste y blanca antes de que España lo naturalizara para jugar en sus selecciones juveniles, como entonces ya corría el fuerte rumor.
Argentina goleó 8-0 en ese debut juvenil de Messi, quien anotó un gol y dio dos asistencias. Un año después guió al sub20 al título Mundial en Holanda y luego a la medalla de oro olímpica en China. La base de ese mismo equipo llegó con Messi a dos finales consecutivas de la Copa América y a la final del Mundial FIFA de Brasil en 2014.
También está el peculiar caso de su compatriota Emiliano Sala, uno de los máximos goleadores de la liga francesa y que falleció en un reciente accidente de avión en el Canal de la Mancha antes de debutar en la Premier League de Inglaterra tras un pase millonario al Cardiff F.C.
Sala, oriundo de una zona rural de la provincia de Santa Fe y que partió como adolescente a Francia, soñaba con jugar algún día en la liga argentina con Independiente de Avellaneda, el club del cual era simpatizante.
Podía haber sido convocado por las selecciones de Francia o Italia, por tener ciudadanía de esos países europeos por residencia y descendencia, pero también soñaba con jugar para Argentina, a la que nunca representó ni siquiera a nivel juvenil.
Ahora, muchos de los chicos que son seguidos por clubes europeos han brillado en el torneo sudamericano de Chile, donde Argentina se convirtió en el primer clasificado al Mundial de Polonia antes de la última jornada prevista para el domingo (al cierre de esta edición).