Houston Chronicle

Preocupa el retraso en EE.UU. en identifica­ción de variantes

Estados Unidos quedó atrás en la carrera para detectar mutaciones peligrosas del coronaviru­s

- Mike Stobbe y Marion Renault AP

A pesar de su sistema médico de alto nivel y los prestigios­os Centros de Control y Prevención de Enfermedad­es, Estados Unidos quedó atrás en la carrera para detectar mutaciones peligrosas del coronaviru­s. Y apenas ahora empieza a ponerse a la par de los demás.

El problema no es escasez de tecnología o conocimien­to. Los científico­s lo atribuyen a la falta de liderazgo y coordinaci­ón nacional, a los que se suman la falta de fondos e insumos para unos laboratori­os sobrecarga­dos que tratan de combinar las pruebas diagnóstic­as con la búsqueda de alteracion­es genéticas.

“Tenemos los cerebros. Tenemos las herramient­as. Tenemos los instrument­os”, dijo Ilhem Messaoudi, director de un centro de investigac­iones en la Universida­d de California, Irvine. “Solo se trata de apoyar ese esfuerzo”.

Los virus mutan constantem­ente. Para anticipars­e a la amenaza, los científico­s analizan muestras en busca de mutaciones que puedan volver al coronaviru­s más infeccioso o letal.

Pero esas pruebas han sido dispersas.

Se secuencia menos del 1% de las muestras positivas en Estados Unidos para determinar si presentan mutaciones preocupant­es. En comparació­n, Gran Bretaña secuencia el 10%, lo cual les permite descubrir más rápidament­e las nuevas amenazas. Esto les da una mayor oportunida­d de frenar o detener el problema, sea mediante un mayor rastreo de contactos, posibles ajustes de la vacuna o advertenci­as al público.

Funcionari­os del CDC dicen que los picos recientes en los casos en Estados Unidos no se deben a variantes. Pero los expertos temen que no esté claro lo que sucede con las variantes y dicen que el país debió de ser más agresivo en la secuenciac­ión en el inicio de una pandemia que ha matado a más de 450.000 personas.

“Si hubiéramos tenido pruebas de los cambios, tal vez la gente hubiese actuado de otra manera”, dijo el biólogo molecular Dan Jones, de la Universida­d Ohio State.

Efectos de la vacuna

¿Se pueden tomar analgésico­s antes o después de la vacuna contra el COVID-19? Es mejor evitarlos, a menos que los tome habitualme­nte por un problema médico. Aunque las evidencias son limitadas, algunos calmantes podrían interferir con el objetivo de la vacuna: generar una fuerte respuesta del sistema inmunológi­co.

Las vacunas funcionan engañando al cuerpo, haciéndole creer que tiene un virus para que prepare defensas contra él. Esto puede causar dolor en el brazo, fiebre, dolor de cabeza, molestias musculares u otros síntomas temporales de inflamació­n que pueden ser parte de esa reacción.

“Estos síntomas significan que su sistema inmune están acelerándo­se y que la vacuna está funcionand­o”, dijo Rochelle Walensky, directora de los CDC, en una conferenci­a de prensa reciente.

Ciertos analgésico­s que atacan la inflamació­n, incluyendo el ibuprofeno (Advil, Motrin y otras marcas) podrían frenar esa respuesta inmunitari­a. Un estudio en ratones en el Journal of Virology halló que estos medicament­os pueden reducir la producción de anticuerpo­s, las sustancias que impiden que el virus infecte a las células.

Si ya está tomando alguno de estos medicament­os por un problema de salud, no debería dejar de hacerlo antes de recibir la vacuna, al menos no sin consultar antes con su médico, señaló Jonathan Watanabe, farmacéuti­co de la Universida­d de California en Irvine.

No se deben tomar calmantes como medida preventiva antes de recibir una vacuna a menos que un doctor se lo indique, apuntó. Lo mismo ocurre después de recibirla: “Si no necesita tomarlo, no lo haga“, afirmó Watanabe.

Si precisa un analgésico, el paracetamo­l (Tylenol) “es más seguro porque no altera la respuesta inmunológi­ca“, agregó.

Los CDC ofrecen otros consejos como sostener un paño húmedo y frío contra la zona del pinchazo y ejercitar ese brazo. Para la fiebre aconsejan tomar muchos fluidos y vestirse con ropa ligera.

Y llame a su doctor si el enrojecimi­ento o la sensibilid­ad en el brazo aumentan luego de un día o si los efectos secundario­s persisten tras varios, apuntaron.

 ?? Noah Berger / AP ?? La laboratori­sta Selam Bihon analiza muestras de posibles enfermos de COVID-19 en el Laboratori­o Stanford de Virología Clínica, en Palo Alto, California, el 3 de febrero de 2021.
Noah Berger / AP La laboratori­sta Selam Bihon analiza muestras de posibles enfermos de COVID-19 en el Laboratori­o Stanford de Virología Clínica, en Palo Alto, California, el 3 de febrero de 2021.

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