Vuelve la Copa América
En su primera serie de partidos amistosos posterior a la Copa del Mundo de la FIFA en Qatar, la selección de fútbol de Estados Unidos no pudo ganar, pero sin dudas perdió tanto o más terreno aún afuera del campo de juego, donde se ha profundizado su crisis en la conducción en el inicio del camino hacia el Mundial que albergará en 2026.
Después de la derrota de 1-2 ante Serbia la semana anterior en el inicio del nuevo proceso, Estados Unidos empató sin goles tres días después en Carson, California, frente a Colombia, seleccionado que no pudo clasificar a la más reciente Copa del Mundo en la Conmebol pero que desde entonces está invicta bajo la batuta de su nuevo DT, el exzaguero argentino Néstor Lorenzo.
Ninguno de los representativos contó con sus máximas estrellas del fútbol europeo, pero el partido amistoso sirvió para tener una idea de lo que puede ser un posible enfrentamiento entre los seleccionados de la CONCACAF y la Conmebol de cara a la próxima edición de la Copa América, que tendrá lugar en 2024 en Estados Unidos, entre los diez países de la confederación sudamericana y seis de la entidad que representa a centro y norteamérica.
La idea ya se venía manejando desde hace un tiempo y se hizo oficial la semana pasada. Ecuador entonces cedió la organización y la localía que le correspondían y el torneo, que se jugará en Estados Unidos como ocurrió en la Copa América Centenario que ganó Chile en 2016, servirá también de miniprueba piloto a nivel logístico para la Copa del Mundo de 2026 que albergará Estados Unidos como sede principal, junto a México y Canadá.
En su anuncio de la semana pasada, CONCACAF y Conmebol también acordaron la disputa de un nuevo torneo a nivel de clubes. De esa forma, clubes mexicanos volverán a enfrentar a equipos sudamericanos desde que terminó el vínculo por su participación en la Copa Libertadores de América.
Sin dudas, este anuncio será de beneficio para ambas confederaciones. A la CONCACAF, que nunca en su historia siquiera llegó a disputar una final de la Copa del Mundo, le permite que sus representativos estén expuestos a un nivel de juego más alto al que están acostumbrados.
Por el lado de la Conmebol, inmersa en una región golpeada por su profunda y prolongada crisis económica que se potenció con la pandemia del COVID, le permite desembarcar otra vez en el lucrativo mercado norteamericano en busca de más dinero.