La Opinión

UNA TRAGEDIA ANTE NUESTROS OJOS

- Andrés Oppenheime­r B@oppenheime­ra Columnista de La Nación

La decisión del presidente Trump de deportar hasta 800,000 jóvenes inmigrante­s, si el Congreso no encuentra una solución a su situación migratoria en seis meses, pasará a la historia como una de las acciones más crueles de cualquier presidente de EEUU. Será recordada como algo parecido al envío de los japoneses-estadounid­enses a campos de concentrac­ión durante la Segunda Guerra Mundial.

La orden de Trump sobre los dreamers (soñadores) -o los jóvenes inmigrante­s que fueron traídos al país de niños por sus padres indocument­adoses moralmente repugnante por varios motivos.

En primer lugar, contempla deportar a cientos de miles de jóvenes que no son culpables de la decisión de sus padres de mudarse a EEUU sin documentos migratorio­s. El 97% de estos soñadores estudia o trabaja, el 45% está en la secundaria o la universida­d.

Tomás Pindola, un “soñador” de origen argentino de 26 años que llegó a este país a los 10 años, es profesor de química en la Academia Mast de Miami. Aunque su vida no estaría en peligro si fuera deportado, otros que nacieron en Honduras, Venezuela o en otros países con altas tasas de homicidio podrían terminar muertos, le dijo a la agencia France Press.

Al menos un “soñador”, Alonso Guillén, de 31 años, murió en Houston recienteme­nte mientras trataba de rescatar a las víctimas del huracán Harvey.

Muchos de los “soñadores” son más patriotas que Trump: pagan impuestos (algo que todavía no sabemos hasta qué punto hace Trump), sirven en el ejército (lo que Trump nunca ha hecho) y no han hecho declaracio­nes racistas (como lo hizo Trump cuando dijo que la mayoría de los indocument­ados mexicanos son “criminales” y “violadores”.

Lo que hizo que la decisión de Trump sea aún más nauseabund­a fue el hecho de que vino poco después de que el presidente se negó durante dos días a condenar a los grupos neonazis en Charlottes­ville, y de su más reciente decisión de perdonar al sheriff Joe Arpaio, condenado por desacato por ignorar la orden de un juez de que dejara de arrestar a inmigrante­s indocument­ados sin seguir los procedimie­ntos legales.

Trump y sus amigos de Fox News sostienen que los soñadores deben ser deportados porque EEUU es un país de leyes. Sin embargo, Trump perdonó a Arpaio, un criminal convicto.

Uno de los efectos secundario­s más peligrosos de la decisión de Trump es que enviará un mensaje tácito de TXH QR FRQYLHQH FRQÀDU HQ HO gobierno. Estos jóvenes conÀDURQ HQ HO JRELHUQR FXDQdo se inscribier­on en DACA.

¿Usará ahora el gobierno de Trump estos nombres y direccione­s para deportar a estos jóvenes?

Estamos presencian­do una tragedia humana delante de nuestros ojos. Sólo podemos esperar que el Congreso actúe para revertir uno de los capítulos más oscuros de la historia reciente de este país.O

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