EL DESARROLLO DE MÉXICO CON AMLO
En 2013, en un libro en co-autoría con Carlos Spector (Tras el Muro. Cámara de Diputados) propusimos:
“Hemos sugerido un plan para invertir mil millones de dólares al año en proyectos de desarrollo en cinco de los principales estados expulsores de población. El desbordamiento de esa actividad impactaría a la región circundante abriendo oportunidades económicas aceleradas. En menos de cinco años habría un despegue económico que aceleraría el mercado de Estados Unidos, frenaría la migración y posiblemente atraería a mucha gente de regreso a México”.
López Obrador extiende la noción para cubrir a Centro América, cuestión pertinente, porque hay que luchar contra los desequilibrios regionales, lo que lleva en primerísimo lugar a luchar contra la pobreza, pero también contra el crimen y la delincuencia organizada.
Es correcto plantear que el proyecto sea regional comprometiendo recursos de Canadá y Estados Unidos. Falta ver cuanto aportará la oligarquía mexicana que ha sangrado al país desde hace décadas. Ojalá vean que si la región prospera, también lo harán ellos.
La vertiente de las cortinas de desarrollo que plantea AMLO suena interesante.
Proponer una estrategia para desarrollar el sur-sureste, una de las zonas más pobres del país, por medio del tren Maya, un tren trans-istmico, dos puertos industriales (Coatzacoalcos y Salina Cruz), un viejo proyecto; más la refinería en Tabasco, implicarán la creación de oportunidades económicas.
Crear la zona libre en la frontera norte generará un espacio de crecimiento acelerado que impactará al resto del país.
Esta estrategia, que lleva consigo el aumento del salario mínimo, creará oportunidades de mejor vida para los migrantes, y debe acompañarse con un gran esfuerzo de ordenamiento urbano, construcción de infraestructura educativa y de salud para eliminar las cartolandias y la marginación.
Crear dos polos de desarrollo en las zonas sur y norte conlleva una derrama de capital y oportunidades para las zonas adyacentes.
La zona que se encuentra entre esos dos polos tiene un fuerte potencial económico que no requiere de asistencia gubernamental. La fuerza de Monterrey, Guadalajara, Puebla, Querétaro y el Valle de México impacta a toda la economía nacional.
Si la estrategia desarrollista de AMLO camina sin freno por tres años, será un acicate para motivar la inversión privada nacional y extranjera, lo que aumentará las posibilidades de desarrollo. Es vital que la estrategia se complemente con un aumento sustancial al salario real y mejore la salud. Ya se ha planteado una estrategia educativa que incremente sustancialmente las habilidades numéricas y de lenguaje de la población. Se trata de aumentar los años de escolaridad con educación de calidad.
La estrategia de AMLO plantea una re-dirección del capitalismo que resuelva carencias sociales, redistribuya la riqueza eliminando la pobreza, y redistribuya geograficamente el crecimiento nacional. Esto es moralmente necesario y una condición ineludible para competir como potencia en el concierto de las naciones para el siglo XXI.