¿El fin de Silicon Valley?
Valley, tenías las puertas de Facebook prácticamente cerradas”, explica Rob Atkinson, fundador y presidente del centro de pensamiento especializado en políticas científicas y tecnológicas Information Technology and Innovation Foundation (ITIF).
Atkinson lleva años abogando por una mayor distribución geográfica de la industria tecnológica en EE.UU. fuera de los centros tradicionales como Silicon Valley, Seattle y Boston, y ve la tendencia hacia el trabajo remoto como una oportunidad de avanzar en este sentido.
“Sabemos que hay talento tecnológico fuera de estos ‘hubs’ y el empleo remoto abrirá muchas puertas que hasta ahora permanecían cerradas”, indica el investigador.
Permitir a sus empleados trabajar desde casa de forma permanente no solo permitiría el acceso de las firmas tecnológicas a talento fuera de Silicon Valley, sino que además les permitiría rebajar gastos tanto en personal (más competencia entre candidatos y ajustes en base al coste de la vida en cada región) como en inmuebles.
Apple se acaba de gastar 5.000 millones de dólares en su nueva sede de Cupertino; Google, 2.400 millones en sus oficinas en el centro de Nueva York; y Salesforce tiene alquilada la torre más alta de San Francisco.
Poder prescindir de todos estos espacios o, por lo menos, reducir considerablemente sus dimensiones para albergar únicamente operaciones esenciales supondría ahorros multimillonarios cada año para las empresas, especialmente cuando Silicon Valley es una de las zonas con el metro cuadrado más caro de todo EE.UU.
La gran duda respecto al trabajo desde casa y lo que hacía que Facebook fuese hasta hace poco muy reacia a permitirlo entre sus empleados es su efecto sobre la productividad y la creatividad, dos aspectos esenciales para el funcionamiento de una empresa de tecnología.
Si la tendencia se acentúa y otras empresas toman decisiones similares en los próximos meses, Silicon Valley podría cambiar para siempre, y con ella la concentración empresarial y de talento, pero tam
gentrificación.. bién los precios desorbitados de la vivienda, el intenso tráfico y la